Encontrando A Mí Mate

HARAN

Después de la confesión de Emma, los días que siguieron fueron como un sueño hecho realidad, puesto que podía mostrarle lo mucho que la amaba sin necesidad de contenerme, y si bien, en todo momento actuaba respetuosamente con ella, puesto que no quería que se sintiera presionada en ningún momento, las caricias y los besos, fueron el día a día, y por las noches, así como el día en que nos confesamos nuestros sentimientos, dormíamos juntos, el poder sentirla en mis brazos al dormir, y el poder verla al despertar, es la mejor sensación del mundo, de eso no hay duda.

Pero a pesar de estar viviendo un sueño, debía de ser realista, aún había cosas que Emma desconocía de mí, y que eran importantes que le dijera, pero antes de tomar una decisión, debía de consultarlo con el señor Armando, al fin y al cabo, Emma aún es muy joven, y necesita de su padre, afortunadamente, el señor Armando volverá mañana mismo, hubiera regresado antes, pero lamentablemente tuvo que quedarse más tiempo, por lo que nuestra inminente chala se vio retrasada.

Voy de camino para recoger a mi amada, y como siempre, llego temprano por ella, y para mi desgracia, allí está Marisol, quien no duda en acercarse, y lamentablemente, esta vez no se va tan fácil.

Cuando suena la campana que anuncia la salida, aún no puedo quitarme a Marisol de encima, mi compañera, sale acompañada de su amiga y al vernos, puedo ver como sus ojos se llenan de celos, y se acerca muy enojada hasta nosotros.

Esta es una de las razones por las que siento que debo de decirle todo, sé que la diferencia de edad, la hacen sentir insegura, en muchas de las ocasiones en las que hemos salido, puedo ver como su ánimo cae cuando alguna joven, de una edad parecida a la que aparento se acerca a mí, así que quiero hacerle entender que ella es la única para mí.

EMMA

Al salir de la escuela, veo algo que hace que mi estómago se revuelva, Marisol, coqueteando con mi novio, por lo que sin dudarlo, me dirijo hacia ellos, para hacerle entender a esa lagartona que Haran es mío.

- Marisol, no, no saldré contigo, ni ahora, ni nunca – oigo que Haran le dice a la lagartona esa.

- ¿Por qué no?, soy hermosa, y estoy soltera, al igual que tú, estamos hechos el uno para el otro – le dice, y yo intervengo antes de que Haran diga algo.

- Él no está soltero – le digo, llegando hasta ellos.

- En serio, niña, y ¿quién es la afortunada?, ¿tú?, no me hagas reír – me dice, y yo no puedo evitar sentirme un tanto insegura, puesto que con una palabra, dejo muy en claro, que yo no soy una pareja muy probable para Haran, “niña”, es verdad que soy joven, pero una “niña”, ¿acaso Haran me verá así?, no puedo evitar preguntarme.

- Si, ella es mi novia, y desde ahora puedo asegurarte que es mejor que tú, en todos los sentidos, porque ¿de qué te sirve ser hermosa pro fuera, si estás vacía por dentro?, ahora si nos disculpas, nos vamos, y te lo advierto, vuelve acercarte a mí o a Emma,  lo lamentarás – le dice Haran, mientras me pasa su brazo por los hombros, y ambos nos alejamos de aquella horrible mujer – verte celosa, fue algo muy sexy – me susurra Haran al oído cuando no hemos alejado un poco, y yo no puedo evitar sonrojarme por sus palabras.

Ante sus palabras, mis dudas se esfuman, él no me ve como una niña, para él soy su igual, Haran, ni antes de que nos dijéramos lo que sentíamos, ni ahora, me ha hecho sentir menos, y sé que mis celos son irracionales e injustificados, por lo que debo de aprender a lidiar con ellos, si no quiero arruinar mi relación con Haran, porque si bien los celos pueden ser un complemento excitante para una relación, en gran medida pueden llegar a ser un muy gran problema.

🐺🐺🐺

Estoy muy nerviosa, hoy llega mi padre, por lo que Haran y yo hablaremos con él sobre el cambio en nuestra relación, solo espero que se lo tome bien, que por lo que oí en aquella conversación, mi padre está de acuerdo con que Haran y yo estemos juntos, aunque también sé que él le puso una condición, condición, que mi ahora novio, no cumplió.

- Bienvenido, pa, te extrañé – le digo a mi padre, cuando entra por la puerta, y sin dudarlo corro a sus brazos, y como su aún fuera una pequeña, me siento en sus piernas.

- Buenos días, mi princesita – me dice mi padre, mientras corresponde mi abrazo.

- Bienvenido, señor Armando, es bueno que este de vuelta – le dice Haran.

- Papá, Haran y yo tenemos que decirte algo – le digo a mi padre, mientras me levanto de sus piernas, y voy hacia dónde está mi novio y tomo su mano.

- Ya veo, por lo visto, esperar a que tuvieras 18 era pedir mucho, Haran, quiero hablar contigo en privado, Emma, ve a tu habitación – me dice mi padre, y aunque quiero quedarme, la mirada de mi padre me dice que es una orden, no una sugerencia, por lo que sin más opción, me dirijo a mi hitación, mordiéndome las uñas, sobre lo que mi padre le pueda decir a mi novio.

Haran no me dijo mucho sobre lo que hablo con mi padre, solo me dijo, que él aceptaba nuestra relación, y que, debido a que no confiaba del todo en nosotros, Haran cambiaria de dormitorio, a uno de la planta baja, algo que arruino mis planes de colarme a su habitación por las noches, pero a pesar de eso, estaba feliz de que mi padre hubiera aceptado lo nuestro, sentía me quitaba un peso de encima.