Flores Del Destino

Es viernes al medio día. El sol está radiante, sus rayos calientan las veredas del pueblo haciendo que el calor sea sofocante. Lara está sentada abanicando su rostro que está colorado y muy sudado. El calor del verano nunca lo soportó y últimamente se puso peor.

 Pasan los minutos y sigue esperando en la estación de trenes que July haga su arribo. Ya pasó mucho tiempo desde la última vez que estuvieron juntas y extraña a su alocada amiga.

De repente se escucha a lo lejos el silbato que anuncia la entrada del ferrocarril, en el andén varias personas se acercan a recibir a sus familiares o amigos. Lara no es la excepción, está feliz porque ve cómo su amiga desciende y corre a su encuentro. Al estar a unos centímetros hacen su saludo secreto y luego se abrazan.

Lara siente que se va a desmayar, sus pies le duelen, está sudando más de lo habitual y los mareos van y vienen pero cree que es por los olores propios del lugar donde se encuentra. Entonces le dice a su amiga que necesita comer algo urgente ya que se siente famélica de tanto esperar y deciden ir a comer una pizza. Caminan solo dos cuadras y toman asiento en un pequeño y antiguo bodegón del pueblo, están esperando su orden cuando July le dice

⎯ Amiga estás radiante. El pueblo te sienta muy bien.

⎯ Gracias. Pero en realidad hoy me siento fatal.

⎯ Seguro es por el calor y dime ¿ya has hecho nuevas amistades?

⎯ Trabajo todo el día, casi no salgo y no he tenido la oportunidad de hacer amigos.

⎯ Espero que este finde la tía te de los días libres y podamos conocer gente. Me da pena saber que estás sola.

⎯ Si, no te preocupes. Soy toda tuya.

⎯ Me alegro porque quiero conocer todo este lugar, pero dime ¿cómo te sientes realmente?

⎯ Extraño mucho a mis padres, a mis cosas, mi habitación y lo peor de todo no he ahorrado casi nada de dinero. Así que no estoy muy bien que digamos.⎯ suspira resignada.

⎯ Todavía es pronto. Y siempre puedes regresar.

⎯ Lo sé, pero necesito esa plata si quiero estudiar.

El mozo aparece con una pizza de fugazzeta, ellas les agradecen pero al ver tanta cebolla y el olor es tan desagradable que a Lara le causan náuseas entonces sale corriendo al baño y vomita como nunca antes lo había hecho en su vida.

⎯ Lara ¿estás bien? ⎯ dice July en la puerta del baño.

⎯ Si, pero ese olor me revólvio el estomago.

⎯ ¿Qué olor?

⎯ De la pizza. Tiene muchas cebollas.

⎯¿ Desde cuando estas así?

⎯¿ Con vómitos?

⎯  Si.

⎯  Es la primera vez, pero los olores me dan náuseas desde hace unos días.

⎯ Amiga vamos urgente a una farmacia.⎯ dice entrando al baño y la agarra del brazo.⎯ Vamos a pagar. ¡Apúrate!

⎯ ¿Qué necesitas?

⎯ Yo nada pero tu, un test de embarazo.

⎯ Eso es imposible, son casi tres meses desde que estuve con Emiliano y me ha bajado la regla. Seguro estoy insolada.

⎯ Ya saldremos de la duda.

Pidieron la pizza para llevar y caminaron algunas cuadras hasta la farmacia. Lo bueno de estar en un pueblo tan chico es que todo lo pueden hacer a pie, lo malo es que todos se conocen entre sí y comienzan a hablar. Entran al comercio y Julieta pide el test, disimula como si fuera para ella, no quieren levantar sospechas y que comiencen a hablar de Lara. Salen y van a la casa de su tía, abren la puerta y por suerte ella sigue en la florería así que tienen privacidad.

Las amigas están en el baño esperando que pasen los minutos con el test en la mano. Julieta intenta distraer a su amiga mostrándole que le salieron arrugas nuevas mientras se mira al espejo pero sin obtener resultados, nada le causa risa. Luego que Lara se realizará la prueba no la quiere soltar ni tampoco se anima a revisar su resultado, está sentada en el inodoro hace más de veinte minutos. Sostiene tan fuerte a la barrita del test que se puede romper y  realmente no le importa.  Ya pasó tanto tiempo que July se esta poniendo nerviosa y le dice

⎯ Basta Lara, ya suelta eso.⎯ July le abre su mano y quedan en shock.⎯ Dio positivo amiga. Lo siento pero estás embarazada.

⎯ Esto no puede ser, no puedo estar embarazada.⎯ dice aún sorprendida.⎯ Esto esta mal.

⎯ Tranquila, tienes que hablar con Emi.

⎯ No. Eso sí que no. Tu me hiciste una promesa, no se tiene que enterar.

⎯ Te prometí no decir nada de un preservativo roto. No ocultar un bebe.

⎯ Por nuestra amistad, te lo ruego. No digas nada.⎯ comienza a llorar desesperadamente.⎯  No voy a llegar después de casi tres meses con esta sorpresa. Él está estudiando y seguro ya ni piensa en mí.

⎯ Está bien. No diré nada pero solo si me prometes que seré la madrina de esa cosita.

⎯ Lo que quieras pero ahora. ¿Qué le diré a mis padres y a mi tía?

⎯ No te preocupes. Tenemos todo el fin de semana para pensar.

Lara y Julieta pasaron las horas pensando en cómo darle la noticia a la tía y a sus padres. Están escuchando música, para distraerse pero el mundo está en su contra y comienza un especial de Bon Jovi en la radio. Las lágrimas caen por sí solas y su amiga la abraza para darle ánimos.

Lo único que tienen en claro es que el lunes a primera hora, lo primero que van a hacer es ir hasta el hospital y sacarse todas sus dudas, a lo mejor era una falsa alarma y solo estaba insolada, pero si no, debía empezar el control prenatal cuanto antes. Lara siempre fue muy responsable con su salud y ahora más que nunca lo sería por su supuesto hijo. Aunque no pierde las esperanzas de que esa cosa hubiera fallado, después de todo no son cien por ciento seguras ¿o si?