Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Rabia
La vida no te pregunta si estás preparado para soportar una pérdida; la vida simplemente viene de golpe y te arranca lo que más quieres. No avisa, ni tampoco te da una tregua. Kevin tenía el alma en pedazos. Su padre siempre fue un buen hombre. Le hubiese gustado hablar una vez más con él y contarle que había encontrado una buena mujer al final de tanto sufrimiento, quien le daba coraje para afrontar a su madre y a todo quien intentará interponerse otra vez en su vida.
—No vas a obtener nada de mi familia asquerosa... desprolija...— dijo Leticia a Andi, mirándola de arriba a abajo, después de que su hijo le dijera las últimas palabras.
—Quizás piense que no sé quién es usted, pero está muy equivocada. Usted no sabe quién soy. Por respeto a su esposo y al mío, no voy a seguirle el juego—. Serenamente, contestó Andi, alejando a Kevin de ese momento incómodo.
Leticia no pudo contener toda esa rabia que le recorría por las venas fue detrás de Andi y le agarro del pelo arrastrándola hacia la salida.
—Ah...— gritó Andi.
—¿Qué haces, Leticia?— La voz de una mujer muy elegante se interpuso en la pelea.
—Esta hija de re mil puta quiere joderme... — dijo empujado a Andi, después de soltarla el pelo.
La mujer rápidamente se acercó a Andi y la ayudó a levantarse —¿Estás bien mi amor?— le dijo.
Andi asintió con la cabeza.
—¿Qué es lo que estás haciendo Maya?— reprocho la mamá de Kevin.
—¿Qué es lo que te hizo mi hija para que la trates así?— respondió Maya, la madre de Andi.
Le costaba respirar a Leticia, no podía creer lo que había hecho. El gran apellido que llevaba era gracias a la madre de Andi.
—¿Está joven es tu hija?— apenas pronunció Leticia.
—Así es. Se ve que los años te volvieron más cruel. Siempre te falto educación, pero tratar así a mi hija, eso no te la voy a pasar, Leticia.
—! Perdón!... no lo sabía.
—Tu esposo siempre fue un buen hombre, lamento mucho que ya no esté entre nosotros, pero al menos deja que se vaya en paz.
—Sabías que tu hija es la esposa de Kevin.
—¡¿Qué?!
—Kevin tuvo una hija fuera del matrimonio hace ocho años y tu hija quiere ser la madre de esa niña.
Maya miró a su hija y Andi asintió con la cabeza.
—Mi hija es libre de sus decisiones. En lo que ella me necesite yo estaré ahí para apoyarla.
—Tengo entendido que tus acciones bajaron, y Kevin, lastimosamente, no heredó nada de su padre. No creo que sea un problema tener un yerno pobre.
—Tu arrogancia te volvió más ignorante, Leticia. Si sigues así, vas a terminar sola, toda la gente que está aquí no vino a verte, sino que vinieron por tu esposo. Qué mal que no lo entiendas.
Leticia no sabía como defenderse, ni una lágrima había derramado por el hombre que le había dado todo. No necesitaba consejos para continuar con su vida, ignoró todo lo que le habían dicho y se alejó de ese momento, corriendo a los brazos de su hijo menor para sentirse apoyada con alguien.
—Lamento mucho que nos encontremos en estas circunstancias, disculpe a mi madre, por favor— dijo Kevin, a la madre de Andi.
—Siento mucho tu pérdida, Javier siempre fue un gran amigo y socio.
—Gracias por acompañarnos en este momento. Nunca me imagine que usted sería la madre de Andi.
—Y yo que te casarías con ella. Pero este no es el momento para hablar, ya tendremos oportunidad.
—Claro.
—Mañana llegará tu papá, Andi. Vengan a visitarnos.
Maya se despidió de su hija y de Kevin. Muchas preguntas empezaron a dar vueltas en su cabeza: ¿Cómo era posible que su hija se casara por segunda vez y ella no fuera parte de ninguna?. Se cuestionaba su rol de madre; unas pequeñas lágrimas le acompañaban en su retorno a casa.
—Vámonos Andi, ya no tenemos nada que hacer aquí. — dijo Kevin a su esposa.
Ambos se subieron al auto; Andi no decía ninguna palabra, solo miraba el camino.
—¿Por qué no me dijiste quieres eran tus padres?— preguntó Kevin para romper el silencio.
—Que importa quienes sean mis padres. Ahora soy tu esposa nada cambiará.
—Mi madre siempre tuvo envía de tu madre. ¿Lo sabías?
—Para nada.
—Tu madre siempre fue buena conmigo.
—Sí, ella siempre fue buena con quienes eran buenos candidatos para mí.
—Ahora que me quede sin nada, ¿crees que sea un buen candidato para tu mamá?
—Hablando de eso, ¿es verdad?
—Sí, Andi. Pero no te preocupes tengo unos ahorros, voy a abrir mi propia empresa. Nada le faltará a Lara ni a vos.
—Podemos tener una sociedad. Con Dennis trabajamos mucho y logramos abrir una empresa de exportaciones, podemos agrandarla y trabajar juntos.
—¿Estás segura?
—Sí. Seremos socios, eso implica trabajar en sociedad. Pero si no te gusta, puedes hacer lo que vos decidas, de todos modos voy a apoyarte.
—Gracias, Andi. Hoy fuiste una pieza muy importante en mi vida. Gracias a tu presencia pude decirle unas cuantas verdades a mi madre.
—Fuiste muy valiente Kevin. Tu mamá es una mujer muy dura; sé que el fondo te quiere, pero su forma de querer te lastima y te detiene en algunas cosas.
—Andi, ¿Puedo decirte una cosa?
—¿Qué?
—Me gusta estar a tu lado. ¿Crees que haya una oportunidad entre nosotros?
Andi tenía su corazón sin sanar aún; creía que era muy pronto para sentir nuevos sentimientos, pero no podía negar que se sentía atraída por su esposo. Su forma de ser con ella hacía que se sintiera segura.
—Te quedaste cayada. ¿Está mal que te diga lo que siento? ¿Tan malo soy?
—No, no esta mal Kevin.