Soy dueño de una gran cadena de venta de carne, mi ganado es seleccionado y criado a pasto, soy innovador en mi ramo, conocido como el CEO de la carne verde. Construí mi imperio desde cero y ahora tengo que contratar pequeños ganaderos para que mi negocio prospere. En una de las propiedades encontré a una mujer que no puedo sacar de mis pensamientos. Voy a conquistar a mi diosa del fuego, cueste lo que cueste...
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Capítulo 2
Vine a la ciudad a buscar algunos productos para la finca, como siempre entré en la casa de agricultura de don Juan, compré 2 sacos de maíz, salvado, alimento para mis gallinas, sal grueso y algunos medicamentos. Estoy en el mostrador esperando que el hijo de don Juan cargue los sacos en mi Saveiro. Oigo un ruido y una Dodge Ram se detiene justo enfrente de mi auto, baja el hombre más guapo que he visto, jeans ajustados, camisa a cuadros, sombrero y botas texanas, sin duda tiene dinero. Volví mi atención a don Juan, que está sumando mis mercancías.
El hombre pasa junto a mí como si no estuviera allí y comienza a hablar con don Juan.
_ Necesito maíz, maíz partido, alimento para cerdos y tengo prisa.
Lo miro y pienso: ¿Quién se cree? Solo porque tiene dinero piensa que puede pasar delante mío, irritada digo:
_ Si no lo ha visto, él me está atendiendo.
Él gira y me mira como si no fuera nadie.
_ Sea lo que sea que quieras, puedes esperar. Chiquillo, tengo mucho que hacer y tú seguramente solo necesitas alimento para tu gatita.
_ Sea lo que sea que esté comprando, estoy en la fila y usted me está interrumpiendo.
_ Eres muy insolente, don Juan, por favor, no tengo tiempo para discutir con este chiquillo, atiéndeme rápido.
Don Juan decidió terminar de sumar mi cuenta, el hombre sigue resoplando detrás de mí. Pago mi cuenta y cuando voy a salir, mi gorra se engancha en un gancho y mi cabello cae hasta mi hombro. Don Juan viene corriendo a ver si no me he hecho daño.
_ Bia, ¿estás bien? ¿Te lastimaste?
_ No, don Juan, solo arruiné mi gorra, pero tengo otra en casa.
Intenté despegar mi gorra del gancho, pero no puedo. El hombre que había permanecido en silencio se mueve, quita mi gorra del gancho y me la entrega.
Levanto la cabeza para agradecer y lo veo mirándome con una sonrisa.
Me alejo automáticamente y tomo mi gorra, salgo afuera para irme, pero la Dodge Ram está parada delante de mí y tengo que esperar a que él compre las cosas y se vaya. Me siento en la parte trasera de la Saveiro y sigo esperando a que el maleducado salga.
Pronto él sale de adentro y levanta una ceja mirándome, ahora ya tengo la gorra de vuelta en la cabeza.
Me habla como si estuviera allí por su culpa:
_ ¿Me estás esperando?
_ Sí, lo estoy.
Él abre una sonrisa engreída y viene hacia donde estoy con una tarjeta en la mano.
_ Llámame y fijamos una cita.
Lo miro, incrédula ante tanta confianza. No tomo la tarjeta, señalo a la camioneta y digo:
_ Saca tu camioneta del camino porque aún no sé hacer que mi auto sea invisible para pasar por el tuyo.
Él mira la camioneta y ve que me ha bloqueado, guarda la tarjeta en el bolsillo y entra en la camioneta, dando marcha atrás.
Bajo la parte trasera de mi Saveiro y me voy.