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Hilos Del Destino

Hilos Del Destino

Status: En proceso
Genre:Magia / Superpoder
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Víctor Solórzano

Siempre nos hablan del tiempo como algo lineal, primero el pasado, luego el presente y por último el futuro y también nos hablan de que el único tiempo real es el presente, porque el pasado ya pasó y el futuro no está hasta que llega, pero ¿Qué tal si no fuera así? ¿Qué pensarías si te digo que el tiempo, paradójicamente, es y no es línea a la vez? ¿Y que vivimos varios momentos al mismo tiempo y esto no se limita para nada al presente?

Te invito a descubrir poco a poco la complejidad de esta historia y a sumergirte en un océano de emoción a medida que leas su trama.

NovelToon tiene autorización de Víctor Solórzano para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo XII, Enrique II

Este era mi segundo año como rey del reino Iron, fui coronado una semana después de la muerte de mi madre, la reina Isabel III. Nuestra dinastía, Iron, la cual había conquistado y rebautizando estas tierras dando nacimiento al reino Iron hace ya mil años, tenía miles de años de antigüedad y el apellido siempre se había conservado, en nuestra familia ni siquiera las mujeres tomaban el apellido de su pareja al casarse y los hijos siempre llevaban el apellido de nuestra familia, incluso cuando nos unimos con casas nobles de gran importancia de nuestro reino o de algún otro reino. Este día en particular era especial porque un vidente de confianza, que servía a la familia real, me había informado sobre una visión en la que dos de las ciudades de mi reino eran total y completamente destruidas por desastres naturales y después surgían en el plano físico muchos demonios que empezaban a arrasar con el resto del reino y después el mundo. Era un día que me ponía a prueba como rey.

Mi reino había enfrentado a los demonios hace ya quinientos años, durante el reinado de José III. Durante su reinado se hicieron armas especialmente diseñadas para combatir a los demonios, las cuales resultaron efectivas y muchas de estas permanecían en nuestros almacenes secretos. Sin embargo, ninguno de nuestros guerreros actuales tenía el más mínimo entrenamiento necesario para enfrentar a los demonios.

—Este no será el fin de mi reinado y mi dinastía ¡Haré que esos demonios se arrepientan de pisar mi reino! —grité deseando que me escucharan tanto demonios como dioses.

Hice que mi secretaria organizara una junta con mis consejeros reales.

Los tiempos han cambiado mucho desde el reinado de José III, esas armas antidemonios ya no se fabrican, las conservamos por motivos históricos, nunca esperamos que llegaría un nuevo ejército de demonios a atacarnos después de que matamos al anterior; la familia real ya no vive en un castillo, sino en una enorme mansión blanca y como rey muchas veces dirijo el reino desde este enorme rascacielos de cien pisos, en mi enorme y cómoda oficina ubicada en el piso más alto; mucha gente ya no cree en los demonios, la paz nos ha hecho débiles y vulnerables a este futuro nuevo ataque.

Las dos horas que pasaron antes de la reunión del consejo real se me hicieron eternas. Cuando entré a la oficina de reuniones, mis consejeros ya estaban ahí. Se levantaron de sus asientos en cuanto me vieron.

—Pueden sentarse.

Se sentaron de inmediato.

—¿De qué se trata, su majestad? ¿Qué es tan urgente? ¿Por qué es tan secreto que no hemos sido informados aún del motivo? —preguntó Alberto, el ministro de economía y finanzas.

—No le informé a la secretaria sobre el motivo de esta reunión porque hasta que no haya decidido cómo debe procederse al respecto, no quiero que nadie aparte de mí y mis consejeros lo sepa, ministro de economía y con respecto a las otras dos preguntas: el vidente Baltazar me ha informado de una visión que nos advierte que pronto llegará una legión de demonios a atacar este reino y luego al mundo, primero será esa legión y luego vendrán muchas más, posiblemente miles más.

El ambiente se tornó tenso y frio al instante, nadie se atrevía a romper el silencio que se hizo tras mi declaración.

—¿El vidente está seguro acerca de su visión? —preguntó Pedro, el ministro de defensa.

—Su majestad ¿Está seguro de que el vidente Baltazar sigue estando en sus cabales?         —preguntó el conde Antonio. Él nunca ha creído mucho en las increíbles capacidades del vidente Baltazar y menos ahora que este es un anciano de más setenta años.

—Sí, el vidente está seguro de su visión, ministro de defensa y sí, estoy seguro de que el vidente Baltazar está en sus cabales, conde Antonio ¿O prefiere que le llame conde Silver o quizás prefiere simplemente conde? —respondí con frialdad.

—Por mí bien puede llamarme simplemente Antonio, su alteza.

—Bien, dado que ese es el caso, debemos entrenar a nuestros guerreros para esta futura guerra y fabricar nuevas armas antidemonios, las que tenemos no serán suficientes, de hecho, tampoco basta con el número actual de guerreros, cada hombre adulto que pueda pelear deberá ser reclutado y entrenado, con una generosa recompensa en caso de servir con méritos en la guerra que está por venir. —concluyó el ministro de defensa. Lo que decía era un consejo, pero la forma en como lo dijo casi pasa el límite, casi pasa por encima de mí.

—No puedo llegar hasta ese extremo y le recuerdo que la decisión es mía y no suya. Sin embargo, lo tomaré en cuenta, creo que en dado caso se podría reclutar a un hombre adulto y en condiciones apropiadas por cada familia en el reino… y si logramos convertirlos verdaderamente en guerreros, el ejército se duplicaría, el otro problema es ¿Cómo accedemos al conocimiento para fabricar más de esas armas y darles a nuestros guerreros el entrenamiento apropiado?

—Como bien sabe, su alteza, los chamanes que originalmente transmitían esos conocimientos ya están todos muertos, pero le informo que existen dos libros muy antiguos, de los cuales sobrevive un ejemplar de cada uno, que tienen recolectados todos esos conocimientos. —El tono de Carlos, ministro de educación, era suave y sumamente servicial.

—¿Dónde están esos libros? ¿Quién o quienes los tienen?

—Le pertenecen a Andrew Falcón, el último alquimista del reino, el que se dice que posee la eterna juventud —respondió el ministro de educación. Esa respuesta me cayó como un balde de agua fría.

En los veintisiete años que tengo de vida, yo, Enrique II, nunca había recibido una peor noticia. La salvación a la amenaza que podría arrasar con mi reino y el resto del mundo yacía en las manos del último alquimista, Andrew Falcón.

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EIOC 23
Venezolanos, desde el primer capítulo lo supe... /Smile/
bombastickbook
buena historia bro
Anthea
Tu historia parece ser emocionante. ¡Por favor, un nuevo capítulo! 🙏
Victor Solorzano: Subí el nuevo capítulo hace unas horas.
total 1 replies
Vòng một lép nhưng tôm tép có đầy
Me interesó la trama, no puedo esperar a ver qué pasa después.
Victor Solorzano: Hasta ahora he publicado cuatro capítulos.
total 1 replies
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