Si te dijera que los momentos son solos instantes de tiempos que se quedan grabados en tú memoria y solo eso ¿Me creerías?
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Capítulo: Sobrio
Día 04 de Diciembre -
Cerveza fría
ama que amara la amarga alegría que se deja -para complacer- la piel del oso poeta que va tras el dolor-miel de los que se dejan el alma.
Autor: ndjocu.davies
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El sonido del despertador resuena en la habitación, marcando el inicio de la jornada laboral. Michael, aún en un estado de somnolencia, se mueve ligeramente al escuchar la alarma, mientras se queja de un fuerte dolor de cabeza.
Se da la vuelta, quedando boca arriba con los ojos cerrados, resistiéndose a levantarse. Las palpitaciones en su frente se intensifican, acompañadas de una ligera sensación de náuseas.
"Me siento completamente abrumado", intenta bromear consigo mismo, aunque su malestar le dificulta encontrar humor en la situación. Su intento de distraerse de las consecuencias de la noche anterior se ve interrumpido por una llamada entrante en su celular.
Identifico el número de su asistente personal, quien dudaba entre contestar o colgar.
—Buenos días —respondió, volviendo a cerrar los ojos y sintiendo un intenso dolor.
—¡Señor Rose! Le llamo para recordarle el cierre del contrato. —Frunció el ceño y dejó escapar un jadeo.
—¿Aún está en casa?
—He... —se escuchó una leve tos—. Aún no he salido de casa. —Su tono de voz disminuyó gradualmente.
—Muy bien, aquí lo espero, señor. —La llamada se cortó sin más.
Reconociendo la importancia de cumplir con el contrato, hizo un esfuerzo considerable y se dirigió al baño para prepararse adecuadamente.
Se vistió con uno de sus trajes a medida de alta gama, que había dejado en la villa de sus padres, y se colocó unas gafas de sol para disimular las ojeras y su rostro pálido. Buscó en el lugar un medicamento que le proporcionara un alivio rápido y, tras encontrarlo, logró reducir su dolor de cabeza y eliminar las leves náuseas.
Abrió la puerta de su auto de edición limitada y se acomodó en el asiento de cuero. Sintonizó la emisora de pronóstico del tiempo y puso el vehículo en marcha.
- Miércoles por la mañana... el cielo completamente nublado con lluvias aisladas. Las temperaturas mínimas oscilan entre 80 grados en áreas bajas y 72 en zonas más elevadas. La probabilidad de lluvia es del 90%.
- Lo sospechaba - pensó mientras observaba el cielo gris. En la radio comenzó a sonar una melodía armoniosa, "Photograph", y su cabeza se movía al ritmo de la música, mientras sus dedos tamborileaban, disfrutando de un momento de calma.
Sin embargo, el tráfico se detuvo por completo en un punto del trayecto. Michael no se preocupó al principio, creyendo que pronto reanudarían la marcha, pero tras aproximadamente 15 minutos de espera, comenzó a sentir la frustración.
Su mirada se centraba constantemente en su reloj, observando cómo las manecillas avanzaban rápidamente.
—¡Hoy el tiempo, en todos los sentidos, juega en mi contra! —exclamó, al darse cuenta de lo retrasado que estaba.
En su desesperación, marcó el número de su asistente, esperando que estuviera en la oficina y pudiera justificar su tardanza.
—Dime que estás cerca de la empresa —respondió la asistente, anticipando la razón de la llamada de su jefe.
- Lamento informarle que me encuentro atrapado en un embotellamiento. La causa de este retraso es un accidente más adelante, explicó el joven.
Michael suspiró con lentitud mientras tomaba una decisión. En ese momento, comenzó a sonar una nueva canción: "Someone You Loved", mientras los limpiaparabrisas luchaban contra la llovizna que comenzaba a caer.
—Señor Rose, ¿me escucha? —preguntó una voz al otro lado de la línea.
—Aquí estoy —respondió, observando cómo la lluvia aumentaba—. No tengo mucho tiempo que perder; parece que el embotellamiento durará horas y la lluvia complicará aún más la situación. No estoy tan lejos de la empresa —se detuvo un momento, reflexionando sobre sus opciones.
》 "Voy a aparcar el coche más cerca del borde de la calle," dijo decididamente. "Necesitarás arreglar que alguien lo lleve a la empresa una vez que el proceso esté completo. Mientras tanto, tendré que caminar."
-"Pero señor, ¿cómo se las arreglará con este clima? ¿Tiene un paraguas con usted?"
-"Eso es lo menos de mis preocupaciones. Necesito llegar a la empresa cueste lo que cueste. Por favor, prepara un cambio de ropa para mí; quiero que todo esté listo cuando llegue," concluyó la llamada.
-"Voy a llegar empapado," pensó mientras abría la puerta y salía, su pie sumergido inmediatamente en el agua. Salió del coche y caminó apresuradamente por la acera.
Los pocos transeúntes que se encontraban en la calle se resguardaban bajo sus paraguas, mientras él apresuraba el paso en busca de un refugio. El camino parecía interminable y desolado.
De repente, su olfato captó el característico aroma a tierra mojada, mezclado con un suave perfume. "No puede ser", pensó, deteniéndose un instante, pero el aroma persistía en su memoria. Cerró los ojos, sintiéndose impotente y desconectado del tiempo, mientras la lluvia arreciaba y el perfume se intensificaba.
La visibilidad se tornó difusa a medida que las gotas de agua caían sobre su rostro, dificultando su percepción del entorno. Entrecerró los ojos, intentando orientarse, cuando sintió el roce de una mano en su camisa empapada, que se adhirió a su torso frío. La mano se deslizó lentamente desde su pecho hasta su abdomen, provocando un escalofrío que recorrió su cuerpo.
Pasó una de sus manos rápidamente por su rostro, intentando despejar las gotas de lluvia que caían. Buscó con la mirada a la dueña del perfume que lo había cautivado y a la propietaria de la marca que llevaba grabada en la piel, pero en lugar de encontrar a una sola persona con paraguas, se topó con más de 20 personas en la acera, todos mezclándose entre sí.
A pesar de su determinación de encontrar a esa chica, sus pies se movieron en dirección contraria a su destino. Se detuvo al darse cuenta de lo irracional que sonaba su búsqueda.
Frunció el ceño y apretó los puños, abrumado por una mezcla de emociones. "¿Acaso estoy alucinando?", se preguntó mientras observaba a la multitud. Su mirada se apagó y su rostro se tornó melancólico.