¿Cómo inició? como para terminar de este modo. Frente al Archiduque Maximilian yacía la mujer que creyó muerta.
Aquella dama que todo el mundo creyó muerta. Pero ante la conmoción de todos en aquel banquete Imperial, la voz del principe heredero que no ocultaba su molestia frente a la situación resonó en todo el salón.
«¡¿Cómo te atreves?!»
Él era un hombre que estuvo en la guerra desde hace 15 años, pero lo que los sorprendía no era la cara del principe heredero lleno de un aura asesina, sino el niño pequeño que traía en sus brazos, uno que tenía su mismo cabello blanco.
Y para Maximilian la cara de la dama no era lo que él conocía.
Ella no podía ser Jadella, ella no podría ser su difunta esposa, ella no podía serlo, por qué la Jadella que él conocía... jamás lo miraría con tanto desprecio.
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CALOR DE LA CHIMENEA
El peliblanco tomaba un poco de vino cada tanto para seguir engañando a su cuerpo con el calor momentaneo y seguir moviéndose mientras veía como aquella rubia miraba las estrellas del cielo nocturno tratando de ubicarse, balbuceaba...
«si la estrella polar esta por allá, la cabaña debe estar por allá. no parece estar tan lejos»
Jadella se volteó bruscamente para atrás preguntando:
«¿Puedes caminar?»
«si..., eso creo»
«te ayudaré»
Jadella se acercó y puso el brazo del tipo ordenado su hombro.
«a las 3 se tiene que levantar ¿De acuerdo?»
«si»
«una, dos y tres Ugh...»
Se levantó, pero aún así Jadella no tenía un cuerpo fuerte así que se cayeron otra vez a la nieve.
«¡Lo siento!»
Aunque al hombre le dolió a tal punto de temblar la tranquilizó a pesar que Jadella pensó que era por frío.
«n-no te preocupes, mejor busquemos algo en lo que me pueda apoyar»
«¡Si!»
Jadella se levantó miró en círculos sin encontrar siquiera una rama. Se estaba desesperando poniéndose cada vez más ansiosa entre más lo pensaba.
«n-no hay nada, esto es malo, el vino lo está manteniendo consciente por el momento, cuando se acabe usted podría morir»
«lo sé» [he estado en estas montañas nevadas mucho tiempo para saber eso]
«tengo una cabaña cerca, media hora caminando, pero soy muy débil, ah, ah, ¿Qué hago?, ¿Y si se muere?»
«no digas cosas aterradoras por favor»
«pero-»
«creo que había un trineo de perros lobo por allí»
«¿Eh?»
Jadella lo escuchó silbar ligeramente y los 6 lobos rápidamente corrieron hacía una parte en la nieve dónde parecía que no había nada, pero los canes empezaron a escarbar con rapidez mientras Jadella de acercaba lentamente.
Pronto vio sangre congelada y cadáveres fríos de perros lobo y hombres con vestimenta gruesa, se cubrió la boca sorprendida y miró al peliblanco que seguía bebiendo de apoco el vino.
«¿Te atacaron?»
«...si, lo hicieron, pero ellos están muerto y yo vivo»
«...»
Jadella volvió a mirar a los pobres perros lobos que eran sacados por los lobos blancos con brusquedad, juntó sus manos y susurro...
«descansen en paz pequeños»
El chico escuchó su susurro y la miró con curiosidad preguntando:
«¿No tienes miedo?»
Mientras Jadella escarbaba para desmantelar el trineo ensangrentado contestó algo melancólica.
«no, tal y como lo dijiste, ellos están muertos y tu vivo. Yo creo que debemos tener más miedo de los vivos que de los muertos» [lo digo por experiencia]
«¿Entonces me tienes miedo?»
«no, me salvaste una vez, no puedes ser mala persona»
«...tal vez»
«esto debería servir»
Jadella sacó parte del trineo y empezó a jalar con todas sus fuerzas un largo palo mientras los lobos la ayudaban jalando con sus mandíbulas.
Al final lo sacó aunque cayó a la nieve.
«e-so, eso fue difícil»
A diferencia de ella que estaba orgullosa, el hombre trataba de ocultar su risa.
[¿Qué tan débil es esta mujer?, es tierno ver como se llena de orgullo con esos ojos brillantes]
Jadella se levantó del suelo y volvió con el peliblanco.
«vamos, con esto debería ser más fácil»
El hombre entregó su botella de vino a Jadella, tomó el palo y apoyándose en Jadella una vez más se logró parar al fin.
«¿Estas bien?»
«¿Por dónde?»
«oh, si, es mejor apresurarnos. Por allí»
Señaló Jadella.
«¿Segura?»
«si»
«...»
«confía en mi»
Él bebió otro trago con ayuda de su brazo en el.ñ hombro de la rubia y siguió lo señalado por la mujer.
«si muero no te dejaré en paz ni cuando este penando»
«¡¿Eh?!, ¿Eso es una amenaza...?»
«una advertencia»
Caminaron lentamente y en silencio mientras los lobos siempre vigilaban los alrededores.
«Aquí»
Dijo Jadella luego de 40 minutos en dónde el vino ya se había acabado por completo. Ella se había quedado estática mostrando la entrada hasta oir la voz del herido que traía.
«si te apresuraras te lo agradecería, siento que dejo este mundo»
«ah, lo siento»
«de verdad te voy a perseguir en espíritu si muero»
«jajaja»
«¡No es para que te rías!»
«¡Lo siento!»
Apoyados mutuamente entraron a la cabaña que más parecía un cúmulo de nieve, realmente difícil de ubicar.
Al entrar Jadella lo dejó en el suelo cerca a la chimenea acompañado de sus lobos y aún temblando de frío fue por leña y se apresuró a prender fuego.
Cuándo el fuego prendia puso sus manos cerca, tratando de entrar en calor.
Fue solo un rato para después poner su tetera con agua en la chimenea y tambaleando fue a su habitación cerrandola con llave.
El joven que la veía se empezó a quitar la ropa mojada al lado de la chimenea ya que también estaba temblando de frío y dolor.
«ts-sk»[La posibilidad de que me de hipotermia es alta, maldición]
Frunció el ceño enojado recordar a figuras persiguiendolo en medio de la nieve.
«esos malditos» [Ya me las pagarán esos bastardos, esto definitivamente no se va a quedar así-]
«¡¡¡Kyya!!!»
Al ver sus pensamientos interrumpidos miró en la dirección del grito en dónde vio a la mujer cambiada con nueva ropa tapándose los ojos.
«¿Por qué.... está desnudo?»
Él sólo tenía a uno de sus lobos echado en su regazo para cubrir "esa" parte.
«¿Deseas mi muerte o algo así?»
«n-no pero-»
«si me quedó con la ropa mojada voy a morir ¿Eso quieres?»
«¡Te dije que no, pero!... espere»
Jadella regresó a su habitación y trajo consigo toda las mantas con las que dormía y con eso cubrió al hombre con los ojos entrecerrados evitando mirar.
«póngase esto mejor, será incómodo verlo sigue así»
Él no se quejó y se envolvió de pies a cabeza, estaba al lado de la chimenea temblando como una pequeña montaña andante.
«pfff»
«...tú»
«¿Eh?»
«¿Tienes la costumbre de reírte de la gente en desgracia o algo así?»
Jadella se tapó la boca en modo reflexión.
«no..., por supuesto que no» [pero ¡¿Por qué este hombre me da risa?!, no se..., simplemente me parece... ¿Agradable?, no, no creo que esa sea la palabra]
La mirada fija del tipo hizo que hiciera una pregunta para calmar el ambiente entre ambos.
«yo..., mi nombre es Jadella, ¿Cuál es el tuyo?»
«...»
«cuándo me salvaste de esos asesinos te prometí no preguntar, pero quisiera al menos saber el nombre de mi rescatador ahora que yo te dije el mío»
«...Eliot, mi nombre es Eliot»
«Eliot... ya veo, ¿Puedo llamarte por tu nombre o te incómoda?
«sólo si me deja llamarla también por su nombre»
«hecho»
Jadella se volvió a ir a buscar algunas cosas, Eliot lo sabía por los pequeños ruidos que se escuchaba en la parte trasera de la cabaña. De a poco traía cosas.
Al final Eliot estaba sentado en una silla mecedora con sus pies sumergidos en agua caliente cubierto por capas de mantas...
«¡Achú!»
Jadella le tocó la frente.
«parece que te has enfermado»
Con las mejillas sonrojadas por la fiebre, Eliot contestó:
«sería raro no enfermarme considerando las circunstancias en las que me encontraste»
«tienes razón, ¿Cuanto tiempo estuviste ahí?»
«no lo sé, ¿Tres horas?, ¿Dos horas?»
«... ¿No estarías ya muerto por el frío?»
«soy bastante resistente al frío, pero mis lobos se recostaron a mi alrededor, así que pude sobrevivir más tiempo»
Jadella miró a los lobos echados alrededor de su amo y enterneció la mirada.
«deben quererte mucho»
«...»
«¿No tenías más lobos?»
«murieron»
«¡!»
Jadella lo miró y notó su cara enojada de inmediato.
«los haré pagar por tomar la vida de mis lobos y por casi matarme, no me voy a quedar tranquilo esperando a que ellos hagan el movimiento»
Las pupilas de ella se dilataron porque esta persona era completamente diferente a ella. Alguien que no esperaba tranquilamente.
Las manos de Jadella apretaron su vestido como si una idea hubiera entrado en su cabeza, pero al final sólo le dijo:
«relajate por ahora, primero debes curarte, no hagas nada, yo cuidaré de ti»
