Una jovencita hija de uno de los mafiosos más grandes de Italia, nacida de su primer matrimonio y destinada como toda mujer nacida en la mafia a ser moneda de cambio, está comprometida con Reginald Fabrizi, a quien ama y adora.
Reginald Fabrizi Heredero de otra de las mafias de Italia, está enamorado como un loco de Fiorella Cappellari, hija de Francesco Cappellari, pero la envidia de la media hermana de Fiorella hará dudar a toda su familia, incluyendo a Reginald del amor de su amada.
La pobre Fiorella deberá ser fuerte y valiente para poder superar todo lo que le viene, la traición, intriga y la venganza rodeará a esta joven volviéndola capaz de hacer lo que sea para conseguir su venganza, habrá para esta mujer dañada la oportunidad de volver a amar.
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Pantera
Otra batalla ganada pantera, ya casi no recuerdo a esa joven llorona que llegó aquí. —Dijo la gata.
—Es que ya no está y es gracias a ti… Solo quiero salir de aquí, la venganza me mantiene de pie. —Dijo ella
—Andando princesas a práctica ahora. —Grito uno de los guardias.
Ambas fueron a practicar y es que les encantaban golpes, patadas, lanzamientos de cuchillos y prácticas con todo tipo de armas.
Estudiaban la anatomía humana para saber dónde atacar para matar más rápido, aprendían agilidad y destreza.
La comida era asquerosa, la única parte buena del Tártaro era la gata, era hermosa de cabello negro y fue traída allí porque desde siempre fue buena peleando y decidieron dejarla allí, es muy buena, le ha enseñado todo a Fiorella.
Cada día Fiorella recuerda sus comienzos allí, la llamaban a entrenar y luego de golpearla la encerraban, entrenaba como cemento y cada tiempo hacían una cacería en el bosque y ella junto a pocas sobrevivieron, ella fue forjando su carácter y ese amor que una vez sintió era el más puro odio.
Fiorella, ahora llamada pantera, ha asesinado a muchas personas y para ganar solo debe pensar en lo que le ocurrió, en como se llevaron y mataron a su madre, en como fue juzgada y maltratada a diario tiene algo en mente, solo su venganza.
Aquella joven alegre ya no es más que un cascarón vacío, un día llegará frente a ellos y los matará, ese es su plan, no es muy inteligente, pero es lo que hay.
La jovencita jamás mereció ese destino.
La joven recuerda a los hombres que cada noche le metían a la celda, solo que el que entraba no salía, jamás la tocaron, ella hizo lo posible y logró evitar otro trauma a su gran lista.
Era frío y muy despiadada, sus uñas estaban gruesas y afiladas, era una verdadera asesina.
Pantera a la arena ahora. —Grito, el verdugo quien era el encargado de llevarlas.
Fiorella tenía su cabello largo de nuevo, pero se lo tejía y enrollaba en una cebolla para que no lo usarán en su contra, pero sus cicatrices se veían y por eso su belleza se había esfumado.
Aun así era una mujer deseable, su cuerpo creció una barbaridad por el ejercicio y tenía un cuerpo de modelo.
Pantera entró y miró a una bestia de dos metros, corpulenta y con el abdomen definido, lleno de cicatrices y marcas por las batallas.
El hombre era un adversario fuerte, pero ella peleaba para matar y no le importaba morir en el camino.
El verdugo dio inicio a la pelea y el desgraciado atacó primero dejándola sin aire, la joven enloqueció y se le lanzó encima con una serie de golpes en los costados y también en la cara.
El hombre le dio un fuerte golpe en el rostro que la aturdió, pero estaba acostumbrada, le dio dos patadas en la cara dando vueltas y luego lo hizo caer para enterrarle las uñas en sus ojos, le arranco uno y se lo metió en la boca ella era así sanguinaria.
Las armas fueron lanzadas, pero no fue necesario, porque lo atacó en la yugular enterrando le las uñas como dagas hasta desgarrarlo, el hombre lucho, pero ella no se levantó de encima del hasta poder acabarlo.
—Listo puedo regresar a entrenar. — Le habló la joven como si nada al verdugo.
—Si pantera puedes regresar —dijo mientras las personas enloquecían, eso era ella una de las asesinas más letales, pero les costó lágrimas y dolor.
Fiorella va a su celda y se acuesta en una pequeña cama que se ganó al año, luego de más de cien batallas.
En esa cama recordó aquellos momentos que lloraba sola o que debía esconderse cuando querían abusar de ella, recuerda como tuvo que volverse una máquina para poder sobrevivir porque su objetivo es la venganza y hará lo que sea necesario para lograrlo.
Recuerdo.
—Pequeña… Florecita bonita en dónde estás.
Pequeña escurridiza en donde estás. —Gritaba uno de los guardias.
Fiorella se escondió detrás de unos tanques de agua, estaba asustada, apenas tenía un mes allí y a pesar de ser horrible, ese hombre la quería perjudicar.
—Florecita… Mi pequeña rosa dónde estás. —Dijo llamándola, y eso bastó para nublar su cordura, tomo un trozo de metal oxidado en el piso y se abalanzó sobre él
odiaba las rosas, eso le recordaba todo lo que vivió.
La joven tomó el metal y cortó su cuello, lo vio desangrarse delante de ella y sintió tanta satisfacción, se llenó de miedo al darse cuenta de lo que había hecho, pero también la satisfacción le recorrió el cuerpo ese día fue su inicio.
Fin del recuerdo.
Ese fue su primer muerto y hoy en día ya no lleva la cuenta de a cuántos ha matado, cada vez es más fácil, los primeros cien no salían de su cabeza, después del número doscientos ya no le da remordimiento, para ella todos son esos bastardos que la dañaron.
La vida de la pobre Fiorella ha sido dura, pero solo le ha forjado el carácter y el temple que algún día va a necesitar para poder cobrar viejas deudas.
Por otro lado, en la mansión de Reginald y Francesca la pareja tiene dos años de casados, la esposa del líder de la cosa nostra salió embarazada poco tiempo luego de la boda a lo mejor en su luna de miel y nació prematuro de siete meses, luego de eso las cosas entre ellos han Sido un poco turbias.
Reginald no ha podido olvidar a su amada Fiorella, pidió su cuerpo, pero Sandro dijo que lo lanzo en ácido, él sabía que ella nunca regresaría o eso pensaba Sandro
Reginald se entregó a la bebida y llamaba a francés a por el nombre de Fiorella, ese matrimonio era inestable y solo él vivía por y para su hijo Reginald.
El pequeño era parecido a su madre, de piel bronceada y cabello castaño, era muy lindo, ese era su orgullo y su próximo sucesor.
Su relación con Francesca era muy hostil peleaban mucho ella era celosa, muy frívola, era superficial y vacía todo lo contrario a su pequeña hermosa, soñaba con ella y le decía que no le importaba que la persona, pero que regresara, luego el sueño se tornaba pesadilla cuando la veía desfigurada y con el cabello rapado era de verdad muy doloroso aquel recuerdo de ella y aun así la anhelaba, pero estaba muerta.
Francesca vivía con lujos y al lado del hombre que quería, pero era desdichada por los miles de desplantes que le hacía su esposo, los hermanos de ella casi no le hablaban ellos sospechaban de ella con respeto a lo que le sucedió a Fiorella ellos sabían que ella no era así y aparte adoraba a Reginald con su vida, ellos sufrían su ausencia.
