En la ciudad de Lunaris, donde los misterios y las sombras se entrelazan, vive Aurora Selene, una joven tímida y reservada que nunca ha sentido que pertenece al mundo ordinario. Cuando una noche de luna llena descubre un antiguo colgante en el ático de su casa, su vida cambia para siempre. El colgante la vincula a un antiguo linaje de magical girls, las “Fantomenas”, guerreras encargadas de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Aurora, ahora conocida como Fantomena Luna Night, debe aprender a dominar sus nuevos poderes mientras enfrenta a los Nocturnos, criaturas sombrías que desean sumir al mundo en una eterna oscuridad. A medida que se adapta a su nueva identidad, descubre que no está sola. Otras chicas con destinos similares comienzan a despertar, formando un grupo unido por un vínculo ancestral. Entre ellas se encuentra Cassandra, una misteriosa joven con una conexión especial con la oscuridad, que podría ser tanto una aliada como una rival. Aurora siente una atracción creciente hacia Cassandra, lo que complica aún más sus decisiones. Mientras el amor y la magia florecen, las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y Aurora debe decidir si seguirá el camino de la luz o se adentrará en las sombras junto a Cassandra.
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Capítulo 23: La senda de la oscuridad
La noche se había adueñado de Lunaris, y el manto de oscuridad que envolvía la ciudad parecía un reflejo de la tormenta interna que se desataba en el corazón de Cassandra. La luna oscura, inmutable y omnipresente, dominaba el cielo con una presencia abrumadora. Sus rayos, distorsionados por una neblina espesa, proyectaban sombras largas y siniestras sobre el bosque prohibido. Allí, en el borde de lo desconocido, Cassandra se aventuraba en busca de respuestas que parecían tan evasivas como el propio destino.
El sendero, antaño familiar, ahora parecía un laberinto de oscuridad. El suelo, cubierto de hojas secas, crujía bajo los pasos de Cassandra, y cada sonido se amplificaba en la penumbra. La sensación de desolación era casi tangible, y el aire estaba impregnado de una humedad fría que calaba hasta los huesos. El colgante lunar, que había sido un símbolo de esperanza y guía, parecía palidecer, su brillo debilitado por la intensidad de la oscuridad circundante.
Las visiones comenzaron a asaltarla, implacables y crueles. Cada una era un fragmento de un futuro aterrador, una pesadilla en la que Cassandra se veía atrapada en el corazón de la luna oscura. En una visión, se veía a sí misma transformada en una Nocturna, con ojos que brillaban con una luz siniestra y una sonrisa fría que desmentía la tristeza en su corazón. La ciudad de Lunaris, una vez vibrante y llena de vida, yacía en ruinas bajo el poder oscuro que ella misma había desatado.
En otra visión, se encontraba en el centro de un campo de batalla, con el suelo cubierto de cuerpos y escombros. La desesperación y la desesperanza estaban grabadas en las caras de aquellos que habían caído, y el eco de sus gritos llenaba el aire. Cassandra trató de moverse, pero sus piernas estaban atrapadas en una masa de sombras que parecía intentar devorarla.
El dolor en sus visiones era tan real que Cassandra podía sentir el peso de la desesperación en su pecho. Cada visión la arrastraba más profundo en la oscuridad, y la lucha por mantener la cordura se volvía más feroz. El miedo y la tristeza se entrelazaban, creando un torbellino de emociones que casi la paralizaba.
De repente, una presencia familiar emergió de la penumbra. Cassiopeia, con su aura de preocupación y determinación, se acercó a Cassandra. Sus ojos reflejaban una mezcla de angustia y esperanza, y su presencia parecía una pequeña chispa de luz en el abismo.
—¡Cassandra, detente! —exclamó Cassiopeia, su voz cargada de desesperación.
Cassandra giró lentamente hacia ella, sus ojos enrojecidos por las lágrimas y la fatiga. La visión de su amiga en medio de la oscuridad era un contraste agudo con el tormento que la rodeaba.
—No puedo detenerme, Cassiopeia —respondió Cassandra, su voz quebrada y temblorosa—. Estoy atrapada en una tormenta de visiones. Cada una de ellas muestra un futuro en el que la oscuridad me consume. No sé cómo escapar de esto.
Cassiopeia se arrodilló junto a ella, tomando sus manos con una firmeza reconfortante. —Lo que ves no es más que una ilusión, una trampa diseñada para desgastarte. Debemos encontrar una manera de liberarte antes de que sea demasiado tarde. Hay formas de combatir esta oscuridad, pero primero tienes que encontrar la luz dentro de ti.
El aire se volvió opresivo, y las visiones continuaron, cada una más aterradora que la anterior. Cassandra vio a Aurora en un campo de ruinas, sus ojos llenos de tristeza y decepción. La imagen de su amiga herida, emocionalmente y físicamente, se grabó en su mente con un dolor desgarrador. La traición y la desesperanza estaban palpables, y el peso de su posible fallo como protectora era casi insoportable.
—¿Y si todo esto es real? —preguntó Cassandra, su voz apenas un susurro—. ¿Y si estoy destinada a traer la oscuridad a Lunaris? ¿Qué pasa si no puedo evitarlo?
Cassiopeia la miró con intensidad, su rostro un retrato de preocupación y resolución. —No estás sola en esto. Hemos enfrentado la oscuridad antes y hemos salido victoriosas. Lo que te pasa es una prueba, y tú tienes el poder de superar esto. No permitas que el miedo te controle. Confía en ti misma y en aquellos que te rodean.
Las palabras de Cassiopeia fueron un rayo de esperanza en medio de la tormenta. Cassandra, a pesar de su dolor y desesperación, comenzó a sentir una ligera chispa de claridad. La lucha interna era feroz, pero el apoyo de su amiga le daba una razón para seguir adelante. Cada paso que daba hacia la luz parecía menos desalentador, aunque la oscuridad aún la envolvía.
Cassiopeia se puso de pie y ayudó a Cassandra a levantarse. El sendero hacia el bosque prohibido seguía siendo incierto, pero ahora había una chispa de esperanza que iluminaba el camino. La determinación de Cassandra se renovó, aunque la batalla contra la oscuridad estaba lejos de terminar.
Juntas, avanzaron de regreso hacia Lunaris, cada paso marcado por la mezcla de incertidumbre y esperanza. La carga de la duda seguía presente, pero ahora era compartida. El peso de las visiones y el miedo a lo desconocido se entrelazaban con la esperanza de que, juntos, podrían encontrar una manera de enfrentar las sombras que se avecinaban.
El bosque prohibido, con sus árboles retorcidos y sombras profundas, parecía menos amenazador a la luz de la determinación compartida. La oscuridad que antes parecía impenetrable ahora estaba salpicada de destellos de esperanza y valentía. Cassandra y Cassiopeia avanzaban con el corazón pesado, pero con la convicción de que podrían superar lo que se avecinaba.
Al llegar a los límites del bosque, Cassandra se volvió una vez más hacia la implacable oscuridad que la había atrapado. Las visiones seguían presentes, pero ahora estaban acompañadas de una nueva determinación. La lucha contra la oscuridad era inminente, y el camino hacia la redención se mostraba tan incierto como desafiante.
Mientras el cielo sobre Lunaris seguía implacablemente oscuro, Cassandra y Cassiopeia sabían que su viaje estaba lejos de terminar. La senda hacia la luz estaba llena de peligros y pruebas, pero también de promesas de esperanza y redención. Con la fuerza y el coraje renovados, avanzaron hacia el desafío que se avecinaba, decididas a enfrentar la oscuridad y descubrir el destino que les esperaba.
Me recuerda a un título de Touhou