Bianca solo tiene un deseo: poder y respeto. Dante se lo concederá. La convertirá en su esposa y lo que en un inicio fue por conveniencia se transformará en algo mucho más fuerte.
NovelToon tiene autorización de Nene R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Resultado de la clase.
BIANCA
Después del entierro de los Rossi, Dante se ha alejado. Aunque siempre guardaba un momento para mí, lo sentía lleno de odio y rabia por encontrar a los traidores y hacerlos pagar. Escucharlo como los haría sufrir solo hacía que también me alejara de él, él lo notó y ya no ha tocado del tema conmigo.
Seis semanas continuaron después de ello y en las que he empezado a aprender sobre el uso del rifle, avance mucho y después que Dante se fuera a Florencia debido a que encontró algunas pruebas, entonces Antón decidió que era momento de hacer prácticas.
Con lo que no contamos fue que en el momento del disparo perdiera el equilibrio y termine por caer entre las rocas, lastimándome los brazos y las piernas.
Vi la preocupación en Antón en ese rostro que siempre está amargado, sin embargo, sé que cuando su patrón me vea, estará en problemas.
Por la noche me echo algunas cremas para el dolor y los moretones que empezaban a formarse y solo use un short y una camisa de satín para dormir. No conté que en esa noche llegaría Dante. Cuando desperté al día siguiente lo tenía a mi lado dormido.
Lo muevo un poco y poco a poco abre esos bellos ojos oceánicos.
—Bianca ¿Desde hace cuánto estás despierta?
—Hace rato—volteo—.Te extrañé ¿Cómo te fue?
—Los atrapé—sonríe y no quiero pensar que ha hecho—.Pronto dirán quién los envió, no tienen conexiones tan fuertes como para hacerlo ellos solos.
Solo asentí. Verlo así en búsqueda de venganza me hace recordar a papá y cuando su exesposa falleció.
Me acerco y solo lo beso para no escuchar más. Eso funciona ya que me aprisiona en sus brazos y me coloca encima de él. Sus manos van por mi espalda y toca mis senos. Jadeo porque extrañe tanto su boca y el placer que puede darme.
—¡Espera! Dante, dame un momento.
Le pedí que se detuviera cuando uno de los celulares sonó. Es el mío así que me levanto y lo tomo del buro donde lo deje anoche cargando, ya que debe ser una emergencia, casi nadie me habla a ese número. Lo reviso y encuentro un mensaje de Estefan.
"Hola Bianca. Espero que te encuentres bien. Este fin de semana será el cumpleaños de Loretta y sabes que estás invitada tú y tu esposo. Espero que vengas para conversar, prometo no insistir en lo que te moleste, solo quiero verte".
No era tan importante como pensé, pero igual decidí responder: "Cuenta conmigo".
Volví a dejar el móvil y volteé para acercarme.
Dante no alejaba la mirada de mí y antes de dar un solo paso estallo en gritos.
—¡¿Qué carajos es eso?!—mierda... lo olvidé—¿Qué te paso en la pierna? ¿Quién te hizo daño?
Dante se acercó y se puso de rodillas para verme.
Tenía un par de moretones en la zona de las rodillas y tengo tres heridas. No le veo el escándalo, pero él sí.
—Estoy bien. Eres un exagerado.
—No ¿Quién te lastimo?—se levantó y abre la puerta de la habitación, salió y regreso con el pobre de Antón después de unos minutos—¿Qué carajos le paso a mi esposa?
—Señor yo...
—No fue su culpa—lo interrumpí—Solo me caí en las rocas, fue todo. Antón vete.
—Te quedas Antón—él volteó—¿Cómo paso? ¿La empujaste?
—Se cayó debido al rifle señor.
—¿Qué rifle?
Maldito chismoso. Obligue a Antón a salir de la habitación y cerré la puerta. Volví a Dante e intenté tranquilizarlo. Hice que se sentara en la cama y busque la mejor forma de decírselo.
Tomé de las mejillas al mafioso que está a mis pies, viendo con todo lo que tiene mi pierna lastimada que yo no creía que fuese tanto, pero a él sí.
—Estoy bien—se lo digo—.Solo quería aprender algo para apoyar a la organización, saber defenderme y ser más que un par de manos sobre el piano, Dante.
—Entiendo, Bianca. Siempre estaré contigo—recibe mis caricias—Mi único propósito ahora es cumplir mi promesa de que seas respetada y que las personas que osen humillarte de nuevo no volverán a ver la luz del día.
—¿Y después de cumplir tu palabra?—arqueo una ceja—¿Qué harás cuando lo hayas cumplido?
—Podré morir en paz.
Me puse de rodillas y lo besé en los labios. Sus palabras me causan escalofríos, pero al mismo tiempo son importantes para mí. Decidí cerrar la puerta con seguro y regresé con Dante a la cama. Empieza a desabotonar mi camisa de satín. Va por el tercero cuando se escuchan fuerte golpes en la puerta.
Mierda ¿Qué es tan importante?
Dante intenta no hacer caso y lleva su boca a mi cuello.
—Ve—le digo y toco su entrepierna—ve o no nos dejaran en paz.
Dante se levanta con una notoria molestia y abre la puerta. Me cubro con la sabana cuando noto a Alfredo en la entrada.
—Uno de ellos está hablando, señor.
—Prepara el auto. En unos minutos nos vamos.
Él entra y entra al armario. Se viste con rapidez y antes de salir se toma unos segundos de su apresurado y corto tiempo para acercarse y darme un beso en los labios.
—Vuelvo en unas horas.
—Está bien.
Dante sale de la habitación y la puerta es nuevamente cerrada. Decidí ya no estar más acostada en la cama y fui al baño por una ducha de agua helada, después me vestí y bajé por algo de desayunar. Antón venía a cada parte conmigo en completo silencio.
—Antón mientras que termino ve pensando en algo más complicado para la práctica de hoy. Por esta vez te doy el privilegio de elegir, aunque no debas por chismoso.
Antón asintió y llamo se alejó mientras que hablaba con otros guardias. Mientras comía revisaba las nuevas partituras que llegaron y pronto iba a ponerlas en práctica también.
Mi guardia regresó cuando deje la taza de café vacía, como si tuviera ojos aquí y me llevo a la cubierta de la mansión. No he pisado esa parte de la casa desde que llegue. Hay varias flores y plantas y todo está cubierto por guardias que vigilaban toda la propiedad desde esta altura.
Me acerqué a la parte frontal donde el rifle ya me estaba esperando. Antón ha acomodado toda la zona, hay algunos maniquís, botellas y costales, en cada una de ellas hay una marca lo suficientemente grande para verlo a través del rifle.
—Tiene que disparar dentro del círculo, señora. Vamos a practicar su puntería desde este punto de la mansión. Si logra darle a al menos 12 de los 15—hace una pausa—créame que estaré impresionado.
—¿Es un reto?—asintió—Voy a darle a los 15.
Tomo el rifle y posesiono las manos como me enseño Antón y esta vez agrego más fuerza a mi postura para que la fuerza del disparo no haga que vuelva a caer. Necesito no fallar. Respiro por la boca y busco el punto con el lente. Ya lo tengo en la mira y aprieto el gatillo.
Me separo del lente y veo al guardia acercarse al costal que está en la zona baja. Se pone de rodillas y luego voltea a nosotros, levanta su pulgar y una sonrisa se forma en mi rostro al saber que sí le di.
—Excelente señora.
El resto de los puntos se sintieron eternos, ya que sentía mi mano temblar así que me detenía y descansaba un poco. Continuaba disparando y no falle en los siguientes 10 puntos.
Antón se veía relajado y creo que orgulloso de saber que su tiempo conmigo no ha sido en vano.
—¿Qué hora es Antón?
—Son las 3 señora.
Con razón tengo hambre. Continuo con los otros dos puntos y ya me faltan solo dos, estoy por disparar nuevamente cuando el auto de Dante entra en la propiedad.
—Antón—volteé y lo vi empezar a guardar las cosas qué valiente.
Vuelvo acercarme al lente del rifle y veo a mi esposo. Cada parte de él lo analizo, no parecer haber cometido una atrocidad, sigue con la misma ropa y está limpia, no tiene golpes en el rostro, pero su enojo es claro. En su mano lleva su anillo puesto y yo pienso en el mío. No lo uso aún y me pregunto si aún soy considerada su esposa.
—Señora, debemos bajar.
Yo decido cuando este matrimonio acaba y lo hice el día que escape del hospital. Entonces eso significa que... Oh no.
Continúo viendo a Dante desde mi posición y cambio hacia los hombres detrás de él. También lucen bien, enojados, pero bien físicamente. Solo noto algo extraño. Cerca de Dante, a un metro hay un hombre que trae algo dentro de la manga de su abrigo. Se acerca más a él y poco a poco empieza a sacar una daga.
Ahora tengo la vida de Dante en mis manos, puedo quedarme quieta y esperar a que lo maten, pero no quiero eso. Así que jalo del gatillo apuntando en la mano de aquel hombre. El ruido resuena por toda la propiedad y todos se ponen alerta.
El hombre cae y grita, sujetando su mano con sangre.
Me alejé del lente y vi a todos los hombres con su atención puesta en mí y después toman al hombre.
Los ojos de Dante se posaron en mí, solo esos me importaran y él sonrió de lado.
Yo también lo hice.
Estamos unidos en esto y no vamos a parar hasta ganar.