Par De Reyes

Los gemelos observaron a Zoe dormir, a pesar que tenían deseos de estar con ella de otra manera, querían ser pacientes, ella no los rechazaba después de todo, a pesar de crecer con los humanos que tienen diferentes costumbres a ellos, los aceptaba como sus parejas, suspiraron y se miraron.

- ¿Deberíamos avisarles a nuestros padres? – Preguntón Aiden, Bryan se encogió de hombros- Bryan, lo sabrán tarde o temprano, sino les decimos que encontramos a nuestra pareja, mamá se puede molestar, además está lo que dijo tía Kailani- Continúo hablando Aiden.

- Se los diremos, pero esperemos unos días más, creo que lo mejor es que completemos el vínculo primero, ¿Te parece?  Después se los diremos a mamá y a papá- Dijo Bryan decidido, sabía que aun así no se salvarían del regaño de su madre por haberle ocultado que habían encontrado a su pareja destinada.

- Una pareja diferente para el par de reyes, eso dijo la reina suprema y Zoe es diferente, será la primera reina luna mestiza- Aiden se acostó al lado de Zoe y Bryan hizo lo mismo, a ellos no les importaba el hecho de que Zoe fuera una mestiza, era su pareja, de ambos y eso es lo único que les podía importar, la amarían y cuidarían, como su padre siempre les enseño.

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Zoe despertó después de dormir largas horas, aunque no sabía realmente cuantas horas fueron, miró por las ventanas del balcón, ya estaba oscuro, entonces si fueron muchas horas de sueño, sintió a los gemelos aferrarse a ella, los miro a cada uno, incluso dormidos se veían apuestos, sexys, aunque solo llevaba unos días conociéndolos, le encantaba la cercanía, también sus besos y sus caricias, no volvieron a repetir lo que pasó la noche antes de su cumpleaños, aunque eran unos pervertidos, que solo querían estar abrazándola o besándola, no pasaron de eso, eran demasiado respetuosos hasta cierto punto, sintió a Aiden moverse y lo volteó a ver, solo para encontrarse con sus bellos azules soñolientos.

- ¿Pasa algo ternurita? – Preguntó con su ronca y soñolienta voz.

- ¿Dormí mucho? – Preguntó con sus mejillas sonrojadas por aquella tierna sonrisa que Aiden le dedicaba.

- Poco- Se inclinó a ella y beso sus labios, solo los unió, pero eso hizo que Zoe se sintiera deseosa de más, no dejo que Aiden se apartara, colocó una mano sobre su mejilla y atrapo sus labios con los de ella, el gemelo abrió sus ojos de sorpresa, era la primera vez que ella tomaba la iniciativa, respondió el beso, abriéndose paso para su lengua.

Zoe besaba con pasión a Aiden, deseaba tanto sentirse amada, por él, por Bryan, sintió como la mano de Aiden, comenzaba a acariciar uno de sus senos, jadeo entre el beso, se sentía demasiado bien, pero algo faltaba o mejor dicho alguien, no sabía cómo explicarlo, pero así lo sentía, de pronto sintió unos húmedos besos sobre su cuello, no pudo evitar sonreír y terminó el beso con Aiden, se giró un poco para encontrarse con lo que hacía falta, Bryan.

- ¿Puedo unirme? – Preguntó con una dulce sonrisa, Zoe solo rio y atrapo los labios de Bryan en un apasionado beso.

Aiden sonrió, ella estaba tan ansiosa como ellos, así que podrían disfrutar del momento sin ningún problema, mientras Bryan se entretenía en los labios de ella, él bajo hasta sus senos, ella solo vestía una playera de uno de ellos, le quedaba gran, pero eso no importaba, la alzo hasta descubrir sus senos, comenzó a saborear uno de ellos, deslizo la punta de su lengua en su rosado pezón, provocando otro gemido en Zoe, él no se detuvo, continuo con sus caricias, después de entretenerse con sus senos, fue bajando por su vientre, donde dejó una que otra marca de sus dientes, hasta llegar a su zona más sensible, pero antes de tocar ese lugar, paso a sus muslos, deslizando sus labios por ellos y mordiendo con suavidad, los gemidos de Zoe eran más altos entre cada beso con Bryan, Zoe arqueo su espalda y terminó el beso con Bryan, al sentir la lengua caliente de Aiden deslizándose por su sensibilidad, no podía contener sus gemidos, sintió como Bryan la levantaba y se colocó detrás de ella, sintió algo duro en su espalda, podía deducir lo que era, pero más que desagradarle le gustó sentirlo, las manos de Bryan ahora estaban sobre sus senos, empezó a masajearlos de manera suave, aumentando sus movimientos, luego comenzó a jugar con sus pezones, sus dedos pellizcaban cada uno haciendo que ella gimiera de placer, además las caricias de Aiden se hacían más intensas en su intimidad, su lengua se entretenía en su clítoris mientras sus dedos se deslizaban dentro de ella, Zoe levanto su rostro, buscando a Bryan, quería sentir sus besos de nuevo, él entendió solo con verla a los ojos, se inclinó a ella y se unieron en un apasionado beso, mientras sus manos se concentraban en sus senos, mientras Aiden seguía saboreando cada rincón de su intimidad, no tardó mucho en llegar a un delicioso orgasmo, soltó un fuerte gemido, mordiendo el labio inferior de Bryan, las caricias de Aiden eran suaves, saboreando los dulces jugos de su mate.

- Más…- Dijo jadeante Zoe, Bryan sonrió y por supuesto no rechazaría su petición.

Zoe sintió que Aiden la jalo ahora hacia a él, recostó su espalda sobre su torso y el quedando de rodillas, le quito aquella playera, quedando ella totalmente desnuda ante los gemelos, Bryan sonrió, se acercó a ella y separó sus piernas, haciendo que el rubor en el rostro de Zoe aumentara, Bryan hundió su rostro en la entrepierna de ella, su lengua empezó con las caricias en toda su intimidad.

- Joder…- Gruño Zoe, arqueando su espalda, Aiden jugaba con sus senos, ella levanto su cabeza para mirarlo, sonreía de manera sexi, llevo sus manos a su rostro y lo atrajo a ella para darse un apasionado beso, esta vez su lengua tomo la iniciativa, recorriendo cada rincón de la boca de él.

- Eres una traviesa, ternurita- Rio Aiden, Zoe había terminado el beso mordiendo en labio inferior de él.

- Se siente bien- Gimió arqueando su espalda, miró a Aiden, él metió uno de sus dedos dentro de su boca, Zoe comenzó a saborearlo como si se tratara de un dulce, perdiéndose en aquellos ojos azules como el mar, mientras Bryan seguía dándole placer en su zona más sensible, sus gemidos salían de sus labios, sus dientes se enterraron en el dedo de Aiden, pero en vez de retirarlo metió otro dedo, Zoe seguía con sus caricias, su lengua envolvía los dedos de él, mientras Aiden los sacaba y metía de nuevo, el asalto de su boca y su intimidad continúo, hasta que nuevamente sintió las placenteras y deliciosas ondas de placer recorrer todo su cuero, gimió con fuerza, Aiden saco sus dedos y ahogo el gemido de su mate en un apasionado beso, mientras Bryan saboreaba aquel delicioso manjar.

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Sira y Eilam continuaban revisando los informes de las manadas, ya habían avanzado lo suficiente, pero habían encontrado algo extraño en varias manadas, las más grandes reportaban casos similares, era normal que los desertores atacaran, pero en los últimos ataques notaron una extraña apariencia.

- Luna Azul, Luna negra y Luna blanca, reportan las mismas características de los desertores, colmillos negros, pelaje opaco al igual que sus ojos – Hablo Sira deslizando con sus dedos la pantalla de su tablet.

Elek y Edris entraron al estudio, estaban en el ala de Beta, miraron a Sira quien estaba entretenida en su tablet.

- ¿Cómo les fue? – Preguntó Eilam, sabía lo que sus hermanos pensaban, Sira tal vez no se había dado cuenta, pero su aroma se hacía más fuerte, como si su celo estuviera llegando, era difícil contenerse, pero se habían prometido no hacerle nada, que ella no quisiera y por supuesto que ser tocada por ellos era algo que ella no quería, de momento.

- La autopsia tardara un poco, pero hay algo extraño con ese desertor, sus colmillos son negros, como si estuviera podridos, su pelaje es opaco- Dijo Elek.

- Lo mismo que los reportes de las tres manadas- Dijo Sira, Eilam asintió y suspiró.

- ¿Tú? – Miró a Edris que seguía embelesado en Sira.

- Ah, si…- Dijo sacudiendo su cabeza, tratando de controlar sus instintos primitivos- Los líderes de escuadrones están a la altura de su cargo, pero los nuevos reclutas necesitan un entrenamiento más riguroso- Dio su informe, Eilam asintió.

- Perfecto, haz un informe detallado para entregárselo a Tristán- Ordeno Eilam.

Sira sintió los tres pares de ojos sobre ella, se empezó a sentir incómoda, dirigió su mirada a Edris, él olfateaba el aire, luego miro a Elek quien cerró sus ojos y saboreo sus labios, por último, fijo su mirada en Eilam, él la miraba con intensidad, recorría con sus preciosas avellanas cada parte de ella, aunque estuviera sentada, trago en seco y suspiró.

- Tu celo, parece que llegó- Dijo Eilam pasando saliva por su garganta, Sira se puso de pie y miró a cada uno de los trillizos, sus miradas primitivas decían todo, no se había percatado de su aroma, normalmente cuando su celo llegaba, tardaba en darse cuenta, pero los trillizos tenían un mejor olfato que el de ella, sus mejillas comenzaron arder.

- Debo irme…- Comenzó a caminar con nerviosismo hasta la puerta, pero tanto era su temor de estar con ellos tres, que tropezó y cayó al suelo.

Los tres corrieron a ella, trataron de ayudarla a levantarse, pero Sira los miro con temor en sus ojos, los trillizos se miraron unos a los otros y retrocedieron, para que ella se sintiera tranquila, Sira notó la tristeza en sus miradas, odiaba cuando la miraban así, porqué a ella también le dolía, pero no quería ceder a ellos, sentía que la lastimarían, tenía miedo de aceptarlos.

- Deja que ayudemos, te prometemos que no te haremos nada – Hablo Eilam, Sira suspiró, podía sentir en su voz tristeza y súplica, esperaba no arrepentirse de su decisión.

- Necesito ir a mi recamará, ahí tengo mi medicamento – Dijo aun sentada en el suelo, los trillizos asintieron, Elek y Edris miraron a Eilam, sabía que era el que más podría controlarse de los tres.

- Bien – Dijo Eilam entendiendo las miradas de sus hermanos, se acercó a Sira y la cargo en brazos, cerró sus ojos y aspiro el dulce aroma que desprendía, controlo sus instintos, a su lobo que estaba loco por poseer a su pareja.

Edris y Elek caminaban unos pasos adelante, mientras Eilam llevaba en brazos a Sira, hasta llegar al ala Gamma, no dudaron en ir directo a su recamará, donde la recostaron en su cama, ella les dijo donde tenía sus medicamentos, Elek los encontró mientras que Edris se acercó con un vaso de agua, ambas cosas se las entregaron a Eilam, quien a su vez se las dio a Sira, ella tomo rápidamente el medicamento, tomo cinco pastillas, algo que no le pareció al mayor de los trillizos.

- Gracias- Dijo Sira dejando el vaso en el buró al lado de su cama.

- Si necesitas algo, llámanos- Hablo Elek

-Mantendremos nuestro enlace enfocado en ti – Dijo Edris con una leve sonrisa. Ambos comenzaron a salir de la recamará, Eilam fue el último la miraba con intensidad, haciendo que Sira se pusiera más nerviosa de lo que ya estaba.

- Deberías disminuir la dosis, por tu bien, nosotros prometimos no tocarte y sabes, que cumplimos nuestras promesas tratándose de ti – Dijo con una leve sonrisa, Sira suspiró, rara vez veía una sonrisa sincera en Eilam y cuando lo hacía, su cuerpo lo deseaba.

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El chico de cabellos plateados, el hijo mayor de los reyes supremos, el heredero al trono, había heredado los rasgos de su padre, pero no solo eso, incluso había heredado la rebeldía de él, de no querer un trono, de querer ser libre, recorrer el mundo y aprovechaba a hacerlo cuando su hermosa madre y él que decía ser su padre, no estaban en el palacio, aunque difícilmente había ido tan lejos, pero esta vez cambiaria todo, iría al país del norte, a Greyson precisamente, su hermana menor, Kaeli, le había dicho lo que vio, aunque fue vaga su visión, su posible pareja destinada, según las palabras de su hermanita, era una pareja diferente, similar a lo que su madre dijo de sus primos, extrañamente Kaeli le dijo que su pareja estaría con los gemelos, así que tenía que darse prisa e ir a Greyson, donde ellos ya vivían, sería divertido, se encontraría con ellos después de largos años de no verse, todos habían estado ocupados con sus deberes, aunque él era el próximo rey supremo, un cargo que muchos  deseaban, él sentía envidia de sus primos, serían reyes de un reino, tenían a sus amigos de la infancia apoyándolos y él difícilmente podría tener eso, era de pocos amigos pues la mayoría se acercaba a él solo por su estatus y eso no le agradaba, quería amigos sinceros, en los que pudiera confiar, divertirse, platicar, crear lazos inseparables como sus padres los crearon en el pasado.

- Príncipe- Dijo un hombre alto de cabellos oscuros, robusto y ojos oscuros, vestía un traje negro y se puso enfrente de las puertas que daban a la pista.

- Hola, Davis Jr- Le dio un leve golpe al chico- Déjame pasar- Ordeno, el hombre negó.

- No puedo y no soy Davis jr, me llamo Leo – dijo el hombre sin perder seriedad. Idali puso los ojos en blanco.

- Leo, necesitó ir a Greyson, deja que me vaya – Le dijo con una sonrisa, Leo arqueo las cejas- Antes de que mis padres regresen – Volvió a decir con el ceño fruncido.

- ¿A qué va a Greyson? – Preguntó Leo, cruzó sus brazos, no lo dejaría pasar, sabía que se metería en problemas si eso pasaba.

- Te diré un secreto, pero debes prometer no decir nada, ni siquiera a mis padres, sobre todo a mi padre y si me traicionas, entonces, no serás mi Gamma ¿Quedo claro? – Preguntó de manera amenazante.

- Bien, si es algo importante entonces guardare el secreto- Dijo Leo bajando los brazos.

- Al parecer mi mate, está en Greyson, necesito ir por ella, por mi reina – Dijo con una gran sonrisa, Leo suspiró- Kaeli lo vio – Volvió a decir, Leo asintió sabía que la princesa había heredado los dones de su madre, aunque aún no era tan poderosa como la reina suprema.

- Ve, pero si no vuelves con ella, te juro, que no seré tu Gamma- Dijo con seriedad, Idali asintió despreocupado- Porque acabare con tu vida antes de que subas al trono- Lo amenazó con una sonrisa, Idali trago en seco.

- Hecho- Dijo algo nervioso, ahora tenía otro motivo para encontrar a su mate, no quería morir, tampoco quería el trono, pero morir no estaba en sus metas.

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Skylar llegó al reino de Greyson, ahora era fácil entrar ahí, aunque la seguridad era de respetarse y mucho más en el palacio, al cual no se podía acercar por nada del mundo, al menos que fueras una invitada o parte del ejército del ejército de los reyes Alfas, para desgracia no era ninguna de las dos, por lo que no podía simple y sencillo escabullirse, si la descubrían antes de cumplir con su misión, estaría perdida, así que decidió alquilar una habitación, los gemelos en algún momento tenían que ir a la ciudad, su base estaba ahí, por lo que sería el momento preciso para acabar con sus vidas y finalmente ser libre.

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