Diana es una chica que fue criada en un orfanato, donde al cumplir la mayoría de edad debe emprender su camino. Mientras tanto fue ocultada del sacerdote del orfanato por una monja, ya que aún no era capaz de alzar el vuelo sola. Veremos qué le dejará el futuro a la joven Diana
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Capítulo 13
Llegó el sábado y con el un taxi, unas maletas, un sacerdote y un viaje que resultó ser todo lo contrario de lo explicado. El sacerdote y Diana fueron rumbo a un pequeño pueblo distante de donde vivían. Era una zona rural donde las personas iban a vacacionar. Diana al llegar no entendía el objetivo de ir a ese lugar y le pidió explicaciones al sacerdote.
Este le explicó que necesitaba ver qué se sentía ser una persona normal. Un joven de su edad, hacer las cosas normales. Alejaba que nunca pudo disfrutar de eso, fue criado en un orfanato y luego estudio para sacerdote, sin pensar en nada más. Creía que ser sacerdote era una moneda de cambio, su forma de agradecer que lo hayan cuidado, cuando nadie más lo deseo.
Para él ser sacerdote era su destino, para lo que estaba destinado en la vida, por cómo se habían desarrollado las cosas. Así que quería ver cómo hubiera sido ser un chico normal. Sus argumentos tocaron lo más profundo del corazón de Diana, ya que ella había tenido un destino similar, incluso dudo en algún momento si ser monja y entregar su vida a Dios también.
Prometió guardar el secreto, cosa que él agradeció. La invitó por qué era una buena compañía con la cual se podía conversar de cualquier tema más allá de la religión. Quedando pactado el secreto del lugar fueron a sus dormitorios para instalarse. El sacerdote había reservado dos habitaciones simples, una al lado de la otra
El lugar era hermoso, había una cascada con un río cristalino, también ofrecían excursiones por la naturaleza, paseos a caballo, era un contacto directo con la madre naturaleza. El lugar estaba plagado de paz, cosa que Diana agradecía. La habitación no se quedaba atrás en belleza y confort. Las paredes de madera pulida, al igual que el piso. Una enorme cama en el interior con un colchón de espumas.
El baño era ten bello como la habitación, una gran bañera con una pared de cristal con vista a los árboles se apreciaba, claro hacia dentro no podían verla, esto era lo más que le gustó a ella, ya que podía apreciar el lugar mientras se daba un relajante baño. Luego de inspeccionar cada rincón se instaló. Tomó un baño y fue al encuentro del sacerdote.
Al verlo parecía otro, había dejado el hábito y vestía como un chico más, aunque clásico. Usaba un pantalón de tela azul y una camisa de cuadros del mismo color, zapatos de charol negro. Verlo así, aunque formal me pareció extraño. Se veía bien, sexy y misterioso. Al verme mirarlo con cara de no entender nada me explicó.
- Esto es parte de ser normal, dijo el sacerdote.
- Entiendo, le contestó ella.
- Llámame Alexandro por favor, le suplicó.
- Ok, alexan......., no pudo terminar la frase.
Le fue algo complicado decir en voz alta y frente a él su nombre. Ya que sentía que era una falta de respeto hacia un sacerdote, aun cuando él lo pidiese. Al darse cuenta de su pesar intervino.
- Tranquila Diana, ya bastante has hecho concederme esta experiencia, estoy agradecido, no me llames por mi nombre, sólo omite decirme padre en voz alta por favor.
- Gracias, favor que me hace, padre. Dijo ella en voz baja casi imperceptible.
Que quedarce con el sacerdote siempre algunos siempre les gana la tentación.
esta buena la novela