Entre El Hielo Y El Fuego

ELLA

En ese momento, la puerta se abre bruscamente, nuestra madre entra, elegante, fría, con el tono de siempre: más interesada en el control que en la conexión.

Estela: Hola, buenas tardes... ¿Qué estás haciendo aquí, Ella?

Lilly: Madre... el doctor está hablando, por favor...

Estela: Óptimo. Entonces, doctor, dígame: ¿cómo están las cosas? ¿Cómo está mi hija... y mis nietos?

El médico lanza una mirada respetuosa, pero es visible el desconcierto con la interrupción.

Médico: Las chances son delicadas. Los bebés tienen poco más de 26 semanas. Podemos intentar ganar algunos días con reposo absoluto, pero la salud de Lilly está en riesgo. Estamos entrando en un punto crítico para ella y para los niños. El equipo de neonatología ya está en alerta, pero... necesitamos estar preparados para cualquier escenario.

Estela: ¿Qué significa eso? ¿Van a sobrevivir?

Lilly: No sé si puedo...

Estela: Vas a poder, sí. Estás con óptimos médicos, el equipo es renombrado, el hospital es de punta... ¿No es eso, doctor? Es solo porque son dos, ¿cierto? Y ella siempre fue sensible, entonces...

Ella: No estás sola, Lilly. Estoy aquí. Vamos a pasar por esto juntas.

Estela: ¿En serio? ¿Ahora resolviste jugar a la hermana? Nunca te involucraste...

Ella: Porque, será... Nadie nunca dejó. Pero ahora, no necesito tu permiso.

El silencio pesa en el aire. El médico carraspea, desconcertado.

Médico: Voy a dejarlas conversar. Cualquier alteración, me llaman inmediatamente.

Él sale. La puerta se cierra. La tensión, no.

Estela: Ella, por favor… no transformes este momento delicado en un teatro emocional. Eso solo estorba la recuperación de Lilly.

Ella: ¿Teatro emocional? ¿Crees que tomar su mano, estar presente y escuchar lo que siente es drama?

Eso se llama cuidado, madre. Algo que deberías conocer... pero nunca practicaste.

Estela: No me des lecciones. Siempre hice lo que era necesario. Siempre mantuve a esta familia de pie. Aunque tú no sepas eso.

Ella: Mantuviste una fachada, un nombre respetable. Un apellido fuerte.

Pero lo que había dentro de esa "familia" era vacío. Tu amor por Lilly siempre fue condicionado, solo existía cuando ella cumplía tus expectativas. Y ahora, lo que llamas “preocupación” solo gira en torno a los herederos que ella carga. De los hijos de Gustav. Pero... ¿y ella? ¿Y la mujer, la hija, la persona quebrada que está acostada en esa cama? Amas lo que ella representa. No quien ella es.

Estela: Siempre fuiste ingrata. La rebelde. Y ahora, de la nada, apareces aquí queriendo hacer de salvadora?

Ella: No estoy haciendo de nada. Estoy haciendo lo que tú nunca tuviste coraje de hacer: el mirar para ella como un ser humano, no como una inversión.

Y si eso me vuelve rebelde, entonces qué bueno, mejor ser rebelde que cómplice de tu silencio.

Estela: Crees que entiendes todo, ¿no? Pero amar también es hacer elecciones difíciles, Ella.

Ella: Amar... es estar presente. Incluso cuando duele e incluso cuando falla. ¿Y sabes qué es peor, madre? Ella aún espera algo de ti. Incluso sangrando por dentro.

Estela traga saliva, pero no responde.

Ella: Ahora es mi vez de hacer una elección y decidir quedarme. Yo elegí a Lilly.

Estela: ¿Qué estás queriendo con eso?

Ella: ¿En serio? Después de todo eso… ¿aún crees que hay algo por detrás? Realmente no consigues ver lo que es empatía, ¿no?

Yo observo los ojos llorosos y expresión confusa de Lilly, como quien no sabe si merece o si puede confiar.

Ella: Lilly, me tengo que ir. Tengo un trabajo para cumplir, unas fotos para hacer. Pero vuelvo después. Aprovecha la compañía de tu mamá... ella parece estar bien interesada en ti ahora.

Y madre... Sé humana, intenta experimentar de vez en cuando.

Salgo del cuarto con la cabeza erguida, sin remordimiento por haber hablado con mi madre de ese modo, ella necesitaba oír, quién sabe tal vez ella cuida de Lilly.