Después de una larga y feliz amistad llega un penoso y accidentado matrimonio para terminar en un frío y amargo divorcio
NovelToon tiene autorización de OFV para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Abordar un avión
Isabella ya no quería derramar ni una sola lágrima más, le dolía ver a Massimiliano con otra mujer, le dolía saber que Eloísa le había dado un hijo, mientras que ella tuvo que vivir el luto de la muerte de su propio hijo.
Se dirigió a su casa, ya había empacado algunas cosas, muchas eran recuerdos de su relación con Massimiliano, las fotos de su boda, algunas otras fotografías de cuando eran más jóvenes y eran buenos amigos, había una en especial, la fotografía del parque de diversiones cuando se perdió y Massimiliano la encontro y ayudo a buscar a sus padres, eran momentos dulces, pero ahora su amor era solo amargura.
Saco todos esos recuerdos de la maleta, reviso uno a uno, todo terminó roto en el cesto de la basura, se iría y no dejarías rastro de su presencia en esa casa.
Llamo a las sirvientas y pidió que cada una de sus cosas fuera desechada, sus costosas cremas cosméticas, la ropa exterior, ropa interior, cada cosa que ella agrego a esa casa fue desechada, solo miró con tristeza sus joyas y algunas prendas de diseñador, creadas como diseño exclusivo.
— ¡Maggi! – Llamo Isabella a la sirvienta que la servía más frecuentemente y a la que estaba más apegada.
— Si, señora.
— Te doy esto, venderlo y reparte el dinero entre todos tus compañeros.
— Señora, no puedo tomar sus cosas, puede parecer un robo, además con mi sueldo estoy muy bien.
— Llama a todos aquí.
— Si señora.
Isabella seguía sacando cosas personales de su clóset, zapatos de diseñador, bolsos edición especial, tantas cosas que había acumulado y atesorado por años, no significaban nada, si nisiquiera podía ser amada.
Maggi tocó a la puerta y asomó la cara.
— Señora ya están todos aquí.
— Bien, que pasen.
Todo el personal de la casa pronto estuvo en una línea frente a Isabella.
— Hoy me iré de está casa, mi equipaje tiene que ser ligero, así que quiero que tomen todas esas cosas, si pueden venderlas háganlo, el dinero que puedan obtener lo reparten entre todos.
— S-señora...no podemos tomar esas cosas, son demasiado caras.
— Entonces solamente desechenlas...a dónde iré no me sirven.
Al ver a todos actuando de forma dudosa pensó que tal vez era por miedo a Massimiliano, tal vez el si tomaría replesarias contra ellos.
Buen, traigan una hoja escribiré que estoy autorizando desechen todo o en su defecto lo vendan y se queden con lo obtenido.
— Señora...no sé cuál es la situación con su esposo, pero no se vaya, no nos deje así – Dijo Maggi, todos los demás asintieron.
— El señor se volverá a casar y no puedo permanecer aquí, lo siento mucho, quisiera llevarlos conmigo pero en este momento mi situación es complicada. Dejó todo en sus manos, cuídense mucho y espero tengan buena salud, una larga y buena vida.
Maggi y otras de las sirvientas comenzaron a llorar, al ver salir de la habitación a Isabella, pero tenían que limpiar y encargarse de todo de lo que Isabella se había desecho.
Ella salió con la cara en alto, se veía más alta, pues caminaba erguida.
Solo llevaba la ropa que se puso por la mañana, en su bolso solo estaba sus documentos de identificación y su pasaporte, además de su cartera.
Salió dejando toda su vida atrás, subió a su automóvil deportivo y se fue directo al aeropuerto.
Tenía llamadas perdidas de Philen pero no quería responder ninguna, cuando estuviera en el aeropuerto le enviaría un mensaje a su padre y a Philen, ya había dejado claro lo del divorcio, confiaba en que el abogado lo resolviera rápidamente, su padre se encargaría del parque de diversiones y el trabajo de la empresa ya estaba resuelto, se fue sin cargas de ningún tipo, como dijo a los sirvientes, un equipaje ligero.
Pronto llegó al aeropuerto, aún era de tarde, el ocaso comenzaba a teñirse de múltiples colores.
Compro su boleto para Italia y mientras esperaba el anuncio de abordaje llamó a su padre.
— Bella, que bueno que llamas, estaba muy preocupado Phill nos dijo lo que pasó, no te preocupes por nada, tu familia siempre estará a tu lado, sabes cuan importante eres para nosotros.
— Estoy bien papá, perdón por hacer que te preocupes, pero tu hija es más fuerte de lo que crees, estoy tranquila, solo quiero alejarme de todo por un tiempo.
El padre de Isabella sintió pesar en su corazón, su hija sin dudas estaba sufriendo pero no quería obligarla a estar donde le hacían daño.
— Isabella, dime dónde estás, ahora mismo voy por ti, vienes a la casa unos días en lo que piensas que harás, cuentas con tu madre, con Philen y conmigo, sin mencionar que hay varias personas que te aprecian, si quieres divorciarte me encargaré de dejar en la banca rota a ese desgraciado.
— Jajaja, no papá, no quiero nada de eso, estoy en el aeropuerto, ya compre mi boleto para Italia, le puedes avisar a mi hermano que pronto llegaré a la villa.
— Hija, no tomes decisiones precipitadas, piénsalo mejor.
— Papá, estoy embarazada...
Las palabras de Isabella se quebraron, tenía que ser sincera.
— No es está la forma en como quería informarles, pero si me quedo un minuto más en Ciudad Capital no creo poder conservar este embarazo, es demasiado estrés, demasiadas emociones negativas, demasiado dolor...
— ¿Massimiliano lo sabe?
— No, dime, ¿en qué momento se lo diría?, ayer después de la recepción de la señorita D'Angelo pensaba decirle, pero ya sabes todo lo que pasó, nisiquiera sé si volvió a casa.
— Hija, él es el padre de tu hijo, debe saberlo.
— Lo siento papá, pero este hijo es solo mío, no me quedaré aquí, no puedo estar con Massimiliano, hay una historia terrible de dolor, ya no deseo volver a verlo jamás en mi vida, lo de hoy fue el último agravio de su parte.
— Entiendo, pero debes de viajar con más tiempo, ver al médico, que te autoricé a viajar, no es un viaje corto.
— Papá, es ahora o nunca.
En ese momento se escuchó la llamada al vuelo 626 con con destino Italia.
— Papá, ya tengo que abordar, te quiero, despídete de mamá y no le digas nadie donde estoy.
— Hija, ¿no te despedirse de Phillen? – dijo con tristeza Gerónimo.
— No, le llamaré cuando esté en Italia, ya le había dicho que me iría, solo no esperaba que fuera tan rápido.
— Está bien, no te dejes llevar por la tristeza, debes de sonreír, querida hija.
— Papá, espero que pronto vayan a visitarnos a mi hermano y a mi, no es una despedida para siempre, nos volveremos a ver.
Gerónimo entendió que su hija no cambiaría de opinión, sintió que algo no estaba bien pero en ese punto era imposible persuadir a Isabella.
— Prométeme que te cuidarás – dijo Gerónimo preocupado.
— Lo prometo, les mando mi amor, y tranquiliza a Philen, creo que estaba más molesto que yo.
— Te amamos hija.
— Yo a ustedes, adiós papá.
La llamada terminó, Isabella se levantó de su asiento para abordar el avión.