A veces, la vida nos juega una mala pasada. Nos hace probar el dulce néctar del amor, para luego arrebatárnoslo como si fuera una burla. Ésta historia le pertenece a ellos, aquéllas dos almas condenadas a amarse eternamente, Ace e Isabella.
—¿Seguirás amándome en la mañana?.
—Toda la vida, mi amor...
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Capítulo 13
...Isabella....
Désde ese día, Ace y yo comenzamos a salir.
Y todo se volvió mágico.
Teníamos citas, almorzábamos juntos, íbamos al cine a ver las películas más tontas jamás hechas, todo era jodidamente perfecto.
Igual que en nuestra primer línea temporal.
Habían pasado alrededor de dos meses desde que nuestra relación comenzó.
Actualmente es de noche y, estamos camino a la playa, Ace dijo que tenía una sorpresa, así que estoy emocionada.
Llegamos y fuimos a cenar en un bonito lugar con vista al mar.
La luz de la luna sobre nosotros, cenando bajo las estrellas mientras oíamos las olas romperse en la orilla.
Era hermoso.
El ambiente romántico perfecto.
—Querida, espero que el lugar sea cómodo para ti, sé que no te gusta mucho el arena. –Comentó Ace, bebiendo un sorbo de vino–.
Asentí y sonreí.
—No suele ser de mí agrado pero, debo admitir que es una vista hermosa, cariño. –Entrelacé mis dedos con los suyos–. Pero, prefiero mirarte a ti~. –Comenté con picardía y él rió–.
—Eres una descarada. –Respondió riendo–.
—Pero te gusta~ –Le guiñé un ojo en broma–.
Éste era Ace.
Mí Ace.
Mí esposo.
Luego de cenar, bailamos un poco gracias a una bonita banda que tocaba en el restaurante.
Debo admitir que me sentía insegura cuando llegué aquí por primera vez.
Tenía miedo de lo desnocido.
Y, mí miedo aumentó cuando la gitana me dijo que las cosas no serían exactamente iguales que en nuestra primera línea temporal.
Me preocupaba que Ace nunca volviera conmigo.
Aún que dije que me bastaba con verlo vivo y feliz, no era cierto.
Es egoísta, lo sé. Pero yo quería devuelta a Ace, quería de regreso a mí esposo.
Y, aún que suene cruel, no voy a parar hasta tenerlo de regreso.
De tener de regreso a aquél hombre que me prometió amor eterno.
—Cariño... –Ace habló, mientras sujetaba mí cintura al caminar por la orilla del mar, con la arena húmeda bajo nuestros pies descalzos–.
—¿Si, cielo? –Respondí observándolo–.
—Hemos estado teniendo citas casuales los últimos meses. –Se detiene parándose frente a mí, con sus manos en mi cadera–. Y todo ha sido increíble. –Sonrió–. Pero, quiero más. –Declaró, y sus ojos buscaron los míos–. Quiero poder llamarte mí novia, quiero que conozcas a mis padres, a mis gatos, quiero llevarte a mí casa, quiero hacer todo contigo, Isabella.
Mí corazón comenzó a latir rápidamente.
—Sé que te pedí ir despacio pero, ahora quiero que vayamos despacio siendo una pareja real. –Sus manos acunaron mí rostro–. Isabella, ¿Quieres ser mí novia? –Soltó en un suave susurro, temeroso de la respuesta–.
Guardé silencio un momento.
Rodeé el cuello de Ace con mis brazos y, sin decir nada, besé sus labios con suavidad, amor, anhelo y devoción.
Él rodeó mí cintura acercándome aún más, mientras me devolvía el beso del mismo modo.
Extrañaba ésto, sus labios, sus besos, su sabor, su cercanía.
Lo extrañaba a él.
Nos extrañaba a nosotros.
Cuando nos separamos, apoyé mí frente sobre la de él, cerrando los ojos simplemente disfrutando el momento.
—Dí algo, por favor... –Murmuró él–.
—Yo creí que ya éramos pareja... –Susurré con una sonrisa, y él me besó de nuevo–. Eres tan tonto, Ace, claro que acepto ser tu novia, no tenías ni que preguntarlo. –Reí, abrazándolo–.
—¡Quería que fuera romántico! –Se quejó con una sonrisa–.
—Lo fue, fue perfecto. –Afirmé, acurrucándome en su pecho–.
No hace falta ni decirlo, mis ojos lo contaban todo.
El amor y devoción que existe en mí, los cuales sólo le pertenecen a Ace Darrell.
Todo estaba intacto, como el primer día que lo conocí.
No podía verme a mí misma, pero estaba segura de que mis ojos brillaban al verlo.
Y, lo sabía porque cada vez que Ace hablaba, mí corazón se derretía de amor por él.
No sé cómo explicarlo pero, sé una cosa.
Yo, Isabella Davinia, amo a Ace Darrell.
Lo he amado desde la primera vez que lo conocí en nuestra primer línea temporal.
Lo amo lo suficiente para volver el pasado atrás e intentar recuperarlo.
Lo amaré eternamente, no importa cuántas veces tenga que volver a empezar.
Y, lo seguiré amando por el resto de mí vida, volveré a empezar una y otra vez. Lo buscaré en miles de líneas temporales sólo para volver a ver esos hermosos ojos color miel. Lo encontraré en miles de mundos, sólo para poder volver a decirle <