El Piloto

Cristina se hundió los dedos en las palmas de las manos, con un sentimiento mixto de tristeza y rabia entrelazándose constantemente.

—Sabías dónde estaba mi madre desde el principio, pero no me lo dijiste. Sabías que estaba gravemente enferma, pero seguiste sin decírmelo. ¿Intentaste amenazarme utilizándola hace tiempo?

— Cristina, no tengo elección!

Carlos no tenía vergüenza para haber guardado ese secreto era lo mejor, en cualquier momento podría utilizar para su favor Y ese momento había llegado.

—La familia Collins tiene la intención de poner fin a la cooperación con nuestra familia. Nuestros actuales proyectos rentables están todos apoyados por ellos. La familia Castillo no estará lejos de la bancarrota si terminan de repente.

—Cristina, tu madre puede vivir hasta ahora, ahora todo depende de ti si quieres que tu madre siga viva tienes que ayudarnos con todo lo que te pidamos y aparte ellos lo más importante es que hagas que Edwin no quiere cancelar los proyectos con nuestra familia.

Cristina bajó la cabeza, apretó el puño con fuerza. a pesar de que no quería ayudar esa familia tampoco quería que su madre fuera sufrir pero ella tenía una mejor idea para todo aquello pero no pensaba dar la conocer frente a Ese par de monstruos primero tenía que fingir que los iba ayudar para no poner en peligro la vida de su madre a pesar de que ella lavando no no tenías corazón para cerrar culpable de su muerte.

— ¡Vale, los ayudaré!

después de decir esas tres palabras se dio la vuelta y se fue en busca de él necesitaba buscarlo para salir Lo más pronto de ese lugar, en el patio es encontrado observando las rosas pero nos había percatado que a lo lejos encontraba Mariana observándolo.

- No puedo creer que tú estás cerca de mí y al mismo tiempo no me veas con esos ojos que le dedicas a Cristina.

lo único que podía hacer era salvarlo desde lejos sabía que él no le iba a permitir que estuviera cerca pero en un tropiezo pisando un par de ramas, a lo que alertó a Edwin.

Edwin frunció el ceño y la miró bruscamente.

— ¿Quién está ahí?

Mariana al percatarse que había sido descubierta no tuvo más opción que respirar hondo para salir de su escondite estando frente a el apretó los labios y su apariencia parece a la de una mujer muy tímida.

—¡Edwin, soy yo!

—¿Edwin?

bajó los párpados y golpeó con los dedos el mango de la silla de ruedas, demostrando que  para él esa mujer era nadie.

—. Recuerdo que hace un momento me has llamado “el discapacitado”.

El rostro de Mariana palideció y luego se mostró inocente y lastimera.

—Edwin, fue Cristina quien me estimuló deliberadamente, así que me pasé de la raya en ese momento. Sabes que me gustas y que quiero casarme contigo. Si mi hermana no  se hubiera intervenido, tu mujer habría sido yo.

en lo que hablaba se acercó suavemente está Edwin para pasar su mano sobre su cara cosa que a él le fastidio y rápidamente retrocedió su silla, para esquivar su mano.

—Señorita Mariana, respétese a sí misma. Ahora soy el marido de su hermana.

Se quedo como una estatua, y se puso azul en la cara. Pero para mantener su imagen, soportó la ira.

—Edwin, ¿podrías divorciarte de mi hermana y casarte conmigo? Es solo una hija ilegítima y no tiene nada. Tengo a la familia Castillo a mis espaldas. Si te casas conmigo, la familia te apoyará incondicionalmente.

esa era su última carta, proponerle que iba a tener de Aliado a su familia, a la familia Castillo creyendo que él caería a sus pies con tal de no perder la aprobación de esa familia.

pero aquellas palabras de Mariana lo único que hicieron fue que a Edwin le causará risa.

—¿La familia Castillo? ¿Qué es la familia Castillo? No significa nada para mi.

—Tú... —La expresión de Mariana se congeló.

no podía creerlo arrogante que era Edwin.

—Es Cristina la que me gusta. Incluso si hay diez familias Castillo a tu espalda, no me gustarás.

después de decir lo que pensaba con la mano le hizo señas alguien que se encontraba a espaldas de Mariana.

—. ¡Ven aquí!