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Conquistando El Paraíso

Conquistando El Paraíso

Status: En proceso
Genre:Acción / Amor prohibido / Amor-odio
Popularitas:1.8k
Nilai: 5
nombre de autor: J. Dylan Smith

¿Romperías las reglas que cambiaron tu estilo de vida?

La aparición de un virus mortal ha condenado al mundo a una cuarentena obligatoria. Por desgracia, Gabriel es uno de los tantos seres humanos que debe cumplir con las estrictas normas de permanecer en la cárcel que tiene por casa, sin salidas a la calle y peor aún, con la sola compañía de su madre maniática.

Ofuscado por sus ansias y limitado por sus escasas opciones, Gabriel se enrollará, sin querer queriendo, en los planes de una rebelión para descifrar enigmas, liberar supuestos dioses y desafiar la autoridad militar con el objetivo de conquistar toda una ciudad. A cambio, por supuesto, recibirá su anhelo más grande: romper con la cuarentena.

¿Valdrá la pena pagar el precio?

NovelToon tiene autorización de J. Dylan Smith para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Despistada verdad

Tengo que tratar de que las cosas queden como estaban antes de llegar, todas excepto la gorda; a ella la necesito en el suelo. Cierro la caja eléctrica y pongo los tornillos en su lugar. Luego, recojo el cinturón y lo ato a mí nuevamente. Uso la silla para apoyarme sobre ella como un andamio, y alzo mis brazos para volver a salir por la escotilla del techo.

Cuando mis manos se apoyan de la escotilla le doy un empujón y la silla cae a los pies de la gorda, así cuando se despierte pensará que sufrió una caída sonámbula. Bueno, para algo debe servir mi cerebro. Subo y cierro la escotilla, y mi cuerpo se despide del aire frío de la oficina de vigilancia. Todo fue un éxito, y solo hubo un error: meterme contrario a la salida, así que tuve que arrastrarme hacia atrás para escapar del túnel estrecho.

Antes de salir por completo alguien me jaló por las patas; ahora puedo ver al grupo de locos de nuevo. Creo que fue Carla, porque es la que está más cerca de mí con sus mechones azules. Brilla sonríe, brinca y aplaude. Asha no está, quizás no soportó la idea de mi éxito y salió por ahí a gritar, o tal vez me espera en mi habitación para mandarme al otro mundo. Francisco sigue apartando el flequillo de sus ojos, e Iván tiene los brazos cruzados, y Héctor el moreno, bueno, él está frente a mí, hipnótico, como los sapos después de una tormenta.

—Tu prueba ha terminado —dice Héctor.

—Y a tan corta edad —añade Marcos, el idiota. Me mira como una versión que no tuvo de él mismo.

—Has decodificado un error —Carla se mete en el asunto—, pero ahora nos toca descodificar uno más grande.

¿Nos toca? Si interpreto bien a Carla, creo que estoy dentro, ¡estoy dentro! No sé de qué, ni cuál es ese otro error, pero de seguro tiene que ver con cámaras y secuencias. Me conformo con todo lo que me permita salir del apartamento y escapar de las leyes de mi madre.

—¿Puedo hacerlo hoy mismo? —digo, con una energía placentera corriendo por mis huesos— ¿De cuántas cámaras más estamos hablando?

—El error que necesitamos descodificar es más intenso de lo que crees —Iván desubica mis suposiciones.

—Más que un error, es un parásito, un mal, una infección —Francisco suena como un anciano relatando historias de fantasmas.

—Y nuestra tarea, además de descodificarlo —Brilla se acerca demasiado y acaricia la punta de mi nariz—, es eliminarlo, cariño —aspira sobre mi cuello y siento escalofríos—. Hueles a como huelen las ardillas.

—Allá afuera una mentira se esparce como el agua después de un diluvio —el moreno aparta a Brilla y casi toca mi nariz con la suya. No sé, pero creo que me está dando algo de miedo—. Arrastra todo, devora todo y solo deja perdición en su rastro de destrucción. Nuestra tarea es que el mundo sepa la verdad... Y eso nos lleva a desnudar a la bestia de las mentiras, al dragón de lengua negra.

—Analízalo de esta manera —Carla también se acerca demasiado. Vale, esta gente abusa mucho del espacio personal—. Miles mueren de hambre y otras enfermedades graves en este país solo por no tener los recursos necesarios para tratarse en un hospital. Hay más hambre, más desempleo, más desigualdades y más razones por las que protestar.

—Pero estamos restringidos a hacerlo —Iván se aferra a las correas de su morral—, han usado el coronavirus como excusa.

—Y con ello nos han impuesto el virus del silencio —Brilla me acaricia el cabello—. Estadísticamente, es el virus que más gente se ha llevado a la tumba.

Vale, no entiendo, pero finjo que sí lo hago. Sus explicaciones suenan a disturbios, a pleitos, a balas y todas esas cosas nada pacíficas. Si mi mamá los escuchara, ya anduviera repartiéndoles castigos bien estrictos.

Pero mi madre no está, ni tampoco sus reglas, lo que quiere decir que puedo hacer lo que quiera. O sea, ya estoy dentro, ¡estoy dentro! Y no hay vuelta atrás, y si la hay yo no quiero regresarme. Nunca pasó por mi mente ser un luchador de la verdad, pero si eso supone alejarme del encierro de la cuarentena, pues me convertiré en un auténtico libertador: un nuevo Simón Bolívar.

—Odio todos los virus que tengan un encierro de por medio —aún despistado me incluyo en la conversación — ¿Qué esperamos para eliminarlo?

—La señal del cielo —dice Héctor, y por primera vez lo veo sonriendo en persona y no en mi imaginación—. Una que desde ahora, tú también esperarás.

A continuación, los otros se acercan para felicitarme. Carla me abraza; es un abrazo muy cálido y que le sacó una vena de rabia a Brilla, que la aparta y también me aprieta en sus brazos mucho más fuertes que los de Carla. Iván se limita a palmearme la espalda, también Francisco, pero Marcos... ¡Ay Marcos!

El idiota de ojos claros y nariz de navaja me alza entre sus brazos y mis pies quedan suspendidos, incluso me besa las mejillas. Carla y Brilla se miran sorprendidas, o sea, ¡ni yo me lo esperaba! Caigo al suelo con la sangre mostrando su color a través de la piel. Carcajeo y los otros carcajean conmigo. ¿Cómo explicar esta emoción? Se siente como una lluvia de ácido que inesperadamente se desprende de las nubes y la esperas para empaparte. Aunque te duele, te empapa... y alguien que solo quiere empaparse no se fija en el tipo de lluvia.

Abrazos, palmadas, personas muy cerca y hasta besos. Jamás creí que violaría tantas leyes en una sola noche. Otra persona se me acerca para abrazarme, pero no es ni Héctor, ni Brilla, ni Carla, ni Francisco, ni Iván, ni Marcos... es Asha.

—Bienvenido a tu tumba —susurra en el abrazo con doble intención—. Tu alma es mía. —se aleja, con una sonrisa, y se pone a celebrar sin celebrar.

Ella no importa, aunque a mí sí me importe. Vale, ¡esta chica terminará matándome! Sea como sea, parece que todos los caminos me conducen al sarcófago.

—¿Y ahora qué sigue? —pregunto, con ganas de seguir derrochando la noche.

Carla toma el Spray, sin previo aviso, y lo rocía sobre mi cara.

—Siguen los dulces sueños —dice, pícara.

La tos no permite que pueda estabilizar mis piernas. ¿Todo era así de oscuro? Recuerdo a la guardiana, aquella a la que difícilmente neutralicé. Qué ironía, ahora el neutralizado soy yo. Espero que, mientras deambulo en el sueño forzado, no se me ocurra mencionar (como hizo la gordita) a algún chaval guapo que hace propagandas de calzoncillos por la televisión.

O tal vez peor: mencionar a Asha. ¡Ay Asha!

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Aracelys Maria
Estoy enamorada de esta historia, espero con ansias la próxima actualización ☺️.
Aracelys Maria
Me recuerda muchísimo a la época de pandemia. Muchos jóvenes se sentían igual. Fue duro.
Aracelys Maria
Que alivio, se salvó por poco jejeje.
Aracelys Maria
Ay Dios, corre jajaja 🤣
Aracelys Maria
OMG jajaja 😅
Aracelys Maria
Soy madre, pero no soy así con mis hijos 🤭
Aracelys Maria
jajajaja me encanta Asha
ᴍᴏᴛʜᴇʀ ᴍᴏᴛʜᴇʀ🖤
Esto será adictivo 🤩
Diamond
Cada vez que veo que no hay actualizaciones nuevas, ¡siento un vacío en mi corazón! 😩💔
J.Dylan Smith: Te comprendo, por eso, la actualización de esta obra será más recurrente. Abrazos ☺️.
total 1 replies
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