Segunda Oportunidad

*** Adrian***

En la sala de juntas no podíamos ponernos de acuerdo, ni con los asesoramientos de los abogados.

Sugerí tomar una pausa de quince minutos mientras ideaba algo más, no estoy dispuesto a perder una suma de dinero que puede salvar a mi empresa, a mis empleados y recuperar la posición de mi familia.

Mientras más lo pensaba más me negaba a ceder.

Salí al pasillo y se me ocurrió pedir el código a Robert para comparar con el código alterado que me entregaron.

No esperaba escuchar una voz femenina muy familiar, antes de llamar a su oficina.

-Ya Tranquilízate, nadie sospechará de ti.-

-'¿Esa era Mariela?'.- pensé

-¿Cómo puedes pedirme que me tranquilice? Llevan todo el día en reunión.-

- Cuando vengan a preguntarte tú solo debes actuar normal. Nadie sospechará de ti, después de todo eres bueno en lo que haces, y no tienes motivo para conspirar a espaldas de Adrián. - en definitiva era Mariela y Robert discutiendo

Seguí escuchando tras la puerta y caí en cuenta.

Mi gente es quien quería arruinarme, no eran los Ortiz quienes intentaban estafarme.

Abrí la puerta sin anunciarme.

-¿Conspirar contra quien?. - Ambos se quedaron mudos y tan transparentes que podía ver sus venas detrás de la piel.

-Mi amor, estábamos pensando como ayudarte contra la conspiración de los Ortiz hacia ti. -Mariela fue la primera en hablar.

- ¿Cómo saben que existe una conspiración?- pregunte levantando una ceja y mirándola fijamente a los ojos.

Sentí su nerviosismo.

-Escuchamos un poco de la discusión mientras íbamos pasando por el pasillo de la sala de juntas. -intervino Robert.

-Te quiero ver en mi oficina en 10 minutos. -ordené con una voz de mando que siempre utilizo cuando estoy molesto o quiero algo.

Lo vi tragar saliva con dificultad y salí de la oficina.

...//...

-Señores, creo saber lo que sucedió, investigaré que pasó y les tengo respuesta en dos días. -Dije seguro de mi mismo, desde la puerta, con eso di por terminada la reunión.

Vi como Marta los despachaba luego giro sobre su talón, mirándome con una sonrisa.

-¿Ya sabes lo que paso?.-preguntó curiosa

-Ven conmigo.- llegamos a mi oficina y mientras le contaba lo que escuché.

Llega Robert.

-Me quieres explicar que pasó aquí o debemos a ir a corte.- dije tajante sin darle oportunidad a que se defienda, y eso es porque me quedó todo muy claro.

- ¿A corte?. No entiendo jefe.-respondió con nerviosismo.

- Por supuesto, no sólo te echaré a patadas, también te demandare y me aseguraré que sea imposible para ti conseguir otro trabajo.- No tenía humor para andar con rodeos.

-Es mejor que nos cuentes que sucedió y presentas tu carta de renuncia o de lo contrario Adrian no será muy amable contigo. -intervino Marta, estábamos haciendo el papel del detective malo y bueno.

Aun así no parecía querer hablar, suspire profundo para no perder la calma.

- Marta, ve y llama a la policía, quiero a este hombre tras las rejas, solo allí podrá hablar.- al terminar de decir eso ella inmediatamente se puso de pie y cogió el teléfono de la oficina.

Observe a Robert que se puso de pie y colgó el teléfono, tragó saliva y dijo.

-Hablaré... yo... les di el código de programación después de haberlo modificado para que no funcionará. -

-¡Maldita sea!.- grite furioso y golpee el escritorio en un ataque de ira.

-Cálmate Adrian, vamos a escucharlo- dijo Marta

-¿Por qué?, porque lo hiciste.-seguí interrogándolo con un tono furioso.

Sentí como las venas de mi cuello saltaban mientras lo miraba con odio.

-La señorita Mariela, me pagó y me prometió que nadie lo sabría.- respondió balbuceando.

Marta y yo nos miramos, no pudiendo creer.

-Sabes que interes tiene ella de que el negocio no resultará.-pregunté más calmado ya que más o menos me imaginaba la razón por la cual actuaron a mis espaldas.

-Ella dijo que mientras no se haga el negocio, tu familia todavía podría depender de los Montes y solo así podrías casarte con ella. Y en cuanto eso suceda ella me protegería incluso te pediría a que me des un puesto más elevado... y yo tontamente le creí. -dijo Robert con una voz entrecortada y triste.

-Pasa por el departamento de recursos humanos y presenta tu renuncia, no quiero volver a ver tu maldita cara de traidor.

Ahora que se supone que voy a hacer. Lo más justo es darles la indemnización a la Automotriz.

Mi mundo se puso de cabezas.

Llevo mi mano en la frente, y me pellizco.

Marta me mira con compasión, me pone la mano en el hombro.

-Saldremos de esta, estamos juntos...- me deja solo en la oficina y pienso en como puedo resolver.

Por ahora no hay mucho que pueda hacer... Me voy a casa a "descansar".