NOVELA INCOMPLETA POR DISCREPANCIA....
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SON TAL PARA CUAL
El día sábado en la tienda a las 10 en punto de la mañana, Astrid fue llevada por su chofer, después de pedir permiso a su madre. Emma sabía muy bien sobre la amistad que tenía con el chico de la tienda de conveniencias y cuando su hija le explicó que le enseñaría defensa personal, le pareció una magnífica idea.
No se opondría a que su hija aprendiera a defenderse, no después del susto que pasaron debido a las palabras mal intencionadas de Mila. Su hija tenía que saber lo mínimo para defenderse en caso que estuviera sola en la calle y no se encontrara el chofer o alguien que la auxiliara o pidiera ayuda por ella.
Cuando llegó, ya estaban listos los dos hombres, tanto Buker, como Farnel, en la trastienda en ropa deportiva.
Buker no quería hacer demostración de forma cuerpo a cuerpo con ella porque sentía que la lastimaría, por su cuerpo frágil, con su cuerpo fornido y enorme, por lo que pensó usar a Farnel para que viera cómo se realizaban los ataques…
—Muy bien, Astrid, tienes que poner mucha atención en la forma en la cual tomo por sorpresa al enemigo, que en este caso será Farnel. Ve muy bien cómo me acerco desde la parte de atrás y presiono su cuello con mi brazo, tomándolo para girarlo y tirarlo al piso, para ponerle la rodilla sobre el pecho, así inmovilizándole de inmediato. Comprendes, pero sí debes cuidar los pies del sujeto, o podrá levantarlo e impulsarse y golpearte la cabeza, girar y zafarse de tu agarre.
Ahora te lo mostraremos. Ven, Farnel, y no pongas esa cara; no te golpearé tan fuerte.
Farnel podía jurar que eso no era verdad. En los entrenamientos nadie quería servir de conejillo de Indias del General St Clair. Era de temer: desde que lo llevaron al ejército a la edad de 14 años, le mostraron lo que era no tener piedad por el enemigo y hasta la fecha era un hombre cruel. Solo de imaginar que lo utilizaría para dar ejemplo a la niña, ya sus huesos dolían.
Pero que de cabeza que iba a ir este chisme al chat grupal del grupo de elite, eso seguro. Ya tenía una cámara oculta grabando al General hablando con la niña; ese cambio de voz era de ver y no creer.
Ya tenía algunos euros ganados por vender ese video al chat grupal. Solo por eso se dejaría golpear esta mañana.
—Estoy preparado, jefe, cuando quiera. Pero hágalo en cámara lenta para que la niña lo pueda apreciar.
Este estaba tendido a la estrella de su surte, pensó Buker. De verdad quería que lo hiciera a cámara lenta. Después le daría una lección de entrenamiento que lo haría pagar esto.
—Está bien, solo para que puedas aprender bien, Astrid.
—Hombre de negro, no te detengas, yo aprendo rápido.
—Señorita, de verdad será mejor a cámara lenta. Por favor.—ayúdeme o este monstro me matará, pensó Farnel.
—No; de manera rápida también aprendo.
Buker sonrió de forma maliciosa y atacó sin avisar a Farnel. Dejándolo tirado sobre la lona.
—Ya comprendí; ¿puedo hacerlo ahora yo?
—Si crees tener la fuerza, puedes hacerlo —respondió Buker.
Astrid se movió con calma, como si meditara cada paso que estaba dando y después espero a que Farnel se levantara del piso donde lo había tirado Buker. Se posicionó de nuevo en el lugar donde tenía que esperar a ser atacado. Sabía que él era un hombre fuerte, entrenado y curtido en batallas en el ejército, y no sería fácil para Astrid derribarlo como había hecho con los niños de su escuela, así que solo esperaba que no se lastimara la niña al tratar de tirarlo al piso.
Astrid se puso en la misma posición como lo había hecho Buker, respiró hondo y realizó los mismos movimientos que Buker a una velocidad tan rápida que el mismo Buker se sorprendió. De la nada Farnel ya estaba tirado en el piso y sujeto por Astrid.
La, pequeña, podría llegar a ser un arma mortal si le mostraba movimientos más complicados, así que decidió mostrarle solo lo básico para defenderse
Buker no quería arriesgarse a tener que intervenir cuando la niña dañara a algún incauto que se atreviera a tocarla y terminara en el hospital sin poder moverse.
Así continuaron entrenando hasta las 2 de la tarde, que decidieron que era suficiente. Entonces, Astrid era un perfecto ejemplo de lo que podía ser un arma mortal en solo unas horas.
Farnel estaba pensado, no, más bien estaba muy seguro de que esta niña era la única mujer perfecta para su jefe. Estaba igual de loca como él, era tan inteligente como él, le gustaba aprender como a él, sabían compartir ya, se le había declarado y él era su novio; no sabía de verdad o mentiras, pero era su novio, y era la única mujer a su lado.
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