Matrimonio Imperfecto

Agosto

Estrané que Gael se acercara de repente y me pidiera que lo besara, noté un semblante melancólico en su rostro. Una parte de mí gritaba para consolarlo y protegerlo, mientras que la otra se negaba a aceptar. Al final, simplemente acepté lo que me pidió.

Últimamente me sentía incómodo. En lugar de simplemente disfrutar de mi relación actual con Gael, estoy teniendo confusiones internas. Lo cual no era bueno. Soy bueno para controlar y manipular emociones, pero no sé qué mierda me está pasando ahora.

Tenía el plan de hacer que Gael me odiara hasta el punto de pedir el divorcio para acabar con este teatro, pero no estoy logrando seguir con eso. Incluso con sus amenazas, podría fácilmente salir de esto y tener mi libertad junto con el dominio de la empresa. Mi vida se está volviendo un caos. ¿Qué me has hecho, Gael?

Lo miré sentado frente a mí en un café donde paramos a almorzar antes de tomar el avión.

—¿Qué pasa?

Preguntó comiendo el sándwich.

—No es nada.

Tomé un sorbo del café. Por primera vez estoy sintiendo ciertas indecisiones cuando soy bien concreto en mis elecciones.

Salimos directo al aeropuerto sin mucha conversación. Ya llegó el día de hacer el viaje a Londres. No era para mí haber llamado a Gael, pero algo me forzó a hacer eso. Es como si quisiera que él se quedara a mi lado de alguna forma.

Me gusta lo que tenemos, pero aun así hay algo que me incomoda por dentro. Una rebelión se forma dentro de mi cuerpo por más que consiga bloquear emociones. Esto no puede ocurrir, no de nuevo. Ya sufrí mucho en el pasado por amar a alguien. ¡Hoy esa palabra no existe en mi vida!

—¡August!

Acabé asustándome con la voz alta de Gael.

—¡Pero qué carajos! ¿Qué pasa?

Lo miré estresado, odio cuando me gritan.

—Disculpa, no fue mi intención. No me estabas escuchando, solo quería decir que somos los próximos en entrar. Estabas muy concentrado que no lo notaste.

Acabé ablandándome un poco con su manera gentil de explicarse.

—También pido disculpas por actuar de esa forma. Solo estoy con un cierto dolor de cabeza. Vamos.

Tomamos la poltrona allá del fondo, él prefirió sentarse al lado de la ventana. Durante el viaje comenzó a hacer frío, Gael intentaba calentarse con las manos, pues había olvidado la manta.

—¿Con frío?

—¡Ni tanto, se aguanta!

Más que mentira absurda esa de él. Tomé mi manta edredón gruesa y grande, nos envolví a los dos.

—¿Estás seguro de que no te importa?

Esas preguntas típicas ya casi me hacían perder la paciencia.

—Simplemente acepta sin preguntas si quiero o no hacer eso.

Él concordó y agradeció abrigándose bien. Tomé uno de los papeles de la empresa y comencé a leer para que así que llegue a Londres haga las debidas adecuaciones.

Siento la cabeza de Gael topar en mi hombro, antes de que hiciera algo percibí lo cuán tierno era durmiendo. No dudé y acabé tocando su mejilla.

Cuando me di cuenta paré, acariciar no era de mi gusto. Pero él me forzaba a extrapolar los límites. Mierda, me estoy volviendo loco.