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Seducción Encubierta

Seducción Encubierta

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Autosuperación / Traiciones y engaños / Atracción entre enemigos / Venganza de la protagonista / Policial
Popularitas:13.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Aisli.M

Seducción Encubierta te sumerge en un apasionante juego de secretos y mentiras mientras los destinos de Harper Montclair y Ethan Reynolds se entrelazan de formas inesperadas. Harper es una astuta y misteriosa seductora que hace de los hombres ricos su pasatiempo, hasta que un misterioso hombre, Ethan entra en su vida. Lo que Harper no sabe es que él no solo es un hombre rico sino también un agente que investiga sus crímenes.
A medida que se entrelazan temas de seducción y engaño, los dos personajes se enfrentan a un punto de inflexión que pondrá a prueba sus verdaderas identidades y prioridades. Los corazones vulnerables chocan con la traición y la redención, ya que las mentiras se exponen para exponer verdades desagradables. Enfrentando valientemente su pasado, Harper abre la puerta al amor verdadero, mientras que Ethan lidia con la dualidad de sus crecientes obligaciones y afectos.

NovelToon tiene autorización de Aisli.M para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 11.1: El tour por el imperio

Han transcurrido tres días desde que Harper y Ethan compartieron su cita espontánea en las calles de la ciudad. Durante este tiempo, intercambiaron mensajes y realizar videollamadas en las noches, compartiendo detalles sobre los acontecimientos cotidianos en sus vidas.

Ethan Reynolds apretó el acelerador de su Honda Accord blanco, fruto de sus ahorros y su arduo trabajo. Se abría paso entre el tráfico de la ciudad, mientras miraba el reloj con impaciencia. Llevaba puesto un traje negro elegante, que resaltaba su piel oliva clara y su cabello castaño peinado elegante con gel. Aquella mañana, muy temprano, había recibido una llamada de Harper Montclair, la mujer que lo estaba volviendo loco durante semanas, por su belleza, por las insuficientes pruebas contra ella. Le había invitado a encontrarse con ella en un lugar. No le había dado más detalles, solo una dirección. Ethan la había introducido en el GPS y había seguido las indicaciones. Según el mapa, el destino estaba cerca, dentro de la ciudad. Pero Ethan no tenía ni idea de qué le esperaba allí. ¿Sería una cita romántica, una trampa o algo más?

Ethan Reynolds se detuvo frente al edificio que le había indicado el GPS. Era un edificio imponente de unos 25 pisos, con ventanas de cristal que reflejaban el sol. A un lado del edificio, unas letras grises grandes en 3D decían: BIANCHI. Ethan frunció el ceño, confundido. ¿Qué tenía que ver ese nombre con Harper Montclair, la mujer que lo había citado allí? ¿Sería ese su verdadero apellido, o el de Montclair era el falso? ¿O tal vez era solo una coincidencia? Ethan sintió un nudo en el estómago. No sabía qué esperar de aquel encuentro. Harper Montclair era una mujer misteriosa, que lo había cautivado desde el primer momento que la vio. Pero también podría ser una mujer peligrosa, que ocultaba muchos secretos. Ethan se preguntó si se había metido en un lío al aceptar su invitación o le convenía en encontrar pista e información sobre Harper.

Respiró hondo y se dirigió hacia la entrada. Caminó con paso firme, tratando de aparentar seguridad, aunque por dentro estaba nervioso. Llevaba su mejor traje negro. Quería impresionar a Harper, pero también estar preparado para cualquier eventualidad. Llegó a la doble puerta de vidrio y la empujó con la mano. Sintió el frío del metal en su palma. Entró al lobby y se sorprendió por el contraste. El interior del edificio era cálido y acogedor, con una decoración de madera y tonos tierra y blancos. El aire olía a canela, lavanda y madera, una combinación que le resultó agradable. Se acercó al mostrador de recepción y se dirigió a la mujer que estaba detrás.

—Buenos días, señor. ¿En qué puedo ayudarle?—le preguntó la recepcionista, con una sonrisa amable.

—Buenos días Estoy buscando a la señorita Harper Montclair. ¿Podría decirme dónde la encuentro?—respondió Ethan, con voz firme.

La recepcionista lo miró con curiosidad y tecleó algo en su computadora. Luego, levantó la vista y le dijo:—Lo siento, señor, pero no hay ninguna Harper Montclair registrada en este edificio. ¿Está seguro de que tiene la dirección correcta?.

Ethan sintió un escalofrío. Algo no andaba bien. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba Harper? ¿Qué quería de él? ¿Y quién era Bianchi?

El teléfono de la recepcionista sonó, interrumpiendo la conversación. Ella lo cogió y dijo:

—Buenas tardes, recepción de Bianchi, ¿en qué puedo servirle?

Ethan la observó con atención, tratando de captar alguna pista. ¿Quién estaría al otro lado de la línea? ¿Sería Harper?

—Hola, soy yo. ¿Ha llegado el señor Reynolds?—se oyó una voz femenina, suave y seductora.

Ethan reconoció al instante la voz de Harper. Se le aceleró el pulso.

La recepcionista se apartó el teléfono y le preguntó a Ethan:

—¿Es usted el señor Reynolds?

—Sí, soy yo—respondió Ethan, con voz firme.

La recepcionista volvió a ponerse el teléfono y dijo:

—Sí, está aquí. ¿Qué hago con él?

—Dile que suba a mi oficina. Yo lo espero—dijo Harper.

—¿A su oficina? ¿Dónde está su oficina?—preguntó la recepcionista, confundida.

—Está en el tercer piso. Es la más grande. Tiene mi nombre en la puerta. No tiene donde perderse—explicó Harper.

—De acuerdo, se lo diré—dijo la recepcionista y colgó.

La recepcionista miró a Ethan con una mezcla de curiosidad y admiración. Le parecía un hombre muy atractivo y elegante, con su traje negro, su piel oliva clara y sus ojos cafés avellana. Le sonrió y le dijo: —La señorita Montclair le espera en su oficina. Está en el tercer piso. Es la más grande. Tiene su nombre en la puerta. —repitió las instrucciones de Harper.

—Gracias, señorita—dijo Ethan.

—No hay de qué, señor. Que tenga un buen día—dijo la recepcionista, sonrojándose un poco.

Ethan se dirigió al ascensor y pulsó el botón del tercer piso. Se preguntó qué le esperaría allí. ¿Por qué Harper le había citado en aquel edificio? ¿Qué tenía que ver con Bianchi? ¿Qué secretos ocultaba? Ethan se preparó para lo peor. No se fiaba de Harper. Pero tampoco podía negar que sentía una fuerte atracción por ella. Ethan se juró a sí mismo que no caería en su juego. Estaba decidido a descubrir la verdad. Ethan Reynolds salió del ascensor y se encontró con un pasillo de madera, iluminado por unas lámparas de techo. A su izquierda, había una recepción con una recepcionista rubia, que vestía un traje azul y una sonrisa forzada. Ethan se preguntó si en cada piso había una recepcionista, y qué función tendrían en aquel edificio. ¿Serían cómplices de Harper, o simples empleadas? Ethan avanzó por el pasillo, sin perder de vista a la recepcionista, que lo miraba con interés. Antes de que él pudiera decir algo, ella le dijo: —La señorita Harper lo está esperando. Su oficina está al final del pasillo, a la izquierda. Es la puerta marrón con su nombre —le indicó la recepcionista, girando la silla y señalando con el dedo.

—Gracias -dijo Ethan, con un gesto de cortesía.

—No hay de qué, señor. Que tenga un buen día -dijo la recepcionista, volviendo a su trabajo.

Ethan siguió caminando por el pasillo, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo. ¿Qué le esperaría detrás de esa puerta? ¿Qué quería Harper de él? ¿Qué tenía que ver con Bianchi?, era tantas preguntas que navegaban en su mente.Ethan llegó a la puerta marrón, que tenía una placa dorada con el nombre de Harper Montclair. Era la única puerta que se diferenciaba de las demás, que eran transparentes y sin identificación. Ethan supuso que era la oficina más grande y lujosa del piso. Ethan respiró hondo y tocó la puerta. Esperó unos segundos y escuchó la voz de Harper, que le decía:

—Adelante, Ethan. Te estaba esperando.

Ethan abrió la puerta y se quedó sin aliento al ver a Harper. Estaba de pie frente a su escritorio, con un conjunto blanco que parecía un vestido, pero que en realidad era una blusa y una falda. El conjunto resaltaba su figura esbelta y sus curvas. La falda era de corte recto y le llegaba hasta la rodilla, dejando ver sus piernas tonificadas. La blusa era tipo top y tenía unas mangas abullonadas, que le daban un aire retro. El escote en V le dejaba al descubierto su delicado cuello, adornado con un collar de perlas. Cuatro botones dorados en el abdomen le daban un toque clásico. Completaba su look con unos stiletto negros, que le hacían ganar unos centímetros de altura. Su outfit era una declaración de estilo y elegancia, muy diferente a los vestidos ajustados y cortos que solía llevar. Ethan no podía apartar la vista de ella. Harper era una mujer hermosa, que lo había hechizado . Harper sonrió con picardía, notando que Ethan la miraba embobado. —¿Qué pasa, Reynolds, los ratones te comieron la lengua? —preguntó Harper con una sonrisa maliciosa, entrelazando sus manos sobre su vientre. Ethan se sobresaltó y se aclaró la garganta. —Es que te ves muy hermosa, Harper. No te había visto con un vestido blanco tan formal y con ese peinado recogido. —Elogió, sin poder ocultar su admiración. Harper se rió suavemente. —Gracias. Siempre hay un día para todo. —Se encogió de hombros. —Vamos, entra a mi oficina, señor Reynolds. —Le invitó, abriendo los brazos como si fuera a abrazarlo. Harper caminó hacia la silla negra de su escritorio, moviendo sus caderas con gracia. Ethan cerró la puerta de la oficina y se acercó a la silla que estaba frente al escritorio. —Estoy confundido, señorita Montclair. ¿Por qué me citó aquí? —Preguntó, mirándola fijamente. Harper apoyó su cara en una de sus manos y lo miró con intensidad. —Porque quería verte, Ethan. —Le confesó, con voz dulce y seductora. —Y también quiero que conozcas mi empresa. Ya que aquella vez, no te creíste que era una empresaria, eres la primera persona que le enseño mi imperio. —Dijo Harper, levantándose de su silla y colocando sus manos en su escritorio. Lo miró con una mirada desafiante y le preguntó: —¿Quieres un café, agua o un jugo natural?

—Café, por favor. —Respondió Ethan, entrelazando sus manos para disimular su nerviosismo y el frío que sentía por el aire acondicionado. Tenía miedo de que Harper descubriera que era un agente que la investigaba. La vio pulsar un botón en el teléfono de la oficina y hablar: —Trae dos tazas de café, con azúcar y leche, por favor. —Su tono de voz era el de una mujer que mandaba.

Ella lo observó y le dijo: —¿Por qué tan callado? No muerdo, ¿sabes? —Le guiñó un ojo.

Ethan rió y negó con la cabeza. —No, no es eso. Es que me sorprende que pidas café, si tienes una cafetera ahí. —Señaló con el dedo el aparato.

Ella miró la cafetera y luego lo miró a él. —¿Crees que yo voy a servirte un café? Por favor, Ethan, no seas ingenuo. Yo soy la jefa aquí. Yo no hago café, yo lo tomo. —Le dijo, con una sonrisa burlona.

Ethan se quedó sin palabras. No sabía si reír o enfadarse. Harper era una mujer arrogante, que lo trataba como a un inferior.

Se escuchó un toque suave en la puerta y Harper exclamó: —¡Pase! Una joven entró con una bandeja en la que llevaba dos tazas de café con sus platillos, cucharitas, un jarrito de leche y unas bolsitas de azúcar. Se acercó al escritorio y dejó la bandeja con cuidado. Ethan aprovechó ese momento para levantarse y caminar hacia el aire acondicionado, que estaba encendido a toda potencia. Tenía las manos heladas y se preguntó cómo podía Harper soportar el frío, si afuera hacía un buen día. Se acercó a un mueble largo de madera oscura, que parecía una cómoda con varios cajones. Debajo del aire, sobre el mueble, había dos floreros con rosas en cada esquina y varias revistas en el centro. Entre ellas, Ethan vio un control remoto para el aire. Lo cogió y lo apagó. Luego, lo dejó en su sitio. Se dio la vuelta y vio que la joven ya se había marchado y había cerrado la puerta. Observó la oficina de Harper y notó que era muy diferente a la suya. Las paredes eran blancas y los muebles de madera, de color café oscuro. Había cuadros de pinturas de paisajes, modelos y abstractos. La oficina reflejaba el gusto y la personalidad de Harper: elegante, sofisticada y misteriosa. Ethan dirigió su mirada hacia el escritorio y vio las dos tazas de café. Caminó hacia la silla y se sentó. Tomó una de las tazas y le echó dos bolsitas de azúcar. Revolvió el café con la cucharita y lo probó. Estaba caliente y delicioso. Harper le sonrió y le dijo—Quiero hacerte un tour por la empresa. Ya que eres la primera persona que le muestro mi imperio después de mucho tiempo. —Tomó un sorbo de su café con leche y lo miró con expectación. Ethan asintió y le dijo: —Está bien. Me gustaría conocer tu empresa. Y también me gustaría conocerte mejor a ti. —Le devolvió la sonrisa y la miró con ternura.

Harper le mostró a Ethan su oficina con orgullo. Le enseñó los cuadros de pinturas que adornaban las paredes y le contó los nombres de los artistas, algunos famosos y otros desconocidos. Ethan se quedó impresionado por su conocimiento y su gusto por el arte, aunque él no entendía mucho de eso. Harper también le reveló quién le había regalado o vendido cada cuadro, aunque se guardó algunos secretos. Algunos de los cuadros eran herencias de su abuela o sus padres, y tenían un gran valor sentimental para ella. Ethan se preguntó qué historia había detrás de cada uno de ellos.

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Anonymous
Tú novela es buena tiene mucha intriga. Vamos a ver cómo termina esta historia
que se descubra la verdad!!
Aisli.M: Ya se descubrió la verdad ☺️
total 1 replies
MindlessKilling
¡Esto es tan bueno que necesito saber lo que sucede a continuación! ¡Actualiza pronto, por favor! 😍❤️
Aisli.M: Muchas gracias ☺️, ya actualice
total 1 replies
lapilotita12
deseo que escribe el siguiente
Aisli.M: ya está la siguiente parte ☺️
total 1 replies
Ken ZO
No puedo esperar por el siguiente capítulo...
Aisli.M: Que bien ☺️, espero que te encante la historia
Juana Julia Ercia: deceo continuar para saber en q termina
total 4 replies
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