UN PACTÓ CON EL DIABLO

Mientras en el departamento de Alejandra, su amiga la mira y le insiste que vayan a tomarse unas copas con unos amigos, que la han invitado a la inauguración de un nuevo club.

- Está bien Mari, pero tú le hablas a la niñera, para que venga a cuidar a mi bebé. -

Mari sonríe diciéndole. - No te preocupes amiga ya tengo todo resultó. -

Está bien, dame una hora voy a comenzar a trabajar en el caso del pesado de Dylan.

Hay amiga, solo de escuchar el nombre de ese tipo se me retuercen las tripas.

Me comienzo a reír de lo que acaba de decir mi amiga. - Ja, ja ja, que mala eres amiga, yo no he tenido él gusto de conocerlo en persona. -

Alejandra toma su laptop, enseguida se pone a trabajar en el caso de Dylan Rangel, llama a varios contactos, después de un rato casi tiene resuelto el caso, solo le falta ir a negociar con los agraviados.

Un par de horas las dos chicas llegan y, entran al club está casi lleno, busca donde sentarse y no encuentran, así que se deciden por ir a la barra.

Mari enseguida pide las bebidas, poco después llegan sus amigos y, comienzan a platicar la noche va transcurriendo tranquila, Mari se va a bailar con uno de sus amigos dejando a Alex, en la barra con uno de sus amigos.

Platican tranquilamente mientras beben, cuando Dylan salen de su oficina, va hacia la barra se le queda viendo a Alex se le hace conocida, pero no recuerda donde la ha visto.

Pero entre más la ve, le recuerda a la chica de esa noche, cuando Dylan tiene la intención de hacer case a ella, se levanta y, se va a bailar con el chico que estaba platicando.

Dylan solo la observa desde la barra, no deja de ver los sexis movimientos del cuerpo de la chica que ha llamado su atención por completo, al bailar al compás de la música. Alejandra luce un vestido esa noche, color rojo ajustado a su delineada y esbelta figura.

Que a pesar detener un hijo ha sabido mantener su cuerpo en forma, quien la ve no pensaría que tiene un hijo.

Dylan está más que hechizado por la belleza de esa dama, nunca antes la había visto, por ninguno de sus clubs.

Mientras se toma carias copas de whisky, no le quita la mirada de enzima, mientras que Alex sigue bailando, sus movimientos son cada vez más provocativos.

Después de haberse tomado varios whiskys, Dylan va hasta donde se encuentra Alex bailando y, la jala por la mano, está no se da cuenta, de que el hombre que trata de sacarla del club, es Dylan y, lo abofetea delante de todos, cuando lo ve quien es en realidad, se lleva una de sus manos a la cabeza diciendo, para misma.

- Mierda la, cagué, pero él tiene la culpa. -

El rostro de Dylan está más que colérico, pues nadie lo ha abofeteado en público, y esta mujer lo ha hecho.

La toma por el brazo tratando de llevársela a la fuerza, el chico que estaba bailando con Alex, lo golpea para impedir que no se la lleve y, terminan agarrándose a los golpes, ambos hombres se golpean, Alex trata de separarlos, pero le es imposible.

Cuando se escucha la policía Dylan, logra escaparse, Alejandra ve que el chico que está con ella, está en el suelo, por los golpes que Dylan le dio. Y ambos terminan siendo llevado a la jefatura de policía a los separo.

Cuando los interrogan les preguntan, si sabían quien era la persona con la que se habían peleado, Alejandra niega conocer a la persona.

El comandante de la policía les dice. - Señorita están en problemas, creó que deben llamar a un abogado. -

Alejandra le responde. - Yo soy abogada. -

- Así, y según usted quien es. - Alejandra le responde. - Soy la abogada Alejandra Maldonado. -

El comandante abre los ojos del tamaño de un plato, no puede creer que frente a él tenga ala famosa abogada, Alejandra Maldonado. Y está detenida por un pleito en un club.

- Pues señorita Maldonado, está usted en problemas, tiene derecho a una llamada.

Alejandra solo queda viendo al comandante de la policía, después toma el teléfono, hace una llamada. - Necesito que me ayude, estoy detenida.

Guillermo le responde a Alex. - Le dije que arreglará los problemas de mi hijo, no que se metiera en problemas usted.

Alejandra se molesta, pues por culpa de Dylan está detenida. - Me va a ayudar si o no. -

- Está bien, no te enojes. -

Alejandra cuelga la llamada diciéndose para sí misma. - Si supiera que todo fue por culpa de su hijo, pero esta me las va a pagar el idiota ese. -

Un poco más tarde llega el abogado, enviado por Guillermo en cuestión de minutos todo está arreglado y Alejandra queda en libertad.

Después se hace cargo del chico que estaba con ella, una vez que es puesto en libertad el chico ambos salen de ahí.

Afuera de la jefatura de la policía está Mari esperando a Alex, cuando la ve enseguida le dice. - Hay que mal rato, amiga. -

Sí, pero el desgraciado ese me las paga, juro que un día pondré su maldito trasero detrás de esos malditos separó. -

El chico le dice a Alex. - Porque no dijiste que fue Dylan Rangel.

- Porque no puedo. -

- Pero porque. -

- Porque trabajo para su padre. -

El chico se queda boquiabierto. - No inventes que trabajas para Guillermo Rangel. -

- Hace unas horas que trabajo para él, o más bien que para Dylan. -

El chico queda viendo a Mari, que está solo le hace una mueca, y después le dice. - No quiero estar en tu lugar, pero dicen que ni siquiera sus asistentes le aguantan su mal humor, a todas las corre. -

Pues ya veré, para no tener problemas con él.

Hubiera sido mejor que trabajaras con Guillermo hijo, él es más comprensible y buena gente.

Ya mejor vámonos, Porque estoy que me muero de cansancio y sueño. - Les dice Alex a Mari y al chico.

Poco después ambas chicas toman un taxi que las lleve al club a recoger su auto de Alex. Cuando llegan al departamento Alex, enseguida se va a su habitación donde esta su pequeño profundamente dormido se mete a darse una ducha, cuando sale se mete a la cama abrazando a su pequeño.