Agnes es una omega de baja calidad, algo que le ha facilitado el drama de estar en un mundo de Alphas y Omegas, pero desde que conoce a Jarek su Alpha destinado sus ferononas comienzan a atraerse el uno al otro llevandolos de un enrredo tras otro.
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RUT
Agnes llego a la dirección indicada, al estar frente a la puerta decidió tocar el timbre en lugar de entrar sin más, aunque luego de estar un tiempo tocando y esperando al no recibir respuesta alguna opto por colocar la contraseña de la cerradura y abrir, algo que sin suda no debía haber hecho.
Al entrar en la casa noto que todo el lugar estaba impregnado en feromonas de Jarek, luego vio los cojines de los muebles rasgados en el piso como si algún animal hubiera entrado allí, para ese momento las feromonas en el lugar estaban afectando a Agnes, el calor en su cuerpo estaba subiendo y su respiración pesaba.
- Jarek voy a dejar los documentos aquí y me iré - debía salir del lugar mientras aun podía – hablare contigo cuando te encuentres mejor – a sus espaldas se escuchó como el hombre corrió hacia ella hasta llegar a tomarla de la mano.
- Gg….g.g. – emitía sonidos ahogados de dolor
- Jarek, por favor suéltame – Agnes sentía como el hombre emitía una cantidad enorme de feromonas que ya la estaba haciendo perder el control - ¿Qué te sucede?
- Gg.. R..R.Rut – Agnes logro entender la palabra Rut, para los Alphas era igual que el celo de los Omegas con la única diferencia que era más fuerte y perdían el control incluso en ocasiones su humanidad, haciéndolos parecer animales que pueden llegar a ser extremadamente violentos actuando por instinto- A..A..g.nes….- los ojos perdidos de Jarek por un instante se volvieron lucidos, soltó la mano de Agnes, corrió hacia una habitación cercana y cerró la puerta con llave.
- Espera…- Agnes lo siguió por impulso –¿Jarek te encuentras bien? – le pregunto tras la puerta, su estado no estaba del todo estable, las feromonas del hombre la estaban afectando, pero debía saber si él se encontraba bien antes de marcharse.
- Márchate, vete de aquí – le responde el hombre de forma un tanto desesperada – no deberías de estar aquí – se escuchaba como luchaba contra su instinto.
- Muy bien, me retirare entonces, llámame cuando estés mejor- le costaba respirar, dio la vuelta y se disponía a irse, pero algo llamo su atención, sobre la consola que se encontraba en una esquina de la entrada había una caja de pastillas, al tomarla y leer Agnes supo que Jenny tenía razón, Jarek estuvo tomando fuertes supresores, algo que la llevo a pensar que quizás el dolor por el que estaba pasando en este momento fuera su culpa. Por tal motivo decidió quedarse, de la misma forma que el la ayudo a ella, Agnes debía hacer lo mismo, busco en su bolso los supresores de celo, tomo una para calmar los efectos de las feromonas, debía estar lucida. – Jarek abre la puerta.
- Te recomiendo que te marches, yo estaré bien – le dijo con una voz desesperada y con dolor en ella
- No lo hare, me quedare contigo, decidí ayudarte de la misma forma en que tú me ayudaste – se encontraba tras la puerta, aunque había tomado supresores las feromonas del hombre eran muy fuertes – abre la puerta.
- No tienes ninguna deuda conmigo, ya te lo había dicho lo hice porque quise – se escuchó un silencio - por favor vete de aquí – Jarek ponía todo su esfuerzo por mantener el control y no perder la cordura, por lo menos hasta que Agnes se haya ido
- Yo también estoy haciendo lo que quiero, así que abre la puerta – las feromonas de Jarek la estaba afectando, su interior dolía y comenzó a calentarse, incluso con los supresores era doloroso – por favor, abre la puerta – su cuerpo se sentía pesado, pidiendo a gritos el toque de Jarek – es doloroso por favor, Jarek- solo el silencio se escuchaba y la respiración agitada de Agnes.
- Espero que después de esto, puedas perdonarme – Jarek no resistió mas y abrió la puerta, vio a Agnes quien estaba agitada, las feromonas de la mujer lo embriagaron haciéndolo perder la razón.
Jarek cargo a Agnes y la beso, luego mordió su labio, ella pudo notar que estaba totalmente duro, entraron a la habitación, al fijarse era un estudio, sobre el escritorio la dejo, lanzo lo que allí estuviera al suelo, quitando la ropa que estorbaba para continuar besándola por todos lados, al llegar a sus piernas la mordió nuevamente, el dolor fue placentero “soportare todo lo que hagas, así que no te contengas” le dijo al hombre, aunque sabía que este estaba fuera de sí mismo.
La erección de Jarek era enorme y el interior de Agnes palpitaba pidiendo por tenerlo dentro de ella, sentirlo tocando hasta lo más recóndito de su ser, en un gemido se volvieron uno, era caliente y un poco doloroso, sentía la necesidad de mover sus caderas, el hombre comenzó a moverse dentro de ella provocando espasmos de placer llevándola al éxtasis, Jarek muerde su hombro para luego lamer su cuello, mientras volvía su adentro un desastre, al cabo de una hora Agnes pudo notar como se hacía más grande abajo, haciéndola sentir atrapada, trato de alejarse un poco pero el hombre se aferraba a ella, la abrazo con más fuerza impidiendo salir de allí. El hombre la voltea obligándola a darle la espalda, entro nuevamente en su interior, Agnes sintió la respiración agitada de Jarek, este la mío su cuello y Agnes pudo percibir que estaba a punto de hacer, rápidamente coloco la mano sobre su cuello, el hombre gruño para luego morder su espalda, en ese momento se percató del peligro del cual él quería que ella Huyera, no era fácil llevarle el ritmo en este estado.
Al despertar Jarek sentía el cuerpo un poco adormecido, se encontraba acostado en la cama, cubierto por las sabanas, la habitación estaba hecha un desastre, trato de recordar que había sucedido, pero era imposible, por más que tratara de recodar no podía, luego por un segundo la imagen de Agnes vino a su mente “es verdad, ella estuvo aquí, pero, ¿Por qué vino?, ¿Cómo logro entrar? Y lo más importante ¿Qué paso? “, a su lado había un calor, alguien estaba acostado allí, Jarek quito la sabana y allí estaba ella, dormida, indefensa, llena de marcas de besos y mordidas, “Dios, ¿qué le hice?” reviso su cuello, no había marcas allí, pero su espalda estaba llena de mordidas.
- Pobre, imagino lo duro que ha sido para ti – le acaricio la espalda, la mujer se movió.
- Ya despertaste, ¿recuperaste la conciencia? – Agnes se sienta
- ¿Desde cuándo estas aquí? - le pregunto, aunque realmente quería saber si la había dañado de alguna forma
- Dos días – le responde, las ojeras en los ojos de la mujer eran notables
- Con solo ver tu cuerpo puedo saber todo por lo que tuviste que pasar - ¿Cómo pudo perder el control de esa forma? – puedes denunciarme si quieres, no me resistiré
- No hare tal cosa- acaricia la mejilla del hombre, este no se opone – me alegra haberte ayudado, si fue difícil, pero creo que tu dolor era mayor – sonríe – aunque creí que moriría cuando te hiciste más grande en mi interior, era como si me atraparas
- ¿Qué yo hice qué? Demonios, demonios – se levantó corriendo de la cama y tomo su teléfono, marco el número y llamo – Miguel necesitamos ir en este momento a verte – se queda en silencio – es urgente, tuve mi Rut, Agnes vino a mi casa y me anudé dentro de ella.