Se conocieron una noche, la vida de ella estaba destruida y él no pudo sacarla de su mente. Le ofreció un contrato...
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Capítulo 23
Máximo
Luego de que regresara muy misteriosa de su salida la esperé, le mandé un mensaje a mi chófer para saber dónde la había llevado, jamás había querido salir de casa y estaba preocupado pero su respuesta me dejó helado
-Lo lamento señor pero no le contestaré
Decidí no seguir insistiendo porque era como pedirle explicaciones a una pared. Debí ir a mi habitación porque algo había que no tenía yo que ver así que le pedí un favor y fue un beso.
Sentí sus labios unirse a los míos y aunque yo pedí aquello, ella había tomado la iniciativa de besarme. No quería dejarla ir, me sentía extremadamente bien teniendola en mis brazos así. Me separé de ella antes de que mi estado de excitación fuera aún más notable y acabara creyendo que soy un pervertido.
Fuimos a cenar, ella estaba algo distraída o pensativa, no se por qué pero de pronto la veo sonreír y me quedé atónito pensando que veía mal pero no, ella se veía tan preciosa así. Si sería me parecía bella, sonriendo era una diosa que me quitaba el aliento.
¿Por qué sonreía? Debía de saberlo, sería quizás por algún hombre o no sé.
No pude evitar preguntarle pero se puso colorada y muy nerviosa, tanto que le costó responder
-¿Cómo se llama?
-¿Qué? ¿Quién?
-Ese por el cual sonríes
Estaba molesto pero dolido también, intenté todo por verla feliz pero ni una sonrisa diminuta obtuve. Luego sale de casa y viene misteriosa y feliz. ¿Que podría pensar?
-No puedo explicarte ahora Máximo y para responderte no se su nombre
-¿Un desconocido? No puedo creerlo, a mi mujer la hace feliz un desconocido
-¿De que hablas? No es lo que tú crees
-No se que hacer para verte feliz, ni viajes ni joyas ni nada funciona pero sales un solo día y ahora sonreías feliz de la vida y no puedes decirme a qué se debe, si para mí es muy claro, hay otro hombre y a mí me toca mendigar por un simple beso
Ella me vió y sus ojos se cristalizaron pero estaba molesto, me enoja su silencio, su misterio. Se fue a la habitación que debíamos compartir, ví hacia un lado y mi sirvienta más antigua me miraba con reproche y negaba con su cabeza.
Me quedé en la misma mesa donde habíamos comido hasta que me calmé, no se cuánto tiempo pasó desde que ella subió pero de pronto la ví bajar.
Llegó con una gran caja azul con un moño en color dorado y la dejó encima de la mesa. Una lágrima cayó en ese momento y me dijo con su típica voz fría
-Espero que esto calme tus dudas Máximo, no sabía cómo se llamaba porque eso es algo que tú debes decidir y solo espero que te guste. Que tengas un feliz cumpleaños
Habiéndome dicho aquello se fue corriendo y pasando sus manos por su rostro. Mi chófer se acercó a mi, no sabía que él aún estaba aquí
-Feliz cumpleaños Máximo, déjame decirte que jamás creí verte celoso pero que eres un estúpido
-Menos mal que siempre me respetaste
-Justamente por eso, abre la caja para que así veas al amante de tu esposa vamos- negó divertido
Me pare y abrí la caja, y lo que ví me dejó sin palabras
-¿Un perro?
-Felicidades, estabas celoso de un perro que déjame decirte es tu regalo de cumpleaños
-Soy un idiota
-Toma, todo esto compró tu esposa para su amante- me dió un montón de cosas de perro y comenzó a reír
-No te pases
-Me disculpo señor Máximo, me porté muy perro con usted
Cuando él salió de ahí comprendí su sarcasmo. Agarré al cachorro y fui corriendo a pedirle disculpas a Lisa y también para agradecerle
-Lisa, perdóname estaba celoso
-No hace falta que te disculpes, espero te haya gustado
-Es muy lindo, date la vuelta por favor
Cómo ella no se giraba yo lo hice. Sus ojos estaban enrojecidos y sus labios también
-No llores, me porté como un idiota, no debí desconfiar de ti. Creí que te gustaba alguien y no hay excusas, estaba celoso, es la verdad, celoso de un perro- quité sus lágrimas con mis pulgares y le di un beso en los labios
-¿Has pensado un nombre?
-No lo sé, puede llamarse celoso ¿Quieres?
-Tendra mal carácter si así lo llamas y es un Pitbull, no es conveniente que sea malo. ¿Mínimo?
-¿Mínimo? Pequeño Mínimo, me gusta. Discúlpame Lisa de verdad
-No te preocupes, ya pasó. Creí que lo tirarías, pensé que lo odiarias
-Jamas lo haría, lo dejaré en el patio interno con sus cosas y vamos a dormir
Fui riendo a dejar a Mínimo al patio interno y volví a mi habitación. Me coloqué la parte de abajo del pijama y me metí a la cama, Lisa estaba dándome la espalda así que la abracé desde atrás, le di un beso en el cuello y me dormí a su lado
mil felicitaciones 👏👏👏 querida autora 👏👏👏