¿Una Madre Se Puede Volver A Enamorar?

Dayra no era la única que estaba disfrutando el parque de diversiones, Darío se veía realmente feliz de acompañarnos y a mí me tranquilizaba mucho que alguien pudiera ayudarme con los juegos más extremos, yo tengo miedo a las alturas y Dayra es muy intrépida, como su papá, le gustan los juegos que se mueven rápidamente y llegan a las alturas, yo me paralizo solo de verlos.

DARÍO: ¿Te compro un algodón de dulce, Mar? recuerdo que te encantan.

MARINA: Si, te agradezco mucho, tienes una memoria prodigiosa.

DARÍO: La mente humana es una maravilla, puede conservar disponible, información valiosa. (me dice cerrando un ojo).

DAYRA: Tío Dary, ¿Vamos a la rueda de la fortuna?.

DARÍO: Por supuesto Tocaya, solo esperemos a que tú mamá nos dé su permiso.

MARINA: ¡Claro que sí!, yo de aquí los observo, ¡con mucho cuidado!.

DARÍO: ¿Mar, quieres acompañarnos?, (lo dice en un tono juguetón), jajaja, ya se que te asustan las alturas, no te preocupes, Dary está en buenas manos, la cuidaré, como si fueras tú.

Los veo y no puedo creer que estén juntos, mi pequeño tesoro, y mi primer amor, parece un sueño, me sorprendió mucho que Dayra de inmediato encontró el parecido de su nombre con el de Darío, quiere decir que para todos será obvio, la verdad pensé que nunca lo volvería a ver, así que nunca me detuve en pensar como contestar a esta situación.

Justo cuando terminé mi algodón de dulce llegan los dos felices tomados de la mano, parecen un par de niños.

DARÍO: ¿Ahora a dónde vamos?

DAYRA: A la montaña familiar, Tío Dary.

(Darío voltea con cara de pregunta hacia mí).

MARINA: Los abuelos de Dayra son de Novosibirsk, allá viven, así que ella le dice la Montaña familiar, a la Montaña Rusa.

DARÍO: De ahí vienen esos ojos grises tan hermosos.

DAYRA: Dicen que me parezco mucho a mi papá, es el hombre más guapo del mundo y mi mamá la mujer más bella del mundo, ¿verdad tío Dary?.

DARÍO: Es verdad, la mujer más bella por dentro y por fuera.

(Los escucho y me sonrojo)

MARINA: No se puede con ustedes.

(se acerca Darío y me susurra al oído, ¿Rubio de ojos grises?, creí que te gustaban castaños y de ojos verdes, hace que me sonrojé aún más y se va con Dayra de la mano a la montaña rusa).

Darío me tiene totalmente confundida, a veces pareciera que coquetea conmigo, dice cosas que me hacen pensar que estuviera interesado en mí, o por lo menos que lo estuvo antes, pero en mis recuerdos solo está un joven amable que me veía como una niña, amiga de su pequeña hermana.

Yo en cambio siempre lo ví como mi gran amor, cada vez que estaba a su lado temblaba y me estremecía, su sola voz me ponía nerviosa, solíamos salir a lugares todos juntos, pues él al ser el mayor era quien iba a cargo de cuidar a Luis, Laura y a mí, solíamos pasear, ir a los bolos, al cine, a patinar, a pasear en bicicleta y al parque de diversiones, él siempre nos cuidó y nos cubrió las travesuras también.

Cuando estoy con él me vuelvo a sentir de 12 años, me siento pequeña y protegida por él, y sus palabras me hacen sentir tan nerviosa, yo creo que lo ha notado y se divierte haciéndome titubear, necesito poner los pies en la tierra, Marina, ya no eres una adolescente, eres una mujer casada, tienes una hija y de él no sabes nada de su vida privada, si está casado, soltero, divorciado, si tiene hijos, si dejó a alguien esperando en España.

Es obvio que un hombre tan exitoso y apuesto tenga pareja, de verdad, no sé que me estoy imaginando, son solo suposiciones mías que él me hace insinuaciones, debo poner límites y dejar de soñar.

Estaba metida en mis pensamientos cuando su voz me saca de ahí.

DARÍO: ¿Por qué tan pensativa?

MARINA: Iván aún no contesta, supongo que tuvo una emergencia del trabajo y no podrá venir. ¿no tienen hambre?

DAYRA: ¡Si mamá, quiero una hamburguesa!

MARINA: Bien, vayamos a buscar donde podemos comer, para seguir la diversión.

En el mismo parque de diversiones había un restaurante temático, para entrar tenías que disfrazarte, yo me puse bigote y un sombrero de Mario Bros., Dayra era un dulce conejito y Darío era el príncipe de un cuento con su espada.

DAYRA: Mamy, ¿no te parece que el tío Dary es muy guapo?, parece realmente el principe de un cuento de Disney.

(Traté de hacer que la pregunta no me inquietaba y contesté sin voltear de forma desinteresada, si claro, no quería ponerme en evidencia que ya había notado que se veía realmente apuesto).

DAYRA: Mamá, ¡ni siquiera lo volteaste a ver!

(Dayra me pone en evidencia y me disculpo).

Disfrutamos de una deliciosa pero poco nutritiva comida, Dayra suele comer de forma muy cuidada, pero son en estos momentos de diversión que le permito disfrutar de comida rápida y de alguna gaseosa, ya que normalmente bebe agua natural o agua de frutas natural.

DARÍO: He disfrutado mucho de este día, cuando pensé en venir a México, no me imaginé pasar un día tan especial y con tan excelente compañía.

MARINA: No queremos retrasar tus planes, si necesitas irte para preparar tus maletas o hacer algo más, por nosotras no te preocupes.

DAYRA: ¿Maletas? ¿a dónde vas tío Dary?

DARÍO: Pequeño sol, yo vivo en España, en Madrid, ahí está mi casa y mi trabajo, vine a recibir un premio y mi equipo y yo volveremos a España por la noche, tomaremos un avión.

DAYRA: No puede ser, mi mejor amigo vive en España, ¿y ahora como podré verte?

DARÍO: Tu mamá tiene mi número de teléfono, cuando tú quieras podemos hacer una video llamada y te prometo que siempre que venga a México te buscaré para ir a divertirnos.

DAYRA: ¿Es una promesa? (levanta su dedo meñique y Darío lo entrelaza con el suyo, es una promesa le dice Darío).

Subieron a otro par de juegos y salimos del parque de diversiones, yo estaba realmente agradecida con Darío por acompañarnos y hacer una día maravilloso para mi hija.

DARÍO: Vamos juntos a casa de tú mamá y de ahí me despido para ir a mi hotel.

Yo asiento, él pide un vehículo de plataforma y en lo que esperamos le da una pulsera de hilo a Dayra, le dice que es un recuerdo de este hermoso día y señal de que cumplirá su promesa.

Llegamos a la casa y Darío le dice al vehículo que se retire, dice en voz baja, no quiere despedirme con prisa

Dayra llega gritando y tocando muy insistente el timbre, Darío ríe y dice, ¿Aún es un pollo de goma?, mi madre abre la puerta y abraza a Dayra, cuando se encuentra con Darío, le dice: Muchacho ¡Cómo has crecido!, se acerca y le da un abrazo, pasa por favor.

Todos entramos, Dayra no paraba de contar a su abuela todas las cosas fabulosas que hizo en el parque de diversiones, mientras tomamos una taza de café.

DARÍO: Señora Mariana, fue un placer volver a verla.

MARIANA: Hijo, ésta es tu casa, siempre que vengas a México, ven a visitarnos y no busques hotel, mi casa es grande puedes quedarte aquí, con gusto te puedes alojar aquí y te atenderé como un rey.

DARÍO: Es muy amable.

(Darío se pone en cuclillas y le dice a Dayra).

DARÍO: Muchas gracias por este día maravilloso, no es una despedida, nos veremos pronto. (se abrazan)

MARIANA: Vamos mi niña, hagamos palomitas y me sigues contando que tanto hiciste en el parque de diversiones.

Darío y yo salimos a la cochera, pide su transporte de plataforma y dice: Tenemos 15 minutos.

DARÍO: Vine a México por un premio y encontré un tesoro que estaba escondido hace 24 años.

MARINA: ¿Cómo dices?

DARÍO: Nada, pensé en voz alta.

Darío se acerca y toma mis manos.

DARÍO: Siempre que veía a Laura, me preguntaba, ¿qué sería de tu vida?, ¿cómo estarías?, si eras feliz, etc., hoy me voy contento al ver que te encuentras muy bien, que tienes una hija maravillosa, que aunque no pude conocer al hombre más afortunado de esta tierra, sé que no estás sola y que cuentas con el amor incondicional de tu madre, además que eres una exitosa profesionista, tienes todo lo que he deseado para tí.

Gracias por permitirme convivir contigo y tu hija el día de hoy, guardaré estos valiosos recuerdos en mi corazón, junto a tantos que tengo tuyos.

(Mete su mano en el bolsillo de su pantalón y saca un collar con un dije con una piedra azul claro).

Así como a Dary, también te hago una promesa, volveré pronto y hasta que eso pase, conserva en tu cuello este collar, el dije es como el Mar, yo compré uno igual para mí, así cuando lo vea me sentiré acompañado por tí y espero que cuando tú lo veas, pienses que del otro lado del mar hay un hombre que piensa en tí.

(No sabía que contestar, solo me levanté el cabello y me puse de espaldas para que pudiera colocar el collar).

El abrió un poco su camisa, mostrando el suyo que ya traía puesto y que era igual al mío, no era un collar costoso, lo había comprado en los puestos del parque de diversiones, pero para mí era como un collar de diamantes.

Darío vió la pantalla de su celular y dijo, se acabó el tiempo.

MARINA: Muchas gracias por el regalo, por la diferencia de horas quizá estará complicado platicar, pero de vez en cuando envía un mensaje, para saber cómo estás, ¿si?.

Darío toma mi mano y me acerca a él, me da un abrazo profundo, como si no quisiera separarse nunca de mí, yo lo presiono fuertemente, y recargo mi cabeza en su pecho, sale una lágrima de mis ojos y la seco de inmediato, sin pensar le digo, -no quiero que te vayas, el me contesta -volveré pronto.

Volteo a ver su rostro, sus ojos verdes me observan con ternura, le sonrío y me separo lentamente.

Su vehículo de plataforma está ya estacionado afuera de mi cochera, sigue su mano tomando la mía, se acerca me da un tierno beso en la mejilla y me dice: ¡hasta pronto mi Mar!, camina unos pasos aún sin soltar mi mano, hasta que la distancia hace que la suelte para no lastimarme.

Lo veo subir al vehículo, le envío un beso y se marcha.

Pero ¿qué estás loca Marina?, pienso ¿no ves lo que estás haciendo?, siento una zozobra en mi corazón, que bueno que ya se fué, este hombre vino a poner mi vida de cabeza, doy un respiro profundo y veo la casa de enfrente, sigue igual que siempre, pero la veo más iluminada, mi imaginación está a mil.