Un día como cualquiera

Suena la alarma en el celular, todavía con los ojos cerrados estiro el brazo hacia el buró para apagarla, ¡no puede ser! estoy despertando y aún me siento cansada, veo la pantalla del celular 5:15 AM, me levanto lentamente para no interrumpir el sueño de mi esposo que ronca plácidamente, tomo una muda de ropa y entro al baño para tomar una ducha, no puedo iniciar el día sin un buen baño, mientras se calienta el agua, me veo al espejo, no queda nada de esa chica alegre, veo las bolsas debajo de mis ojos, observo como el paso de los años y la fuerza de gravedad han tenido repercusiones, después del embarazo nada es igual, salgo de mis pensamientos, ¡maldición! ya es tarde.

Después de vestirme rápidamente voy hacia la habitación de mi pequeña, Dayra tiene 4 años, es tan madura para su edad, es la luz de mis ojos, mi vida sin ella no tendría sentido, a pesar de que me casé joven, no podía quedar embarazada, con mucho dolor recuerdo dos embarazos fallidos, aún me pesa recordarlos y después llegó Dayra, fue un embarazo muy difícil, médicos, análisis, periodos de reposo absoluto, pero todo valió la pena aquí está ella, con su cabello rubio y rizado, sus ojos grises y su pequeña boca rosa, es mi tesoro.

Su habitación es mi sueño hecho realidad, una extensión de Disney, me acerco a ella y con un dulce beso le digo que es hora de ir al colegio, ella se despierta y con esa hermosa sonrisa me hace el día.

Es una niña muy independiente, mientras ella se alista para ir a la escuela, bajo a la cocina para hacer el desayuno, desde aquí puedo escuchar la alarma del celular de mi esposo, inicia el día.

Mi esposo es un hombre imponente, hijo de Rusos, es de piel muy blanca, cabello rubio, barba muy abundante y cerrada, su espalda es muy ancha y fuerte, sus brazos son grandes y musculosos, sus ojos grises, definitivamente Dayra se parece físicamente mucho a él, por suerte no en su carácter.

Iván Kuznetsov, 38 años, militar actual Coronel, aún recuerdo sus ojos cuando me cortejaba, el sueño de cualquier chica de preparatoria, un cadete apuesto, con su uniforme.

Ante mis amigas es el hombre perfecto y mi matrimonio un sueño de Hadas, nada más alejado de la realidad.

¡Demonios! de nuevo me perdí en mis pensamientos, el huevo ya está listo, preparo el desayuno de ambos, Dayra primero va a casa de mi mamá, ella vive muy cerca del Colegio, la lleva y la recoge, mientras voy al trabajo, guardo la comida en los recipientes, preparo un café para Iván, está todo listo.

¡Dayra hermosa! ¿cómo vas?

DAYRA: bien mamy, ya casi bajo, me falta ponerme los zapatos.

Subo las escaleras y entro a la habitación, Iván está casi listo, -buenos días amor, ¿cómo estás?

IVÁN: ¿Ya está el desayuno?

Si, todo listo en la lonchera, ¿Cuando vuelves?

IVÁN: Quizá el viernes, para pasar con ustedes el fin de semana.

En ese momento entra corriendo Dayra y se lanza a los brazos de su padre

DAYRA: Papito, quiero que vuelvas pronto y vayamos al parque de diversiones, ¿me lo prometes?.

IVÁN: Por supuesto mi princesa

Dayra, linda toma tu mochila y espera abajo, en un momento ya nos vamos, despídete de tu papá.

Ya que ví que Dayra se había alejado, le digo a Iván.

-¡No le prometas a la niña cosas que no sabes si puedes cumplir!

IVÁN: ¿Ya vas a empezar? trataré de estar aquí y si no es posible ya le inventarás algo.

Me frota la cabeza como si fuera una niña pequeña y me da un beso casi imperceptible.

¡Te veo pronto!

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