Hay mujeres que aman con fuerza, entrega y sacrificio. Rosario creyó que su matrimonio sería para siempre. Pero el que creía el amor de su vida no lo pensó así.
La historia de Rosario es la de muchas mujeres que lo dan todo en una relación y que al final comprenden que una relación es de dos.
Permítanme contarles la historia de ésta mujer común y corriente, una de nosotras.
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La Declaración
Salimos del cine, la película había sido mala y aunque hubiera estado entretenida tampoco lo hubiera disfrutado. Estaba nerviosa y para nada relajada. Y presentía que él estaba igual.
Notaba que quería decirme algo. Pero se arrepentía.
Estaba tan triste, yo me conformaba con ser su amiga y a lo mejor ni para eso le servía. No era una chica entretenida de fiestas y cervezas.
Nos subimos a su camioneta y a medio camino la detuvo.
Estuvo varios minutos en silencio.
--Pasa algo Herán?
Sentía que estaba arrepentido de haberme invitado, y me estaba colocando más nerviosa de lo que ya estaba.
Quería que pasaran luego los minutos y que me llevara pronto a casa. La incomodidad se sentía en el aire.
--No fue una buena idea venir, yo te agradezco la invitación. Pero podrías llevarme a casa?
--Quiero que me escuches y no me interrumpas por favor Rosario.
--Esto es la cosa más importante que voy a decir por primera vez en mi vida y si no lo digo de inmediato...... creo que nunca más tendré el valor de hacerlo.
--Llevo días en ésto.
--Es ...... Se calló por unos momentos y respiró.
--Llevo días dándome valor y preparándome para éste momento.
Tomó aire.
Mirando de frente hacia el parabrisas comenzó a hablar, sin darme una mirada.
--Toda mi vida ha sido siempre triste y pobre. No lo digo por la parte económica, tu sabes que soy muy pobre, hablo de una pobreza espiritual.
-- Crecí sabiendo que mi mamá me quería a su manera, ella siempre resintió que mi papá la abandonara por mi culpa, que si no se hubiera embarazado aún estaría él con ella. No lo sé, no lo conocí, tenía tres años cuando se fue con otra mujer. No tengo recuerdos de él.
--Crecer así y trabajar de niño hizo mi mundo muy pequeño. Hasta que te apareciste tú. Hablándome de igual, con tanta seguridad. Las mujeres en mi mundo son diferentes El conocerte a ti, tu mamá y tus tías me mostraron otra parte de la vida. Nunca había conocido a personas como ustedes.
--Tú me hiciste pensar, puedo ser yo alguien más? seguir estudiando? ¿Estudiar para mecánico?
--Apenas sé escribir, pero me contaste como tu mamá trabajando logró todo lo que tiene.
--El conocerte me abrió un mundo de colores. Me puse ambicioso y me planté mil preguntas.
--Si tú quisieras estar en mi vida?
--Si tú quisieras apoyarme? Y lo más importante.
--Si tú pudieras amarme?
--Porque de algo estoy seguro mi pequeña Rosario.
--Desde que te conocí mi mundo se dió vuelta y no logro ver mi futuro sin ti a mi lado.
--Yo nunca supe lo que fue el amor.
--Hasta que llegaste tú, toda tú. Yo te amo bonita, si me dieras solo una oportunidad yo te prometo ser lo que tú quieras.
--Estudiaré y no te avergonzarás de mí. Aprenderé a hablar bien.
--Rosario, por favor dime qué no te soy indiferente? . Que siquiera te gusto un poquito.?
Y por primera vez me miró a la cara.
¿No sabía si reír o llorar, los cuentos de hadas existen?
Yo estoy viviendo el mío. Mi príncipe me está susurrando palabras maravillosas y de un momento a otro me he transformado en la princesa de mi propia vida.
Es como una mis novelas de amor.
Lo miro sin creer que mi sueño se hizo realidad.
Trato de hablar y las palabras no logran salir. El impacto de escuchar de su boca hermosa su declaración me tiene perpleja. Me falta el aire y me bajo de la camioneta para poder respirar mejor.
--Rosario, estás bien? Estás molesta?
--Yo....?
--Si quieres olvida todo lo que te he dicho.
Le tomé sus manos, estaban sudorosas.
--Heran, es verdad todo lo que me has dicho?
--Claro que si, esto no es un juego. Me respondió entre incómodo y molesto.
-- Me da vergüenza mirarte a la cara. Yo soy tan corriente, soy una muchacha vulgar, y no lo digo por creerme poca cosa. Sino porque somos muy diferentes, eres un hombre atractivo, muy guapo y yo......no quiero que creas que yo soy una supermujer.
--Rosario, no digas eso. Yo no quiero una supermujer, es a ti a quien necesito a mi lado. A la muchachita peleona esa persona grandiosa, maravillosa que eres, inteligente y llena de vida, con respuestas para todo. Amo todo de ti, no te logro sacar de mi mente.
--Me despierto y me acuesto recordando tus gestos, como mueves tu boca exquisita y el lunar que está en tu comisura me llama y me dice besame.
Era de noche la oscuridad ayudaba a mantener mi rostro oculto.
--Tu me quieres Herán? ¿Estás seguro?
Sin darme tiempo a una respuesta, tomó mi rostro y me besó. Cubriendo por completo mi boca. Mi primer beso, de mi príncipe azul. Me sentí colmada de felicidad.
¿No puedo describir el sentimiento, solo decir que ahí supe lo que es el amor. Mi corazón se desbocó y todo mi cuerpo vibró a una sintonía pareja con la de Herán. Sus labios sobre los míos hacían que solo quisiera más. Apenas podía respirar y no me importaba. Que sensación tan placentera, sentir que mis labios eran así de deseados y yo no querer separarme de los suyos. Eran tan enloquecedores.
Herán sentía lo mismo que yo, me lo hacía saber con sus caricias por mi cuerpo. Esto era magia. No sentía mis pies, era sentirme volar y no querer tocar el suelo.
Él no dejaba de abrazarme con esos brazos enormes, me sentía tan bien, tan protegida. Tan pequeña a su lado. Hubiera muerto ahí, con él. Dichosa de haber conocido este sentimiento llamado amor.
--Esto es un sí? ¿O estoy soñando mi pequeño amor?
--Claro que sí tontito.
--Rosario quieres ser mi novia?
--Siii. Dije gritando de felicidad.
Nos besamos hasta que perdí la noción del tiempo. Sus caricias que al principio me dejaron quieta ahora me habían transformado y sólo quería más, sintiendo ese cuerpo maravilloso pegado al mío.
El de repente me empujó suavemente.
Lo miré, sorprendida.
--No me mires así, eres mi novia. Y yo te debo todo mi respeto y si seguimos así. No quiero ni pensar a dónde llegaremos.
--Loco, se que no permitirías que llegáramos a tanto y yo tampoco lo haría.
Estaba segura de lo que decía? No. Definitivamente si él me hubiera pedido más, yo no le hubiese negado nada.
Subimos a la camioneta y él no me soltó la mano.
--Mañana después del trabajo, vendré a hablar con la señora Ana. Y a pedir su consentimiento para nuestra relación. Y hagamos una fiesta con tus tias por favor.
--Se que no estará contenta. No soy nadie y estoy seguro que ella quiere que tú termines de estudiar y yo no seré un obstáculo mi amor. Quiero que lo sigas haciendo y logres lo que te mereces, ese título será tuyo. Yo te apoyaré en todo.
--Tu cumplirás tus sueños.
No me había dado cuenta que estaba sentada en la camioneta y el de pie a mi lado. Tomé su cara con mis manos.
--Y yo quiero que tú cumplas los tuyos. Si quieres estudiar yo te ayudaré mi amor. También cumplirás tu sueño y serás el mejor en lo que elijas. Pero nunca dudes de mi amor por ti.
--Estoy dispuesta a hacer cualquier sacrificio por ti. Trabajar y estudiar para ayudarte no será un problema para mí.
Nos abrazamos sellando nuestras promesas.
--También quiero llevarte a mi casa para presentarte formalmente a mi mamá y mis hermanas. Ahora no serás mi amiga, serás mi prometida.
Bajé la mirada.
--Tu sabes que no le guste a tu mamá, no creo que esté contenta.
--No me importa. Ella lo tendrá que aceptar, tu eres la mujer de mi vida y nada ni nadie, ni ella, logrará separarme de ti.
--Estoy tan feliz que pienso que mi corazón en cualquier momento va a estallar.
Tomó mi mano y la llevó a su corazón. Realmente latía así de fuerte? . Aun así no era menor el tamborileo del mío. Pero yo por vergüenza no me atreví a llevar su mano a mi pecho.
Supe que él adivinó mi pensamiento.
--No tengas vergüenza mi amor, eso te hace más encantadora ante mis ojos.
--Te amo Rosario, nunca lo dudes, no hay nada más fuerte que lo que siento por tí.
Llegamos a la casa. Él se bajó corriendo y abrió la puerta de su Preciosa. Me tomó de la cintura y me bajó como si fuera una pluma.
Nos besamos y aunque no queríamos separarnos, sentí la luz del jardín que se encendió.
Era mamá, y nos había visto.
--Soy el hombre más feliz. Mañana vendré después del trabajo. No pienses en nadie más que en mí.
--Vigilare tu sueño. No quiero ver compañeros en él.
--Jaja no seas loco, vete. ¿Y tú no me traiciones en tu sueño con una vecina.
Me dió un último beso y se fue riendo.
Amaba su risa.
Ésta vez si me quedé en la puerta mirando como se iba.
Y tuve miedo. ¿Y si no lo volviera a ver nunca más? Y si todo fue un sueño?
Toqué mis labios y se sentían hinchados de tanto besar. No. No era un sueño.
No podría seguir viviendo sin él, así de claro lo tenía.
No
Alejé esos pensamientos negativos y entré.
Mamá seguramente estaba esperando una explicación.
Pero había tanta felicidad en mi corazón que la sonrisa no salía de mi rostro. Estaba contenta y nada podía sacar esta sensación de sentirme poderosa, de sentirme amada.
Yo Rosario Valle había entregado mi corazón, ya tenía dueño.
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