*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 4- Latidos del corazón
Noah miraba el pasillo por el que antes se había encontrado con el chico llamado Gael. Le resultaba extraño, pero no entendía por qué pensaba tanto en él. <<¿Qué estoy haciendo?>> se preguntaba una y otra vez mientras se dirigía hacia la habitación donde debía encontrarse Gael. <<Él es solo un chico raro, ¿verdad?>> Aún recordaba las últimas palabras de la doctora Jiménez...
—Lo más extraño es que se está rehusando a firmar el contrato para su operación de trasplante.
Noah pensaba que, después de todo, solo tenía curiosidad por él y por eso estaba haciendo todo aquello. <
Al llegar frente a su habitación y tocar el pomo de la puerta, las voces dentro se hicieron presentes, no porque hablaran bajo, sino que estaban gritando.
—¿Puedes dejar de ser tan egoísta por una vez en tu vida? —se escuchaba la voz de una chica.
—¡No! ¡No lo haré y no me importa! Si no vas a hacer lo que digo, entonces no vuelvas a mostrarme tu cara nunca más, estúpida idiota. —Noah abrió la puerta justo cuando una almohada, que se suponía debía estar en la cama, estrelló contra su cara para luego caer al suelo—. Upss...
—Vaya... Ahora sí que estás en problemas...
—Estoy muerto...
—Bueno —dijo la joven, mirando al doctor—, ya que está usted aquí, doctor, entonces es todo suyo. Regresaré en otro momento.
Gael lo fulminó con la mirada mientras la joven salía despavorida de la habitación.
—Oh... ¿ahora me estás abandonando, Esther? ¡Eres la peor hermana! ¡Regresa aquí en este momento!
—Vamos, el buen doctor está aquí para examinarte. Yo me iré a echarle un ojo a los enfermeros. Nos vemos, hermanito.
Noah observaba la escena, arqueó una ceja y no comprendía la manera y forma de ser de Gael, tal vez porque era hijo único. Miró al joven en cuestión y carraspeó para recordarle que estaba en la habitación.
—Ejemm... —Cuando Gael se volvió a verlo, dio un paso atrás sin dejar de mirarlo—. Por favor, ten en cuenta que se supone que los hospitales son lugares tranquilos.
—Lo siento mucho, doctor —dijo, bajando la mirada con un poco de pena, pero luego, como si acabara de darse cuenta, su rostro se iluminó y habló con más energía—. Oye, espera... ¡Tú eres el doctor de esta mañana! ¡Huiste antes de que te hiciera mi pregunta!
—Vaya —dijo, rascándose la mejilla—. Así que sí lo recuerdas...
—Pero... ¿qué pasó con la doctora Jiménez? La que me revisó primero...
—Ah, bueno... La doctora Jiménez está ocupada en este momento —dijo, evadiendo la pregunta y acercándose a la cama donde estaban las pruebas que le habían realizado.
—No me digas que estás aquí para hacerme más pruebas —lo miró con desconfianza, luego se acercó a la cama y se dejó caer en esta—. Estoy tan cansado... Desde que llegué, me han clavado, perforado y pinchado... Tengo moretones por todos lados... Ahora tengo otro doctor, otra examinación... Me estoy hartando de esto...
—Si te sirve de consuelo —comenzó a decir Noah—. No vengo a sacarte sangre, solo haré un examen físico de rutina.
—Vale... Adelante.
Noah dejó el historial donde estaba y se acercó al joven, que se había sentado al borde de la cama. Comenzó a tomarle la presión y luego agregó:
—Sobre tu pequeña disputa de antes... ¿Acaso no eres consciente de las consecuencias que puede tener en tu condición? Es muy riesgoso para ti molestarte de esa forma. —Lo miró fijamente a los ojos—. Dejarte llevar por tus emociones puede afectar gravemente el funcionamiento de tu corazón.
—Lo sé, lo sé... —exclamó, bajando la cara—. No es como si quisiera molestarme... Si no fuera por mi estúpida hermana mayor que me molesta todo el tiempo...
La risa de Noah hizo que Gael levantara la mirada y lo mirara. Su voz en esos momentos era música para sus oídos.
—No me sorprende que lo haga —dijo, mirando a Gael con una sonrisa—. Eres el arquetipo perfecto del pobre niño enfermo... El bebé de la familia que sufre de una enfermedad al corazón. Siempre siendo adorado por sus padres... Ellos cumplieron cada uno de tus caprichos solo para que al crecer seas un mocoso mimado. Todo porque tenían miedo de agravar tu estado.
Gael lo miró con los ojos entrecerrados.
—Hmph... ¿y qué? No soy egoísta sin razón... Yo solo... —su voz comenzó a temblar, luego las lágrimas comenzaron a salir—. Yo ni siquiera... He tenido... Un padre... O una madre que cuide de mí de todos modos —las lágrimas parecían un río en ese punto—. Si tan solo mi hermana no me hubiera sacado de quicio en primer lugar...
—Lo siento —dijo el doctor, sintiéndose mal—. No quería que sonara mal. Yo solo...
—Eres un malvado doctor —dijo Gael, mirándolo fijamente con lágrimas cayendo por sus mejillas.
—En serio, no fue a propósito...
—Te lo digo en serio... Eres el peor doctor, malvado. ¡No te lo perdonaré!
—Por favor, disculpa mi comportamiento...
Noah no podía creer que aquello se estuviera saliendo de control, y menos de una manera tan tonta y estúpida. Casi parecía un juego de niños, pero esos bajones no eran buenos para el corazón de Gael.
—Bueno... —el alargamiento en la palabra de Gael hizo que Noah lo mirara detenidamente. Eso solo significaba que quería algo—. Tal vez podría perdonarte, pero con una condición... Tienes que invitarme a comer, ¿vale?
—Sí, sí, vale, te invitaré a comer como una disculpa, pero eso tendrá que ser otro día. Ya es demasiado tarde por hoy.
La cara de satisfacción de Gael hizo que Noah se reprendiera mentalmente por seguir el juego. <
—Eres el doctor más amable del mundo...
—Muy bien, todo esto nos desvió del tema... Continuaré con la revisión, ¿te parece bien?
Noah colocó el estetoscopio en el pecho de Gael, pero no logró escuchar bien los latidos de su corazón.
—¿Podrías retirarte la camisa, por favor? —Al hacerlo, vio un signo de timidez en su rostro. No solo eso, sino que se había sonrojado significativamente—. Así está bien. Solo escucharé un momento, así que será rápido. —Noah se concentró en su labor, olvidando todo lo demás—. Muy bien, ahora necesito que respires profundamente y despacio... Ahora exhala, despacio... Despacio...
Noah podía escuchar los latidos del corazón del joven. Por un momento, notó cómo se aceleraban gradualmente, y luego algo sucedió. Noah abrió los ojos como platos, pero logró disimular muy bien.
—¿Doctor? —dijo Gael, que lo observaba—. ¿Cuánto más durará esto?
—¿Ah?... Lo siento. Vale, ya terminamos. —Dijo, cerrando el estetoscopio y colocándoselo alrededor del cuello como de costumbre—. Solo asegúrate de cuidarte y descansar mucho. Por el sonido, aún estás dentro del rango estándar, así que por el momento no hay nada de qué preocuparse.
—Oh... —Noah levantó la vista de una pequeña planilla que había llenado con los datos adquiridos y lo miró. Su rostro estaba más que iluminado—. No te olvides de la comida gratis que me prometiste, mañana a la hora del almuerzo, ¿te parece bien?
—Bien... Sí, sí, no lo olvidaré, lo prometo.
Noah salió de la habitación y se quedó ensimismado en sus pensamientos. <<¿Qué demonios acaba de pasar? Mierda>> pensó, colocándose la mano en el pecho. <