En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap. 23
— Por supuesto papá, permiso.
Salieron de la habitación, Sorimar se sentía muy extraña. Maribel la invitó a sentarse.
Pasaron los minutos, ellas estaban platicando como si se conocieran desde hace tiempo, Sorimar se preguntó, ¿Cómo una señora tan amable puede tener un hijo como Eykel?.
Ciertamente, estaba disfrutando de la conversación, pero estaba impaciente, tenía una cena con su prometido y Eykel demoraba mucho.
Él entró únicamente para decirle.— Sorimar, tengo que resolver unos asuntos con mi papá, dame unos minutos.
Ella se acercó a él, antes de que volviera a salir.
—Lo haces a propósito, ¿verdad?
— Eres muy inteligente.— le guiñó un ojo y mostró una leve sonrisa.
—¿Pasa algo hijo? — preguntó Maribel
— ¡Nada mamá! Sorimar te va a hacer compañía un rato, no se van a aburrir, las mujeres siempre tienen algo de que hablar, de sus relaciones amorosas, su primer beso, su primera vez. — miró a Sorimar.
— Sin vergüenza.— pensó la joven.
Pasaron las horas, Sorimar llamó a Maicol para cancelar la cena, de igual modo habló con su mamá, le dijo que se iba a quedar en casa de Luchi.
— Estoy de vuelta. Te llevo a tu casa.— dijo Eykel.
— ¡Era justo!— exclamó la joven.
— Sorimar, me gustaría salir un poco al jardín, puedes venir mañana hacerme compañía?— pidió la señora Maribel.
— Tengo trabajo, pero haré lo posible.
Se despidieron.
Bajaron la escalera, Eykel se dirigió al garaje a buscar su auto. El señor Rodrigo vio a Sorimar esperando a su hijo y quiso hablar con ella.
— Sorimar, siento que mi presencia te causa incomodidad.
— No, señor, ¡cómo crees!— expresó nerviosa.
— Quiero que sepas que nunca he tenido interés en ti, participe en la subasta para molestar a mi hijo, soy un viejo, no me gustan las mujeres tan jóvenes.— aclaró el señor.
—¡Uf, que alivio!, la verdad si me sentía incómoda con usted.
— ¡Lo sabía!, no le comentes nada al malhumorado, me prohibió hablar del tema, y me imagino que ya conoces su carácter.
— No se preocupe, señor.
Eykel tenía una sonrisa en su hermoso rostro, era imposible que Sorimar fuera a cenar con su novio. Lo único que esperaba era no encontrarlo esperando por ella, odiaba verlos juntos.
Se marcharon, ella estaba muy molesta con él, no han dijo nada en todo el camino, hasta estar frente a la casa de Luchi.
— Me puedes dejar por aquí, por favor.
— No te pienso dejar fuera de tu casa.
— Me voy a quedar a dormir en casa de Luchi.
— ¿En casa de ese afeminado?, no, él es hombre, no puedes dormir sola con él.
— ¡En serio!, Luchi es mi amigo desde la primaria, he dormido muchas veces con él y me has visto totalmente desnuda.— explicó Sorimar.
La chica le había informado a su amigo por mensaje, para que estuviera pendiente de su llegada.
Luchi salió con una mascarilla para el rostro, una bata corta de seda rosada, un gorro en el cabello, y unas pantuflas de conejos.
— ¡Mi sol!, te estaba esperando, ¿quieres entrar Eykel? te puedes quedar a dormir, pero conmigo.
Eykel lo miró de arriba abajo y balbuceó; — Puto afeminado, luego se marchó.
Entraron al cálido hogar.
— Ahora si mi sol!, cuenta todo linda.
Ella le comenzó a contar todo lo que había pasado con Eykel, pero él la interrumpió a la mitad de la conversación.
¿Cómo tiene su ya sabes qué?, habla que me tienes en ascuas.
—¡Por Dios Luchi!
— Si no me vas a decir esa parte no me sigas contando tu historia romántica.
— Historia romántica, Luchi, lo que paso en ese hotel fue humillante para mí, en cuanto a eso que quieres saber, no lo vi, pero lo sentí, y se sentía grande, de buen grosor y muy pero muy duro.
— ¡Ay!, justo como me gustan, siento un calor en todo el cuerpo.— exclamó, se empezó a echar aire con su abanico de mano.
— El desgraciado tiene todo a su favor, no hay algo en él que pueda ser negativo.
— Cierto, pero por qué será tan aburrido.
— Me he hecho esa pregunta varias veces.
— Será qué es gay y todavía está en el closet, ¡Ay no!, eso es imposible.— comentó Luchi.
— Ja, ja, ja, él es todo menos gay.
Siguiente día
Eykel llegó a la agencia, por su mente vagaban los recuerdos del día anterior.
—Hey brother, tenemos mucho trabajo pendiente, ayer no pudimos hacer los comerciales de "Comunic. Compas"— explicó Edwin.
— Tengo que acabar con la relación de Maicol.
— Eykel, te estoy hablando de trabajo, no estoy hablando de ese tipo, ni de su relación.— aclaró su amigo.