Analia al saber de la dolencia que sufría su hija Lorena de 13 años, busca desesperada a su esposo para que la ayude, descubriendo su infidelidad al llegar sin avisar, estando ahí recibe la dolorosa noticia del deceso de su hija. Ante él torbellino de emociones que la atormentan, no se puede darse el lujo de decaer, tiene a su hijo de 15 años que está lidiando con él duelo de perder a su hermana querida y los cambios repentinos en la vida de su familia. Juntos, madre e hijo, emprenden un camino de superación y resiliencia. Analia busca reconstruir su vida, encontrando fuerza en el amor por su hijo. Angel buscará la manera de que su madre sea feliz impulsando a que se de una oportunidad en el amor. Analia se siente en Jaque mate en el amor. ¿Encontrará quien la valore?
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Capitulo 24 Un mejor momento
Narra Analia
Me desperté con una fuerte jaqueca, me levanté dirigiéndome al baño y dejé que el agua tibia me enjuague, llene de espuma mi cuerpo, y lave mi cabello.
Suspiré hondo, era lunes y debía ir a dar clases.
Salgo secandome el cabello.
-AHAAA... ¿QUÉ HACES?. Grito al ver a Max sentado defecando con solo una remera en la cabeza y mirando su celular, al verme se le cayó el celular.
Desesperada tomo una toalla para cubrirme.
-Creí... Creí que se fueron... Ví el auto de Alejandro salir del garage. Me responde nervioso sin cambiar de posición.
— ÉL ES EL DIRECTOR VA MAS TEMPRANO... YO TENGO CLASES A LAS DIEZ. Le aclaró nerviosa, y me tomo la cabeza.
-Toma un energizante... Eso te ayuda con la jaqueca. Me dice.
-Ok... Necesito que salgas... Me debo secar el cabello. Le digo.
-En cuánto termine... Estoy un poco seco. Me responde, y escucho una flatulencia fuerte.
-Agrega fibra a tu dieta. Le digo agitada saliendo del baño y llevando la secadora conmigo.
Contuve la respiración, por dios no podía quejarme, estaba en el baño, ese era el lugar donde se hacía eso.
Me rocíe perfume, para olvidar ese olor que no se me iba de mi memoria olfativa.
En ese instante caí que estaba en casa de Alejandro, así que anoche pedí que me traigan aquí, empecé a ser memoria, la cabeza me dolía y los recuerdos eran difusos.
Me vesti con un enterizo, sentía vergüenza, Max me vio sin nada, no podría volver a mirarle a la cara. Salí dirigiéndome a la cocina y lo ví bañado y cambiado preparando café.
-Ana... Esto no debe afectar nuestra relación... Fue un accidente. Me trata de explicar.
-Por favor no digas nada... No tenemos una relación... Olvidemos esto. Le digo.
-Como que no... Estás saliendo con mi primo... Prácticamente somos familia. Me dice.
Al mirar mi celular veo la fecha y las lágrimas fluyen, me siento casi sin aire, aparecen las fotos de mi niña, eso me parte el alma.
-Analia, lo siento... De veras no sabía que estabas ... Creí que te fuiste. Me dice Max preocupado
-No es por eso ... Hoy se cumple otro mes. Le digo enseñando las fotos de Lorena.
-Es tu hija... Se parecía a ti. Me dice y sonrió.
-No ... Era la viva imagen de Fernando. Le comento.
-Yo la veo idéntica a ti... El cabello será oscuro... Pero todo lo demás es tu viva imagen. Me dice.
-Lo crees. Le digo entre lágrimas.
-¿Cómo murió?. Me pregunta llevándome de la mano para sentarnos y me pasa una taza de café con un vaso de agua fría a lado.
-Era muy sana... Jamás se enfermaba... Si tenía gripe... Solo era unos días... Pero ese día... Sufrió un fuerte dolor en el vientre... Yo estaba con Angel en el sanatorio, tenía fiebre... Si tan solo hubiera ido antes a buscarla...¿ Pero cómo?... Estaba con Angel... Recurrí a Fernando que no me respondía y cuando lo hizo propuso que ella regrese a casa sola... Eso no era aceptable si está con dolor... Al final dijo que iría por ella... Pero no fue... Obligo a su hija a que me mienta... Qué él fue a buscarla... Pero ella estaba sufriendo mucho y me llamo sintiéndose apenada por delatar a su padre... Lo adoraba y él no la supo valorar... Resultó que tenía un tumor en el ovario... Debían sacarlo y necesitaba transfusión... El único que poseía ese tipo era su padre... No sé conseguía... Y al ir a suplicarle que vaya por su hija... Porque no atendía las llamadas... Fue que descubrí que me engañaba ... No podía procesar todo lo que pasaba... Quince años le dedique... Quince años trate que funcione... Creí que era el problema... Pero solo me veía como un estorbo... A mí... A sus hijos... No me escucho... Y mi niña falleció. Le cuento entre lágrimas.
Él se aproxima abrazándome.
-Aun te costaba aceptarlo... Por eso se te veía enérgica... Y ahora que lo aceptas... La ira es notable. Me susurra.
-SIENTO BRONCA... DESEO IR A ROMPERLE LA CARA... POR SU CULPA PERDI A MI NIÑA... FUE UN MALDITO COBARDE... Y DESPUES NOS CULPA QUE POR NOSOTROS SE VIO OBLIGADO A METERSE CON ESA MUJER... QUE CINISMO DE SU PARTE. Le comento.
-Lo importante que hallaste el camino para seguir... No dejaste que eso te afecte. Me dice.
-NO PODIA DEJARME ESTAR... TENGO A ANGEL... MI NIÑO... NO PODIA DECAER... POR ÉL SEGUI. Le comento.
-El amor de una madre siempre me sorprende... Hallan la fuerza de dónde sea por sus hijos... Eso es muy admirable. Me dice.
-AMO A MI HIJO... EL SIEMPRE HA ESTADO AHI POR MI... Y CREO QUE AL NOTAR SU PREOCUPACION... LE MUESTRO ESTA ACTITUD DE QUE NO ME DEJO DECAER... PARA NO PREOCUPARLO... SIENDO QUE POR DENTRO TENGO UN TOREENTE DE EMOCIONES. Le confieso.
-Si quieres puedes hablar conmigo... No es bueno que tengas todo eso que te afecta... Puedo darte una tarifa promocional. Me dice, me giro a mirarlo, suspiré hondo, él aprovecha la situación para beneficiarse al ser un psicólogo.
-Lo voy a pensar... Ahora voy a retocar mi maquillaje... Debo ir a clases. Le comento suspirando pesado.
-No es bueno guardarse todo lo que te afecta emocionalmente, eso es perjudicial para la salud mental. Me sigue queriéndome convencer de ello.
-Tengo a mi amiga con la que hablo ... Ella me escucha... Y no me cobra. Le respondí.
-Pero no se compara con un doctor en psicología... Por algo tengo una extensa capacitación... Y reconocimientos. Me comenta siguiendome al cuarto.
-Max... Necesito maquillarme... Si me hablas me desconcentras... Por lo general aprecio el silencio... Y en este momento más... Me duele la cabeza. Le aclaró y hace gesto con la mano que cierra la boca con un cierre.
Me senté ante mi espejo repasando el maquillaje.
-La ropa no te favorece... Te ves mejor en bikini o sin ella... Note que no tienes ningún bello corporal... La piel te brilla como porcelana. Comenta, me gire mirándolo sería.
-Guau... Tienes una mirada fuerte... Manejas con ella... ¿De qué signo sos?. Me pregunta y suspiro al terminar de maquillarme.
-Oh vamos... Las mujeres siempre están atentas a eso... Los signos, el horóscopo, los astros. Describía.
-Debo ser de otro planeta... No me guío por ellos. Le respondí.
Me miro fijo sorprendido, se mordió el labio y sabía que daría otra conjetura.
-Dime tu fecha de nacimiento... Así te diré que signo sos. Me dice.
-Solo quieres saber mi edad. Le respondo sería.
-Cierto ... Pero a la vez tengo curiosidad. Me dice siguiéndome mientras tomo mis cosas para salir.
-Voy a tener que llamar un Uber. Murmuré al recordar que deje mi auto.
-Tu auto está en el garage. Me dice al escuchar lo que murmuré.
-¿Cómo?... Mejor olvídalo. Le dije al creer que conduje ebria, aunque estaba segura que me trajo un Uber, la cabeza me da vueltas, odio no recordar con exactitud, ya no beberé así, ahora sueno como Mari.
-Me llevas... Debo hacer un trámite ... Y como te dije no conduzco. Me dice Max.
-¿Por qué?. Le pregunté.
-Prefiero no hacerlo... La mayoría de las muertes son por accidentes de tránsito. Me comenta.
-Si me quedaba un segundo más en el baño moría por el olor y no por un accidente de tránsito. Le digo al encontrar su reflexión algo ridícula.
Él se para serio mirándome.
-La señorita no se larga p€dos... Ella solo huele a flores. Dice ofendido.
-Puedes júrarlo... Cuando sea mi horario te llamo a que lo compruebes. Le comento.
-Y tiene un programador de cuando largarlos... Qué sofisticada. Me dice.
-Entrene a mi cuerpo... Deberías hacer lo mismo. Le dije.
-Yo siempre soy a la mañana... Este dónde esté... Cuando golpean la puerta de atrás debo atender o hay un accidente. Me comenta.
-Cambia tu dieta... Haz ejercicios... Y ve siempre a una hora que elijas que sea para tu hora... Verás que tú organismo se acostumbra. Le terminó de aconsejar subiendo al auto y él se acomoda a mi lado sin que lo invite.
-¿Qué haces?. Le pregunto.
-Te dije que necesito hacer unos trámites. Me recuerda.
-Jamas dije que si. Le respondo.
-Lo acabas de hacer. Dice abrochándose el cinturón.
-Eres sufrible... Te llevo... Porque de lo contrario nos relacionaran en un asesinato... Y mi idea de ir a la cárcel por el momento no se me da. Le digo.
-Eres una mujer múltiple... Dulce, sensual, chispeante, emotiva y cruel... Me falta algunos adjetivos que los descubriré a medida que nos conozcamos. Me dice.
-¿Qué te hace pensar que nos conoceríamos?. Le digo saliendo.
-Cuida a tú nueve. Me dice frunciendo la cara y aferrándose a los bordes.
-Por lo que veo alguien tiene miedo... Eso me da cierto placer. Le digo y conduzco hundiendo mi pie en el acelerador.
-Puedes ir más despacio... Por lo general voy atrás. Me dice.
-Tu te subiste... Calladito... Te ves más bonito. Le digo.
-Obtuviste por emil tu permiso. Me critica.
-No... Solo le guiñe el ojo al que me lo otorgó. Le digo mirándolo a él.
-Manten tu vista en el camino . Me súplica nervioso.
Llegamos en menos de cinco minutos al colegio, siendo que por lo general es un camino de quince conduciendo normal.
Cuando pare él resopló aliviado.
-¿Dónde aprendiste a conducir así?. Me dice tomando aire.
-Mis hijos tenían sus clases extracurriculares casi en el mismo horario en puntos distintos y debía llevarlos... Yo siempre los llevaba. Le digo descendiendo del vehículo.
-Si ... Ve a dar tu clase... Voy a buscar mi corazón y ya voy. Me dijo.
Descubrí el bolso de Mari en el auto y aproveché a tomar un analgésico de él, así se me pasaba el dolor de cabeza.
En alumnado al registrarme las chismosas de administración me contaron de una visita particular en la oficina de Alejandro y de que llegaban los evaluadores.
Al estar advertida, bebi de mi café tomando aire antes de ingresar a saludarlo justo escuchaba que él le pedía que se vaya y que yo era todo en su vida.
Ingresé ignorandola de entrada y solo enfocándome a besarlo, solo para que esa se ahogue con su veneno.
Cómo era de esperarse la muy cínica quiso hacer lío, pero una administradora ingreso anunciando la llegada de los evaluadores, me despedí dirigiéndome a mi salón, saludé a los chicos anunciando la llegada de los mismos y que debían aparentar estar muy atentos.
La jaqueca desapareció, el analgésico que tenía Mari hizo un milagro, hasta me sentía de buen humor, a pesar de lo que presencié en la oficina de Alejandro.
Los evaluadores como supuse fueron derecho a mi salón, después de lo que pasó hace tiempo en que Angel peleó con Derek Guzman era de esperarse que vengan.
Me impusieron una ecuación que cualquiera que lo ve se cae de espaldas, no era nivel secundario, ni lo que tomarían en una competencia matemática o tal vez si.
Suspiré, me sentía enérgica, por mi cuerpo circulaba una exitación única, ver algo así me estaba produciendo la sensación previa al org@smo.
Me alce el cabello como acostumbro y me quite los zapatos, metí una menta en mi boca, así tendría con que juguetear en mi lengua, eran mis trucos para resolver ejercicios.
Al concluir hasta me sorprendió que expuse dos soluciones y puedo jurar que moje mis pantis de placer.
Los evaluadores me reconocieron, antes era un fenómeno que atraía al ser la estudiante más joven en llegar a la universidad y siempre estaba en eventos matemáticos.
Los acompañe a la cafetería, recordando cada suceso que me había olvidado, pero ahora lo recordaba de esas competencias. Ellos reían y se sentían a gusto en la charla amena tomando café cuando de repente apareció la amante de Fernando, la tal Caribel, cargando con su beba pequeña blanca como la luna de cabellos oscuros, una belleza de beba.
Largo fuertes improperios en mi contra, que no esquivé los recibí y regrese la respuesta mostrando una calma increíble, me sentía en mi mejor momento.
Las oficiales de seguridad se la llevaron, reía a mis adentros me reclamaba que le devuelva a Fernando como si lo tuviera escondido en mi bolsillo.
Los evaluadores quedaron atónitos por lo ocurrido.
Eso no sabía cómo levantaría, no era buena imagen para el colegio que los empleados traigan problemas personales al establecimiento.
(bello: bonito)