La nobleza de Susan Fontaine era demasiado, tanto que por las relaciones familiares y el bienestar de su padre, ella le propuso casarse a Arturo Lacronte, el Presidente de la Multinacional más importante de la Región y prometido de su hermana, la dulce niña por cariño a su padre le propuso estar casados durante un año y es que una de las razones es que Arturo Lacronte según su madre no puede enojarse con la familia Fontaine de lo contrario sus empresas desaparecerán. El padre de Susan estaba muy enfermo, un infarto lo había dejado en cama, todo por descubrir a su hija mayor envuelta con su amigo que bien podría ser su padre, incluso Gabriela Fontaine se había escapado con su amante tres días antes de su matrimonio con Arturo Lacronte, pero Susan no podía permitir que su padre sufra más, por ende ella llegó a un acuerdo con Arturo Lacronte, por supuesto la familia había ocultado del poderoso hombre la verdadera razón por la cual se convertirá en la noble esposa del Presidente.
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CAPÍTULO 3
— ¿Que es esto? - Daniela mostró una mala cara también al percatarse de la presencia de Arturo y Gabriela - Tú eres su esposa, ella lo dejó.
— Daniela, no conocemos lo que ha ocurrido allí, no podemos juzgarla, ella lo ama - Susan miró mal a su amiga, impidiendo que su amiga terminará la frase, - Es mejor irnos de aquí.
— ¿Vas a huir, vas a dejar a tu marido en las garras de tu hermana? Ninguna esposa querría hacer eso - Daniela volvió a quejarse.
— Solamente me casé con Arturo por mi familia, para no quedar en el precipicio del Fracaso.
— Ya no llores por eso, eres su esposa y te recuerdo que por un año.
— Arturo puede terminar con el trato cuando quiera, y después de esta reunión yo sé que ni siquiera va a esperar hasta mañana para informarme de aquello, y a decir verdad eso suena genial, volveré a obtener mi libertad, mi familia se salva, mi padre con el regreso de Gabriela también puede mejorar.
— Y nuevamente son todos ellos ¿Dónde quedas tú? - Daniela la tomó de la mano.
— Daniela no pensarás que mi felicidad está al lado de Arturo - Susan negó con la cabeza - Eso suena loco la verdad, imagínate el exprometido de mi hermana y yo enamorarnos - Susan estuvo tratada a sonreír, pero no lo hizo porque aquello le dará más razones a Daniela de molestarle.
— No tiene nada de malo, muchas veces el amor viene después del matrimonio, hasta ya tuvieron intimidad.
— No digas eso en voz alta - Susan la fulminó con la mirada.
— Vámonos de aquí - Daniela dejó el dinero por encima de la mesa, entonces la curiosidad no pudo con Susan que busco con la mirada a Arturo y Gabriela, pero la pareja no entro en el campo de visión de la mujer - No vas a encontrarlos, de seguro están en una de las habitaciones privadas con las que cuenta el Restaurante - Daniela había hablado con cizaña, no para hacer sentir mal a Susan, es nada más para ver su reacción.
— Pues no los culpo, supongo que Arturo la extraño bastante - Expresó Susan, aunque inevitablemente algo se apretó en su interior.
— Mejor cállate - Daniela esta vez había sonreído - Vayamos a ver a la tía Gema - su mejor amiga la arrastró fuera del restaurante.
40 minutos después el Vehículo de Daniela se estacionó por delante de la Villa Fontaine, Gema que estaba tomando café, se percató de la llegada de su hija menor, pero la mujer no estaba sola.
— Mamá - Susan entró en la casa y abrazo a su madre, por detrás de ella Daniela también había entrado.
— Pero que son estos modales - Andrea Lacronte no oculto su desagrado ante la llegada de la menor de Los Fontaine, a pesar de ser la casa Familiar Fontaine.
— Señora Lacronte - Susan había agachado la cabeza, pero por detrás de ella había llegado Daniela.
— Tú no vuelvas a agachar la cabeza ante nadie - le susurró Daniela pellizcando su brazo.
— Por suerte Gabi ha vuelto, Arturo y ella hacen una hermosa pareja, además tú solamente eres una intrusa - Andrea se acercó a Susan - Pídele hoy mismo a Arturo el divorcio y deja que tu hermana sea feliz.
— Andrea son asuntos de ellos, no podemos intervenir - Gema había interrumpido.
— No, yo elijo a Gabriela para mi hijo - Andrea dejó la taza de café y salió de la casa, no sin antes golpear a Susan con el hombro.
— Susan no hagas caso - Gema acarició el rostro de su hija.
— No piensa hacerlo tía Gema - Daniela saludo a Gema - Hemos venido a ver como está el tío.
— Hoy volvió a Expresar algunas palabras - Gema se sentó en el sofá - Preguntó por Gabriela.
— Era de esperarse - Susan mostró su carita triste aunque quiso ocultar aquello, no pudo pasar por desapercibido ante Daniela.
Las horas pasaron, Susan y Daniela se habían ido, Gabriela no había vuelto.
— Iré por ti en mi nuevo bebé - Daniela tenía los ojos brillantes - La Nueva Lamborghini que adquirí es una bestia, te quiero lista para las 8.
— Vaya, te emociona más el vehículo que un hombre - Susan había sonreído genuinamente con su amiga.
Susan entró en la casa, claramente no esperaba encontrarse con mucha gente en la Sala.
— Miren, pero si es la novia sustituta de tu hijo - Una de las mujeres Expuso, logrando que Andrea sonriera con burla.
— Es una simple sustituta - Expresó otra, Susan subió corriendo por las escaleras, se encerró en su habitación y de allí no había vuelto a salir hasta que el sol se ocultó, y el reloj marcaba las 7 de la tarde, Susan se había bañado, se había puesto un vestido Beige, por supuesto era hermoso, pero no era de diseñador, solamente era una copia barata que ella había logrado adquirir, se recogió el pelo, se veía hermosa, siendo las 8 exactamente el vehículo de Daniela se había estacionado por delante de la Villa Lacronte, Susan se subió en ella y la Lamborghini se alejó.
Desde el cuarto piso, los ojos verdes observaron con un brillo diferente aquella acción, levantó su teléfono celular y Marco el número de teléfono de alguien.
— Diga Señor - La persona con quien Arturo quería contactar rápidamente había contestado el teléfono.
— Averíguame de quien es la Chapa 3x3x4y6 matrícula Inglesa por supuesto - La llamada había terminado y Arturo se sentó por detrás de su escritorio, sacó un vaso de whisky, aquella habitación estaba fría aunque la calefacción estuviera encendida.
Siendo las 11 de la noche, nuevamente el vehículo se estacionó por delante de la Villa, Susan había descendido de ella, esta vez lo hizo más sonriente, sus mejillas estaban sonrojadas, por supuesto que se escuchaba la sonrisa de la joven al descender del vehículo.
La mujercita había empezado a avanzar, se había dado la vuelta por la casa no quería molestar a nadie así que lo mejor es entrar por la cocina, además no sabía si las amigas de su suegra aún estaban en la Sala, así que ella prefirió evitar pasar por un mal rato, las luces de manera inesperada se había apagado aquello hizo que sus pies se doblen por supuesto el tacón era alto, Susan estuvo cerca de caer, pero alguien la sostuvo del brazo, no de una manera muy amigable, podía sentirse el mal humor en la atmósfera, su cuerpo se sacudió bruscamente en los brazos fuertes cuyo cuerpo emana frialdad.
— ¿Con quién estuviste? - Arturo se oía aterrador, Susan entró en pánico al ver a su marido, mirándola de manera muy fea - Contesta a mi pregunta Susan.
— He salido a una cena - Susan se encogió de hombros.
— ¿Ingeriste bebidas alcohólicas? - Arturo, la tomo de la barbilla.
— No es asunto tuyo - Susan se quiso apartar, Arturo la dejo caer, pero segundos después ella chilló de dolor.
— ¿Y ahora qué demonios pasa contigo? - Arturo la levanto encontrándose con los ojos lagrimosos de ella.