Una mujer despierta luego de estar en coma algunos días.
Sin recuerdos...
Sin saber quien es...
Edad y nombre no es algo que figura en sus recuerdos, ya que parece, los ha perdido todos.
Sin embargo, un hombre aparece delante de ella para recordarle que se llama Alma Rizzo, y que ambos, están casados desde hace cuatro años.
Él le promete ayudarla a recordar todo su pasado para poder encaminar su vida de nuevo.
Algo que a Alma, le parece irreal.
Sobre todo porque cuanto más aprende de si misma, más le aterra descubrir que tal vez no es la mujer que esperaba ser.
Ahora, componer su vida será su misión...
Cosa que no será sencilla cuando se tiene limitado los recuerdos y no sabes si convives con amigos o enemigos.
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Capítulo 12
—El... Yo... No, yo... Perdón. Me pareció ver a un niño.
El señor Conte suspiro.
—Supongo que es normal, dicen que al bajar el sol, se pueden ver cosas. Por eso es peligroso andar solo muy tarde. ¿Qué hace aquí sola?
—Lo mismo le pregunto, ¿qué hace aquí solo? —cuando el oji azul la miró a los ojos, pudo sentir su respiración rozar su cuello con delicadeza.
Alma bajo la mirada hacía su mano y él seguía bien sujeto de su brazo.
—Puede soltarme. —murmuró
Alan la contempló unos segundos.
—Solo si me promete que no se lanzará al vacío. Tuve suficiente con la primera vez. ¿Dónde está su esposo? ¿No debería estar con usted?
La peli negra arrugó la frente y siseo.
—Soy capaz de cuidarme sola, ¿puede soltarme? —él la obedeció —Gracias. —con dos pasos atrás, puso separación entre los dos —Salí a caminar pero terminé perdiendome.
—Entiendo, si da la vuelta, podrá regresar a casa.
—¿Qué hace aqui?
Él le dedico una sonrisa ladeada mientras inclinaba la cabeza a un lado.
—No es la única que gusta de lugares lejos de los ojos chismosos. Pero como sé que no lo recuerda, le comento desde ahora que somos vecinos. Tengo una cabaña en está provincia también.
—Oh...
Alan miró el acantilado.
—¿Cómo va su recuperación? ¿Hay avances con su memoria? —cuando ella suspiró, él la miró de nuevo —Supongo que no hay avances.
—¿Puedo hacerle una pregunta y me la responde con sinceridad?
—Claro.
—¿Por qué corte lazos con King? ¿Qué fue lo que hizo para que me haya alejado de su empresa?
Alan estalló en una carcajada.
—¿Qué le hace creer que nosotros somos los culpables de su separación con King?
—Técnicamente pregunte por lo que usted hizo, no su empresa —dijo, cruzandose de brazos —Pero si algo tengo entendido de mi actuar es que siempre me alejó si hay una verdadera razón, creí que sería capaz de decirle a la cara cual era, pero parece que simplemente decidí irme. —argumento, mirando el acantilado
El peli dorado observó unos instantes su perfil.
—¿Camina? No estamos lejos del mirador.
Ella dudo, pero al final, asintió.
Ambos emprendieron la caminata mientras él retomaba el tema.
—No se el porque de su separación de King, sin embargo, puedo imaginarmelo.
—¿Ah, si? —él asintió —¿Cuál fue?
Encogiendose de hombros, suspiro.
—Eso deberá recordarlo usted misma.
Alma bufo.
—Genial. —la peli negra se petrifico al ver que en efecto, el mirador se encontraba a unos pasos de ellos —Asombro.
No tenía que acercarse al barandal para incluso ya ver como las casas se iban adornando de luces doradas mientras caía la noche.
—Es hermoso, siempre me gustaba venir a admirar.
—¿Por qué en tiempo pasado? —pregunto la mujer mientras se alejaba de él y caminaba hacia el límite del mirador
Él se quedó atrás, mirando como su rostro se adornaba de felicidad al ver por primera vez desde su pérdida de memoria, aquellas casitas.
—Es mucho más bello de noche, sin duda.
Alma asintió.
—Definitivamente, si.
El señor Conte se acercó a su lado izquierdo y dejó reposar los ante brazos en el barandal mientras admiraba las casas.
—Quiero pedirle personalmente disculpas por no poder entregarle el contrato de compra venta del último negocio que teníamos. —murmuró la oji negra, atrayendo la atención del hombre a su lado —Admito que no lo he encontrado y...
—¿Qué documento?
Alma le clavo los ojos.
—De un terreno que íbamos a comprar pero al final, no ocurrió la transferencia porque corte lazos con usted.
—Ah, ese documento. Bueno, quédese tranquila, ya me lo devolvió.
—Pero... —balbuceo —No entiendo. Creí que aún lo tenía.
Alan negó con la cabeza.
—Le refresco la memoria, antes de caer en coma, llegó a mi oficina y me lanzó una carpeta con el contrato dentro.
—¿Yo... Hice eso?
Él la miró con una sonrisa pícara.
—Directo a la cara, admito que me dio en el orgullo. Sobre todo porque la carpeta era rosa con brillitos.
Alma se carcajeo sin contenerse.
—Ay dioses, dígame que no es cierto.
—Tengo la carpeta por si la gusta de vuelta.
—Le ofrezco unas disculpas al menos hasta que recupere mis recuerdos y recuerde porque le lance mi carpeta.
Sin embargo, eso quería decir que Valentín estaba desesperado por un documento que ya había sido entregado. ¿Acaso no sabía de eso? ¿O si sabía pero no quería ese documento en especifico?
Alan la observó quedar sería de un momento a otro y conteniendo el aliento, la vio morderse el labio inferior y ladear la cabeza con preocupación.
—No haga eso... —Alma le miró con la pregunta en los ojos —Morderse el labio. —y él le respondió
Bajando los dedos, toco su boca.
—¿Por qué?
Mala pregunta.
«—No hagas eso. Terminarás lastimandote... —murmuró el oji azul, separando su labio de sus dientes —Además, me das ideas indecentes.
—¿Indecentes?
Él le sonrió.
—Toda tú eres un pecado... —susurro, rozando sus labios con delicadeza
—Señor Conte... —jadeo la mujer»
Alan se irguio y la encaró, estaba a solo un metro de ella. Solo uno...
Dio un paso, luego otro y luego otro.
La distancia entre los dos era minina, ella le miraba con intriga y en sus ojos había asombro, lo podía ver.
—¿Qué pasa?
Esa era una buena pregunta, deseaba saberlo, deseaba preguntarle tantas cosas. Pero el oji azul claudico y dio un paso atrás.
—Nada yo... Le pido disculpas si la incomode o asuste.
Alma sacudió la cabeza.
—Parece que recordo a alguien, se perdió por un momento.
Él se tenso y la miró con asombro.
—¿Y usted recuerda algo?
—Oh, no. Lo siento... El mirador es lindo pero no he recordado nada al verlo.
El rubio tenso la mandíbula y apretó los puños tan sutilmente que la señora Rizzo no lo noto. O si lo hizo, no reparo en ello.
—¿Hace mucho qué está casado con Olivia Silva?
Gran cambio de tema. De tener sus recuerdos, su esposa sería el tema con menos conversación entre los dos.
—Ella...
—¡Gracias al cielo!
Ambos miraron a Valentín acercarse a ellos.
—Estaba preocupado al no encontrarte.
Alma le sonrió.
—Lo siento amor, camine tanto que no me di cuenta cuando llegue al mirador
Alan alzó una ceja con interés pero evitó que su sonrisa lo delatara.
«—Mentirosa.
—La mejor. —le sonrió»
El oji verde, observó de reojo al rubio detrás de ella.
—Entiendo, se hace tarde y debemos irnos.
—Claro —la señora Rizzo miró a su acompañante —Gracias señor Conte por acompañarme. Linda noche...
—Igualmente, linda noche. —respondió con cortesía
—Lamento haberme desaparecido... —se disculpo la mujer cuando estuvo cerca de su esposo
El peli café le sonrió con alivio mientras le acariciaba el rostro.
—No tienes nada de que disculparte... —murmuró segundos antes de besarla —Vamos a casa.
Alan Conte los observó mientras se alejaban. No sin antes recibir una mirada de advertencia por parte del oji verde.
¿Cuándo se supone que Alma Rizzo debe recuperar sus recuerdos? Si lo hiciera, no estaría tan amorosa con su esposo.
Suspirando, observó Rieti una vez más antes de regresar a casa.
.
.
.
—El agua esta caliente aun, primero las damas.
—Gracias.
—Te espero...
La peli negra entro a ducharse y en cuanto salió, Valentín le secundo.
Tomando sus cosas de nuevo, se dispusieron a regresar a la cuidad.
...[...]...
El lunes, en cuanto Valentín se fue al trabajo, Alma bajo las escaleras casi corriendo. Necesitaba ir a la dirección que había logrado encontrar gracias a las coordenadas.
—¿A dónde vas querida?
—Ah... Buenos días, nana.
—No has desayunado aún, ¿vas a salir?
—Eh si, es que... Bueno... —balbuceo —Valentín se ha esforzado tanto por mi que deseo retribuircelo.
La anciana le miró con extrañes.
—¿Qué tienes en mente? Puedo ayudarte a...
—Quiero prepararle un postre y para ello voy a...
—¿Qué postre? —insistió la anciana —Tal vez haya todo para prepararlo, ¿qué deseas hacer?
—Ah... Una tarta.
—Creo que tenemos todo. Ven a desayunar mientras reviso nuestros insumos. —murmuró la anciana mientras se perdía en la cocina
Genial.
Alma, resignada la siguió.
Sonceramente no entendí el final, bueno tal vez haya continuación, buscaré en tu perfil autora y tal vez twnga suerte porque me quede con duda jJJja, saludos desde mexico
Me cae bien aunque es misteriosa 🤔 y prometo esperar para saber como continúa ésta historia. 🥰 Felicidades autora, gracias por compartir, me ha encantado. 👏🏼👏🏼👏🏼