Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 20
Reece
Me reúno con las gemelas en la residencia de Sophie y ellas se alistan, arreglando sus peinados, maquillaje y ropa de la manera más sexi posible.
-¿Estás seguro que esto funcionará?- pregunta Sophie, mirando el trabajo terminado.
-Lo hará. Los encargados de la oficina de admisión e intercambios son todos hombres. Ellas les robaran la atención lejos, el tiempo suficiente para que pueda buscar la información de Yohei- digo.
-Al menos funciona en la mayoría de los hombres- dice Jenna.
-Los hombres aman a las gemelas atractivas- sigue Jane.
-Lo decimos por experiencia- asegura Jenna.
-Entraremos diciendo que somos tus primas y que queremos ingresar el próximo semestre. Luego de eso, inventa una llamada y vete, haremos el resto para que Reece pueda robar la información de su lindo asiático- explica jane. Todos asentimos y partimos hacia las oficinas administrativas y a la que nos interesa.
He estado en el lugar varias veces ya, tratando de obtener información sobre Yohei, sin ningún éxito, así que disimulo cerca de la puerta donde entran las chicas y espero. El lugar no cuenta con cámaras, pero puedo apostar a que cada vez que salen, dejan con llave.
Unos momentos después, Sophie deja el lugar con un guiño. En los siguientes minutos, puedo escuchar risas provenientes desde el interior.
Yohei, si supieras lo que estoy haciendo por ti…
La puerta se abre entonces y disimuladamente veo como las gemelas salen, junto a los dos tipos de entre cuarenta y cinco y cincuenta años que trabajan en el lugar. Los tipos están extasiados por la atención y aunque uno de ellos recuerda cerrar con llave la puerta, ni siguiera se da cuenta cuando Jane roba la misma llave que puso un segundo antes en la cartera de su chaqueta, en su lugar, está más concentrado en mirar el escote de ella y sentirla contra su lado. Jane estira la mano hacia atrás con la llave y la recibo, sin que se den cuenta.
Una vez que ellos se van y me aseguro que no hay nadie alrededor, inserto la llave e ingreso a la oficina. Cierro a mi espalda con llave, solo en caso de que alguien llegue y me encuentre.
-Bien, vamos a ello- voy a las estanterías y busco entre los archivadores, pero son demasiados y me rindo fácilmente. En su lugar, pruebo suerte con los computadores, que ni siquiera se preocuparon en apagar o bloquear. Pruebo buscando palabras claves, para que me lleven rápidamente a la carpeta que busco. Toma unos cuantos intentos, pero llego a la carpeta de intercambios estudiantiles.
-Rápido, rápido- digo, mientras navego entre las carpetas clasificadas por carreras y por años. En ese momento tocan la puerta y me congelo, sabiendo que si me encuentran, seré castigado gravemente. Expulsión o problemas legales se me vienen a la mente.
Tomo una bocanada de aire, cuando la persona en la puerta se retira. Continúo con mi búsqueda y finalmente doy con la información de Yohei.
-Aquí estás, pequeño. Voy por ti- prometo, mientras que saco fotos a toda la información. Nombre completo, dirección, padres, estudios, antecedentes de la universidad de la que se transfirió y varias cosas más. Lo leo por encima, pero me llama la atención la nota especialmente resaltada de una donación a la universidad, por una cantidad ridícula de dinero.
Supongo que de su abuelo… Mierda, es demasiado por aceptar a un estudiante un poco tarde.
Cierro todo y borro cualquier vestigio que pudiera delatarme, antes de salir de la oficina. Afortunadamente, la diosa de la fortuna está de mi lado y nadie me ve cerrando con llave y dejando el lugar.
Le mando un mensaje a las gemelas para avisarles de que todo está hecho. Luego le entrego la llave a Sophie, quien está esperando fuera del edificio.
-Están en la cafetería, entregaré esto y las sacaré de allí. Nos vemos fuera de la residencia- dice Sophie, sonando un poco tensa.
La tomo y revuelvo su cabello.
-Gracias. Te debo una- le digo.
-Estamos a mano, por el viaje a Japón- responde, esta vez sonriendo. –Estoy deseándolo.
El resto de los sucesos pasaron en un parpadeo. Yendo al aeropuerto, esperando para abordar, tomando el vuelo y luego de demasiadas horas, aterrizando en Japón.
-Esto es una locura- dice Sophie, una vez que llegamos allí -¡Me encanta!- ella aplaude, emocionada y luego viene y me besa en la mejilla- Gracias a ti, estamos en Japón.
-Me alegra que estés feliz, pero no vinimos a hacer turismo- dice Jack con mala cara. –Además, venir fue mi idea, ¿Por qué lo felicitas a él?
Sophie va hacia él- tienes razón, eres el mejor- dice ella y le da un beso en la boca a Jack. Un beso demasiado largo.
Cuando se separa de él y se va a explorar alguna cosa que llamó su atención, vemos a un aturdido Jack.
-Vieron eso. Se los dije, que ella sería la primera en confesarse. Definitivamente me ama- dice, todavía aturdido, pero sin olvidar su estúpida rivalidad.
-No recuerdo haber escuchado una confesión- digo, sólo para fastidiarlo.
-Exacto, ella dijo que eres el mejor, no que te quería- me sigue James.
-Es lo mismo. Además me besó. Es la primera vez que lo hace desde que éramos jóvenes- argumenta.
-El beso debe ser porque está feliz- le devuelve James.
-Cierto- digo.
-Idiotas. Ni siquiera me dejan ser feliz. Ya sé que ambos están del lado de Sophie y quieren que sea el primero en declararme y pedirle salir- refunfuña siguiendo a Sophie, mientras con James chocamos los puños.
-Es lo que nos toca como hombres- digo, también siguiéndolos.
-Eso era en el siglo pasado, ahora las mujeres deben tomar la iniciativa- se defiende Jack.
-Desde aquí escucho el miedo en tu voz- se burla James.
-Cállense, bastardos.
Lo dejamos estar y nos concentramos en encontrar la manera de llegar a la residencia de Yohei. Claro, si tan sólo alguno de nosotros supiera algo de Japonés, podríamos haber llegado un poco más fácilmente.