Stefie Perez, una chica con problemas de salud y Familiares se refugiaba en sus novelas románticas hasta que un día despertó en una de ellas luego de un accidente
-Señorita Ivy, al fin despertó nos tenía muy preocupados
Stefie vio a la chica de manera extraña pues está vestía con un traje de sirvienta
-¿Donde estoy? ¿quién eres?
pregunto stefie ahora en el cuerpo de Ivy
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capítulo 12- Fin de clases
A penas llegó al palacio el Duque le envió una carta a su hija, diciendo que todo estaba bien y que haría todo lo más rápido posible para volver a casa antes.
El Duque después de la comida fue llamado al salón de trono, aún no sabía de qué se trataba la reunión, al estar en la puerta fue anunciado.
- Buenas tardes, Duque Smith le saluda al sol del reino.
Este hace una reverencia
- Bienvenido Duque, espero todo sea de su agradó, hace mucho tiempo que no está por aquí
- Muchas gracias, Majestad, no se preocupe estoy cómodo
- lo mande a llamar porque debo hablar con usted.
Dice invitándolo a sentarse en frente de él
- Oí que su hija ya está en edad de casarse, así que, ¿qué le parece si su hija se comprometa con el tercer príncipe?
El Duque un incómodo por la situación se queda en silencio, obvio que el rey nota esto y le vuelve a preguntar
- ¿que le parece Duque?
-Majestad, no quiero sonar grosero, pero tendré que negarme a su petición, mi hija a decidido que aún no se casará, pero hablaré con ella sobre su propuesta.
El rey no muy contento por su respuesta solo asiente y le dice que ya se puede retirar.
Por otro lado, Ivy estaba a punto de empezar las vacaciones de verano, era una de las mejores en todas sus clases, así como en el club de caballería, por ello, estaba más que feliz con sus logros.
Había pasado una semana desde que Ivy le escribió la carta al Príncipe, y esta esperaba su respuesta mientras también esperaba el regreso del Duque, ya en la tarde su padre llegó a la mansión mientras está entrenaba un poco con la espada, al llegar la mandó a llamar con Lina y le dice que la espera en su oficina.
- Señorita, el Duque acaba de llegar y pide verla.
Ivy suelta la espada y va a cambiarse para estar presentable ante el Duque.
- Padre, es un gusto verlo
- Ivy cariño te llame para trarar sobre unas cosas, la primera es esta
Le entrega una gran caja con un precioso vestido Beige
- Padre, está hermoso
Dice Ivy con emoción en sus ojos.
- Hija, si no es mucho pedir, ¿me acompañarías a una fiesta benéfica mañana en la noche?
- Padre, no debe pedírmelo, claro que lo acompañaré.
El Duque contento decide decirle sobre la propuesta del rey
- otra cosa, es un tema importante, ¿recuerdas que el rey me mandó a llamar?
Ivy solo asiente
- Pidió tu mano para casarte con el tercer Príncipe.
Ivy se le pone la cara colorada de la ira, pues ve que su compromiso con él, se hará como sea.
- Padre, ya le he dicho que no deseo casarme todavía, y si lo hago quiero hacerlo por amor, como mamá y tú.
- Hija, no te preocupes, no acepte, le dije que primero lo hablaría contigo, pero si no estás dispuesta, le escribiré una carta a su Majestad rechazando la propuesta.
Ivy contenta por tener el apoyo de su padre, se para y le da un abrazo, para después salir y pedirle ayuda a algunas mucamas que estaban allí para llevar el vestido a su habitación.
Ya en su habitación, se sienta a meditar para canalizar su ira y florecer más su magia.
Ya en la tarde del día siguiente Ivy se estaba terminando de arreglar y aprovecho la ocasión para ponerse el vestido que su padre le regalo. Cuando estaba lista baja y se dirigió con su padre al carruaje.
Al llegar al lugar, se paran en la puerta a esperar que sean anunciados.
- El Duque Evans Smith, con su hija la Señorita Ivy Smith.
Al bajar fueron recibidos por Condesa Thompson.
-Bienvenidos, Duque Smith, Señorita Smith, espero disfruten su estadía aquí.
Ivy ve entre la multitud una cara conocida, así que le pide permiso a su padre para ir con ella, Emma al verla acercarse le sonríe.
-Ivy, tan bella como siempre
- Emma, me halaga, pero tú no te quedas atrás, también estás preciosa
- Gracias.
Solo logra decir eso antes de sonrojarse.
Así siguieron hablando, el Duque la buscaba con la mirada hasta que la encontró hablando con unas Señoritas, así que también se quedó hablando con el Conde y su esposa.
Cuando comenzó la subasta Ivy se devolvió a lado de su pare y procedieron a entrar al salón donde se hará esta, tomaron asiento donde les tocaba, y así empezó dicha subasta.
Ya casi a lo último se estaba subastando un precioso collar de rubí rojo en forma de corazón algo que a Ivy le llamó la atención y decide apostar.
- cien monedas de oro.
Dice Ivy
- doscientas monedas de oro.
Dice Vanessa, quien también estaba allí y quería el collar.
-quinientas monedas de oro
- Mil monedas de oro
- cinco mil monedas de oro
Vanessa aunque podía ofertar hasta 10 mil no quería pues no creía que ese collar lo valiera.
- Cinco mil a la una, cinco mil a las dos, vendido por cinco mil monedas de oro, felicidades Señorita, por favor pase a retirar su premio.
Ivy contenta se levantó a recoger el collar, se sentía un poco rara, sentía que el collar la llamaba.
Al finalizar la subasta, pasaron a devolverse a casa el Duque vio a su hija feliz por su collar así que no le dijo nada.
Al día siguiente Ivy debía ir a clases, pues era el último día, su día transcurrió con normalidad, pasa por el campo donde entrenaba la caballería y se despide de sus compañeros, mientras pasa a buscar sus cosas, pues ya debía retirarse a su casa, Emma se le acerca y le dice que la extrañará que si desea visitarla que sería recibida con los brazos abiertos.
- Igual tu Emma, si deseas visitarme estaré gustosa de recibirte
Se dan un pequeño abrazo y cada quien emprende su camino a casa.
Estoy ya un poco aburrida de las apariciones de Vanessa y Anthony. No sé cuál de los dos es más cansino... /Pooh-pooh/