MI NUEVA REALIDAD

El príncipe Lorenzo, conmovido por la profundidad del carácter de Dulce y el impacto positivo que ella había tenido en su comunidad, se dio cuenta de que sus sentimientos por ella iban más allá de la admiración profesional. Empezó a comprender que, además de respetarla profundamente, había desarrollado un afecto genuino y romántico hacia ella. Decidido a conquistarla, sabía que tendría que ser cuidadoso y respetuoso, dado el valor que Dulce otorgaba a su familia y a su rol como madre.

Lorenzo entendía que ganar el corazón de Dulce no sería una tarea sencilla. No solo debía ganarse su respeto y admiración, sino también tener en cuenta su dedicación a sus hijos y a su familia. Para Dulce, su familia era lo más importante, y cualquier propuesta romántica debía considerar y respetar ese aspecto fundamental de su vida.

Así que, con la intención de acercarse a Dulce de manera considerada y auténtica, Lorenzo decidió tomar un enfoque que reflejara sus verdaderos sentimientos y el respeto profundo que sentía por ella. Empezó por involucrarse más activamente en la vida del ducado, no solo como un observador externo, sino como alguien comprometido en ayudar a la comunidad de manera tangible. Quería demostrarle a Dulce que su interés no era solo una cuestión de admiración superficial, sino un deseo genuino de contribuir positivamente a su mundo.

Primero, Lorenzo se ofreció para apoyar varios de los proyectos comunitarios de Dulce. Ayudó a financiar nuevas iniciativas para el orfanato y el programa de capacitación para madres solteras que Dulce había implementado. También participó en eventos y actividades organizadas por Dulce, mostrando su compromiso con las causas que ella valoraba. Este enfoque le permitió acercarse a Dulce de manera natural, sin presionar ni hacer que su interés personal fuera demasiado evidente de inmediato.

A lo largo de su tiempo en el ducado, Lorenzo se convirtió en un colaborador valioso y un aliado confiable. Trabajó hombro con hombro con Dulce y su equipo, compartiendo ideas y ofreciendo soluciones. A medida que pasaba el tiempo, Dulce empezó a apreciar la sinceridad y el esfuerzo de Lorenzo. Aunque estaba al tanto de su estatus real y del interés que había mostrado en su vida y en sus proyectos, se sintió conmovida por la forma en que Lorenzo se había integrado en la comunidad y por el impacto positivo que había tenido.

Una tarde, después de una exitosa recaudación de fondos para el orfanato, Lorenzo decidió dar un paso más en su intento de acercarse a Dulce. Le pidió a Dulce una charla privada para expresar sus sentimientos de una manera honesta y respetuosa. Eligió un entorno tranquilo, un jardín del palacio adornado con luces suaves y flores, para asegurar que la conversación fuera íntima y sin distracciones.

Dulce y Lorenzo se sentaron en un banco bajo un gran roble, rodeados por el suave resplandor de las luces y el murmullo tranquilo de la noche. Lorenzo comenzó la conversación hablando sobre el aprecio que sentía por el trabajo de Dulce y cómo su dedicación a la comunidad había sido una fuente de inspiración para él. Luego, con una mirada seria pero amable, le expresó sus sentimientos personales.

— Dulce —comenzó Lorenzo—, he tenido el honor de conocerte en un nivel más profundo a través de tu trabajo y tu dedicación. No solo has demostrado ser una líder excepcional, sino también una persona de gran corazón. En todo el tiempo que he pasado aquí, he llegado a admirarte profundamente, no solo por lo que haces, sino por la persona que eres. Me he dado cuenta de que mis sentimientos por ti han evolucionado, y quiero ser honesto contigo.

Dulce escuchó atentamente, sintiendo el peso de las palabras de Lorenzo. Sabía que el príncipe estaba haciendo un esfuerzo genuino por acercarse a ella de manera respetuosa y que sus sentimientos eran sinceros.

— Lorenzo —respondió Dulce—, aprecio profundamente la honestidad y la forma en que has apoyado mis esfuerzos aquí. La dedicación que has mostrado y tu compromiso con la comunidad son realmente admirables. Sin embargo, mi vida está profundamente centrada en mis hijos y en mi familia. Cualquier relación que considere debe tener en cuenta ese aspecto fundamental de mi vida.

Lorenzo asintió, entendiendo la importancia de lo que Dulce había dicho. Se dio cuenta de que la familia y los hijos de Dulce eran su prioridad, y que cualquier relación con ella debía respetar y valorar esos aspectos.

— Entiendo completamente, Dulce —dijo Lorenzo con sinceridad—. Lo último que quiero es poner en riesgo algo tan importante para ti. Mi deseo es seguir apoyándote y respetando tu vida y tus prioridades. Si algún día ves que hay una posibilidad de construir algo más entre nosotros, me sentiré honrado. Pero, por ahora, mi respeto y mi admiración por ti seguirán siendo inquebrantables.

Dulce se sintió aliviada y agradecida por la respuesta comprensiva de Lorenzo. La conversación fortaleció su aprecio por él y la hizo pensar en la posibilidad de una relación futura, aunque aún no estaba segura de cómo encajaría en su vida actual. Sin embargo, también valoró profundamente el respeto que Lorenzo le había mostrado y la forma en que había abordado sus sentimientos.

Con el tiempo, Lorenzo continuó apoyando a Dulce y a la comunidad del ducado. Su presencia constante y su apoyo genuino hicieron que Dulce lo valorara aún más como una amistad y un aliado. Aunque la posibilidad de una relación romántica estaba en el aire, lo más importante para Dulce era que, en Lorenzo, había encontrado un respeto mutuo y una admiración sincera.

La vida en el ducado siguió su curso, con Dulce y Lorenzo colaborando en diversas iniciativas y compartiendo un vínculo de respeto y aprecio. La historia de su relación, marcada por el respeto y la comprensión, se convirtió en un testimonio de cómo las conexiones auténticas pueden formarse cuando hay un fundamento sólido de admiración y consideración mutua.