En medio de un intercambio cultural entre humanos y los avanzados Zorlaxianos, la joven lingüística y antropóloga Emma conoce a Zanar, un miembro de la realeza, poco a poco se enamoran, desafiando las barreras intergalácticas y pero un antiguo conflicto intergaláctico los separa.
NovelToon tiene autorización de Ankhe para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El regreso de Emma
Emma se encontraba en su apartamento en la Tierra, sumida en sus pensamientos mientras observaba el atardecer desde su ventana.
Después de recibir el mensaje de Zanar informándole sobre los recientes acontecimientos en Zorlaxia, su mente no había dejado de dar vueltas. La paz estaba restablecida, pero aún quedaban muchos desafíos por delante.
Una mañana, mientras revisaba su correo, Emma encontró una carta con el sello del consejo de Zorlaxia, con sus manos temblorosas, rompió el sobre y leyó la invitación formal para regresar a Zorlaxia. El consejo quería que Emma participara en las nuevas negociaciones de paz y en los proyectos de cooperación científica que se estaban implementando.
Sentada en su escritorio, Emma contemplaba la carta. Volver a Zorlaxia significaría reunirse con Zanar y trabajar juntos para consolidar la paz, pero también implicaba dejar atrás su vida en la Tierra nuevamente, las implicaciones para su relación con Zanar y para su propia vida eran enormes.
Durante días, Emma se debatió entre aceptar la oferta y quedarse en la Tierra, buscó consejo en sus amigos y familiares, quienes la apoyaban en cualquier decisión que tomara. Una tarde, decidió visitar a su mejor amiga, Romina, con la esperanza de aclarar sus pensamientos.
— Romina, ¡no se qué hacer! — dijo Emma, dejando escapar un suspiro
— Regresar a Zorlaxia suena increíble, pero también me asusta. No quiero perder mí vida aquí, pero tampoco quiero perder a Zanar.
Romina la miró con comprensión y una sonrisa cálida.
— Emma, creo que sabes en tu corazón lo que debes hacer, has cambiado mucho desde que volviste de Zorlaxia, se nota que una parte de ti aún está allá. Quizás este es tu camino, una oportunidad para seguir creciendo y hacer una diferencia real.
Esa noche, Emma escribió en su diario, reflexionando sobre sus sentimientos y las palabras de Romina, al final, supo que debía seguir a su corazón. Zorlaxia no solo representaba un lugar, sino una misión y un amor que no podía ignorar.
Con la decisión tomada, Emma tomó su teléfono y llamó a Zanar. Cuando escuchó su voz, toda duda que tenía en su cabeza desapareció en ese instante.
— Zanar, he recibido la invitación del consejo, quiero que sepas que he decidido regresar a Zorlaxia. Quiero estar contigo y ayudar en todo lo que pueda.
Zanar respondió con una alegría que Emma podía sentir a través del teléfono.
— Emma, esto significa mucho para mí y para todos nosotros. No puedo esperar a verte y a trabajar juntos para construir un futuro mejor.
Los días siguientes pasaron en un torbellino de preparativos, Emma arregló su trabajo y se despidió de sus seres queridos, asegurándoles que seguiría en contacto y que volvería a visitarlos. En el fondo, sabía que este no era un adiós definitivo, sino un nuevo capítulo en su vida.
El día de su partida, Emma se sintió llena de emociones encontradas. Mientras abordaba la nave que la llevaría de vuelta a Zorlaxia, recordó las palabras de Romina y la certeza que había encontrado en su propio corazón. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, con Zanar a su lado.
El viaje fue una mezcla de anticipación y nostalgia, Emma sentía que los días pasaban muy lento, ya no aguantaba las ganas de llegar a Zorlaxia otra vez.
Pero un día sin darse cuenta, unos paisajes familiares comenzaron a aparecer, trayendo consigo una oleada de recuerdos y emociones. Cuando la nave aterrizó, Emma respiró hondo y descendió, sintiendo la firmeza del suelo Zorlaxiano bajo sus pies.
Zanar la esperaba, su rostro iluminado por una sonrisa de genuina felicidad. Se abrazaron con fuerza, sintiendo que el tiempo y la distancia no habían disminuido en absoluto su conexión.
— Bienvenida de nuevo, Emma. Te he extrañado tanto — susurró Zanar
— Yo también, Zanar. Estoy lista para enfrentar todo esto contigo —respondió Emma, sintiendo una renovada energía y determinación.
Zanar y Emma caminaban juntos por los jardines del palacio, contemplando el vasto cielo estrellado de Zorlaxia, sintieron una paz y una conexión que trasciende cualquier distancia.
— Emma, esto es solo el comienzo — dijo Zanar, tomándola de la mano
— Juntos, podemos lograr todo lo que soñamos
— Sí, Zanar. Juntos, podemos hacer de este mundo un lugar mejor, que esté plagado de paz y prosperidad — respondió Emma, mirando al futuro con esperanza y amor.
Con el regreso de Emma, Zorlaxia y la Tierra se embarcaron en un nuevo capítulo de colaboración y crecimiento, guiados por la fuerza de un amor que no conocía fronteras.
Mientras que ambos estaban felices verse otra vez, Emma se aferraba a la esperanza de que la paz que habían construido no se viera amenazada, pero la tensión crecía, sabía que su regreso a Zorlaxia también significaba enfrentarse a nuevos desafíos y responsabilidades.
Ambos se abrazaban en el jardín del palacio, Zanar la llevó a otro lado, con un tono serio que contrastaba con su sonrisa de bienvenida.
— Emma, hay algo que necesitas saber — dijo en voz baja, apenas se oía un susurro
— Aunque la paz se ha restablecido, hay facciones dentro del consejo que no están completamente de acuerdo con nuestra visión.
Emma lo miró con preocupación, sus ojos buscaban respuestas en el rostro de Zanar.
— ¿Qué facciones? ¿Qué quieren? — preguntó ella, sintiendo una oleada de inquietud.
— Algunos creen que la cooperación con la Tierra podría debilitar nuestra autonomía. Temen que perdamos nuestra identidad cultural y política en el proceso — Zanar hizo una pausa, sus ojos reflejando la gravedad de la situación.
— Tenemos que convencerlos de que este camino es el mejor para ambos mundos.
Emma asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que su regreso no solo era un símbolo de esperanza, sino también un compromiso con la paz y la cooperación que habían soñado.
Esa noche, después de instalarse en su antigua habitación en el palacio, Emma se encontró sumida en pensamientos mientras miraba las estrellas desde su ventana.
La familiaridad del cielo Zorlaxiano la reconfortaba, pero también la llenaba de determinación, había tomado una decisión y estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se presentara.
Al día siguiente, Emma y Zanar se reunieron con el consejo de Zorlaxia, la gran sala de conferencias estaba llena de representantes, cada uno con sus propias opiniones y agendas. El ambiente era tenso, pero Emma se sintió lista, Zanar la presentó con una voz firme y confiada.
— Consejeros, hoy nos acompaña Emma, cuya dedicación y valentía nos han ayudado a llegar a este punto. Está aquí para ayudarnos a fortalecer nuestros lazos y asegurar un futuro de paz y prosperidad para ambos mundos.
Emma se levantó, su mirada recorrió a cada uno de los miembros del consejo.
— Señores y señoras del consejo — comenzó, con una voz clara y decidida
— He visto lo que la cooperación entre la Tierra y Zorlaxia puede lograr. Juntos, hemos superado desafíos que parecían insuperables. Les pido que confíen en este proceso, que vean más allá de las diferencias y se enfoquen en lo que podemos lograr unidos.
Hubo murmullos y algunas miradas escépticas, pero también vio rostros abiertos y receptivos. Sabía que no sería fácil, pero cada palabra que decía fortalecía su convicción.
Tras la reunión, Zanar y Emma pasearon por los jardines, reflexionando sobre lo que había sucedido.
— Fue un buen comienzo — dijo Zanar, apretando suavemente su mano
— Pero aún queda mucho por hacer.
Emma asintió, sabiendo que las palabras de Zanar eran ciertas. Sin embargo, sentía que, juntos, podían enfrentar cualquier adversidad. Sus pasos resonaban suavemente en el suelo Zorlaxiano, marcando el inicio de una nueva era de colaboración.
En los días siguientes, Emma y Zanar trabajaron incansablemente. Se reunieron con líderes comunitarios, científicos y jóvenes que estaban entusiasmados con la posibilidad de un futuro mejor. Cada interacción, cada conversación, reforzaba la idea de que la paz y la cooperación eran posibles.
Con cada desafío que enfrentaban, su relación se profundizaba. Emma encontró su lugar en la comunidad Zorlaxiana, trabajando codo a codo con sus habitantes y forjando amistades que la hicieron sentir verdaderamente en casa.
Una noche, mientras revisaban informes en el despacho de Zanar, Emma se detuvo y lo miró fijamente.
— Zanar, lo lograremos. No será fácil, pero sé que podemos hacerlo — dijo con una sonrisa confiada.
Zanar la miró con gratitud y amor.
— Juntos, Emma. Juntos haremos de Zorlaxia un ejemplo de lo que se puede lograr cuando dos mundos se unen por un bien común.
Mientras salían del despacho, listos para enfrentar otro día de trabajo, ambos sabían que estaban en el camino correcto. La paz y la prosperidad que soñaban no solo eran posibles, sino que estaban al alcance de sus manos.
Con cada paso, Emma sentía que había encontrado su lugar en el universo, un lugar donde podía marcar una diferencia real. Y, con Zanar a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.
Lo que ambos no sabían es que ese día iba a ser el último día de felicidad y de paz en Zorlaxia.