MI AMAZONA

A la mañana siguiente, todos se preparaban para el cierre de las ferias, y la tan esperada carrera. Las apuestas se disparan, tanto para Estrella como para el rival misterioso.

____ ¿Está todo preparado?. Quiero que las cosas salgan bien. ¿Te aseguraste que el terreno donde se correrá esté en buenas condiciones y seguro para los corredores?___ preguntó Santiago a Ricardo.

___ No te preocupes, todo está arreglado para la carrera. Yo mismo me encargué de eso. Y apropósito, ¿de cuánto será la apuesta? ___ preguntó Ricardo, muy curioso, pues la apuesta sería con una dama.

___ No lo sé... Ya veremos con qué sale la belleza ___ dijo Santiago con su característica sonrisa de medio lado.

___ Espera, no han decidido que se llevara el ganador. No puedo creer que te prestes para esto. ¿Te gusta esa potra, verdad?___ preguntó Ricardo a su amigo, quien no podía ocultar el encanto que sentía por la bella Natalia.

___ No sé dé qué hablas. Solo estoy respondiendo a un desafío. Deja de imaginar cosas___ dice Santiago, tratando de convencer a su amigo.

___ Te conozco bien. No te hagas el loco. Cuéntame ___ Ricardo aparté de ser el empleado más cercano a Santiago, eran como hermanos, desde muy jóvenes se conocieron y esto le daba el derecho de intervenir en la vida privada de Santiago.

___ Llegaremos tarde. Recuerda que hoy es el día que menos nos gusta: la tortura para los caballos salvajes, y ya sabemos como termina ___ dijo Santiago, saliendo de la oficina.

___¿Por qué cambias de tema?, oye, espérame. No contestas mis preguntas. Oye, don Juan... ¿Por qué siempre me dejas hablando solo?___ salió detrás de Santiago.

En las caballerizas se podía sentir la tensión. El hermoso caballo salvaje con el que se había causado Natalia, estaba siendo sacado a la fuerza al ruedo, donde el público ya se encontraba preparado para el espectáculo de siempre. Natalia y su familia se encontraban en los palcos VIP, preparados para los hacendados más importantes de la región.

___ ¿Natalia, para donde vas? ___ fue la pregunta de Osvaldo para Natalia quien se disponía a dejar el lugar, pues se sentía ahogada en ese lugar.

___ Solo quiero dar una vuelta, papá__ contestó Natalia, y salió sin esperar respuesta alguna.

___ Esta niña me saca de casillas___ dijo refunfuñando Osvaldo, con mirada fiera.

Los palcos tenían todas las comodidades necesarias; incluyendo radios intercomunicadores, para poder comunicarse con los encargados en la parte más baja, también binoculares para ver todo más claro. El espectáculo comenzaba. Todos los espectadores se pusieron de pie al ver salir al caballo dando brincos y patadas por todos lados, rehusándose a ser montado. Mientras que en la mitad del ruedo, se encontraba Andrés Álvarez, con un látigo de cuero puro en la mano, dispuesto a hacer lo que hiciera falta para que esta vez el caballo se diera por vencido.

___ Señores, hoy demostraré que soy el mejor amansador de la región. Mi látigo le pondrá un alto a ese caballo salvaje___ gritaba Andrés, con los brazos abiertos, con aires de arrogancia y prepotencia.

Santiago solo observaba impotente, pues era el único que se oponía a eventos como éste.

Natalia bajaba las gradas, cuando reconoció el caballo, y mirar como lo maltrataban le hacía hervir la sangre.

___ ¡Ya basta!___ se escuchó una voz desde las gradas.

Todos los presentes se voltearon a ver la persona que acababa de protestar. Para sorpresa de todos era un análisis mujer, la que se oponía al repudiable acto.

___ Eres un cobarde, no tienes ética, no es la forma de tratar a un animal ___ dijo Natalia, quien ya se encontraba al borde del corral, y con voz firme le protestó al hombre que con el látigo en la mano empezó a reír a carcajadas.

____ ¡Baya, baya! ¿Quién tenemos aquí? No crees que estás en el lugar equivocado, debes estar perdida ___ fue la respuesta de Andrés, quien contó con la aprobación del público; quienes murmuraban y se reían de Natalia.

___ Fuera de aquí, mujer loca, déjame hacer mi trabajo. Que alguien la saque___ agregó Andrés.

__ Santiago, ¿Qué diablos está sucediendo allá? ___ preguntó Osvaldo por el radio. Santiago se encontraba perplejo y asombrado, no muchos se atrevían a enfrentarse a Andrés.

Natalia sonrió, y saltando la cerca para mayor sorpresa de todos, le contestó: ___ si logró montarlo por unos minutos sin que me tiré, lo dejarás en paz.

___ ¿Qué?, una mujer domando y montando un caballo salvaje, es un chiste, ¿verdad?___ burló Andrés.

___ Jum, veo que para todo eres un cobarde, con razón te queda grande este caballo __ responde Natalia, convencida que sus palabras lo desafiaran.

___ Cállate la boca, mujer. Esta bien, si quieres hacer el ridículo, adelante __ contestó Andrés, con la seguridad de que fracasaria.

Todo el pueblo no podía creer lo que estaba mirando y escuchando; para algunos era divertido, para otros era vergonzoso. Pero para el señor Osvaldo era lo último que se esperaba.

___ Santiago, sácala de inmediato __ grito Osvaldo.

Natalia se encontraba ya tomando las riendas del caballo, cuando Santiago le pidió que por favor lo acompañará fuera del corral.

___ Natalia, tu padre está furioso, me pidió que te acompañe a fuera; esto es peligroso, por favor___ rogó Santiago.

___ A mi padre no le parece nada de lo que hago, no tengo por qué obedecer. Yo tomaré los riesgos, déjame en paz ___ respondió Natalia dándole la espalda.

___ ¿Natalia, por lo menos dime que sabes lo que estás haciendo?___ agregó Santiago.

___ Natalia se detuvo y sonrió con su irónica sonrisa y dijo: ___ desde que tengo memoria me dedico a esto___ Natalia se apartó con el caballo hasta la otra orilla del corral.

Santiago estaba completamente aterrado; por un lado, tenía miedo de que Natalia saliera lastimada, por otro no podía creer el carácter y la valentía de esa mujer, como desafiaba a todo el mundo con tanta seguridad.

___ Hola, bonito. Tranquilo... Tienes que ayudarme a ayudarte. Creo que estamos en serios problemas __ dice Natalia, acariciando la cabeza del caballo quien se encontraba demasiado nervioso, pero que poco a poco se fue calmando, como si pudiera reconocerla.

___Te prometo que solo será una vez, y serás libre___ para Natalia, no era la primera vez que montaba un caballo salvaje, pero podía escuchar los latidos de su corazón, tal vez era por el ambiente generado en torno a ella.

___ Natalia demoró unos minutos en tranquilizar al caballo, mientras el público la abucheaba. Él murmuró y las críticas no parecían afectarla, su enfoque estaba en el caballo, y en el desafío que había creado.

Con movimientos suaves y precisos, Natalia comenzó a montar al caballo, su voz calmada y segura, era única que parecía calmar al animal. El público, aunque escéptico, no podía dejar de observar la escena con seguridad.