La única manera de ayudar a su padre enfermo, es casándose con un hombre que no ama.
Sabiendo que la vida de su padre dependía de aquello, debía seguir con la farsa que su matrimonio conllevaba.
No obstante, jamás pensó que su vida cambiaría de manera tan radical, sobre todo porque hacía tan solo unos meses estaba no solo por graduarse, sino haciendo otros planes.
¿Podrá la vida depararle algo más?
¿Podrá ella conocer el amor en aquella situación tan crítica?
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Capítulo 8 Matrimonio de Revista
Un mes después…
Hacia un mes que Isabela se había mudado a la casa de la familia Casablanca, y odiaba el lugar, la casa era tan grande que era horriblemente fría, solo las habitaciones más usadas contaban con sistema de calefacción, todas las noches a las ocho de la noche debían cenar todos juntos.
su suegro Maximiliano llevaba la conversación si él no hablaba nadie lo hacía. Para colmo Alexander seguía molesto por su noche de bodas, frente a su familia la traba bien, cuando estaban con otras personas era todo un caballero, los medios los amaban como pareja, cada que estaban juntos en un evento su foto terminaba en las revistas de sociales.
Pero a solas la ignoraba, también se dio cuenta de que su marido era adicto al trabajo y dormía muy poco, iba a la cama cuando ella estaba dormida y se levantaba antes que ella o de plano dormía en su estudio.
Isabela se sentía muy sola así que pasaba mucho tiempo en la cocina con Clara el ama de llaves y las demás empleadas.
-señora por favor deje eso, si el señor la ve se enojara con nostras –dijo Clara, era una mujer de alrededor de 50 años que había trabajado desde muy joven para la familia
-perdón, pero estoy aburrida, además mi esposo jamás entra aquí no hay manera de que se entere- respondió Isabela tomando una de las fresas que había sobre la barra.
- en eso tiene razón señora, en esta casa nadie entraba a la cocina, por eso nos sorprendió que usted lo hiciera -
- mi madre es agente de bienes raíces le gusta mucho hornear, es algo que hace en las casas antes de mostrarlas, el olor a galletas recién hechas las hace más atractivas, pase gran parte de mi infancia en la cocina, comiendo galletas hasta que subí de peso y mi madre me puso a dieta y me boto de ahí- dijo Isabela con algo de tristeza.
En eso entro otra de las muchas empleadas de la casa y todas se quedaron calladas, pues esta chica era la encargada de hacer los mandados de la señora, y todas decían que era una chismosa y se sentía superior a las demás.
-señora Isabela, la señora Amalia quiere verla en el jardín y también quiere algo de tomar – lo último se lo dijo a una de las empleadas y después se fue.
- hay no la soporto, porque no se lo lleva ella, se cree tanto, debe ser verdad que se le metió en la cama al joven Dante cuando recién entro a trabajar aquí -
Isabela se sorprendió mucho de escuchar lo último, pero prefirió quedarse callada y salió de la cocina a buscar a su suegra, la encontró en una de las mesas del jardín, con otra mujer que le pareció conocida.
Amalia siempre estaba maquillada y arreglada incluso en casa, siempre usaba uñas y pestañas postizas y se veía de cerca que ya se había hecho sus arreglitos en la cara.
-¿Dónde te metes querida ya llevo rato buscándote?, siéntate, necesito que me hagas un favor
Isabela se sentó –dígame ¿que necesita?, si puedo ayudarla con gusto lo hare-
-como sabes tengo una fundación, pero cada año tu querido esposo nos recorta los fondos que recibimos, este año no creo que sea la excepción, por eso necesito tu ayuda, quiero que lo convenzas de no hacerlo, si sigue así a este paso tendré que cerrarla- dijo Amalia con fingida tristeza.
Antes de que pudiera responder apareció Alexander y le puso las manos sobre los hombros y le dio un beso en la cabeza
-aquí estas cariño, ven conmigo necesito tu ayuda con algo – después la tomo de la mano y se la llevo dentro de la casa una vez ahí ella se soltó
-¿Qué haces en casa tan temprano?
-no hablemos aquí vamos a mi despacho – el comenzó a caminar y ella no tuvo más opción que seguirlo.
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Alexander se sentía molesto porque se había salido del trabajo y tenía muchos pendientes, pero debía solucionar este problema ahora, nada más entrar al despacho comenzó a regañar a su esposa
-¿Cuántas veces tengo que decirte que te mantengas lejos de esa mujer?
- bueno tampoco es como que pueda ignorarla, es mi suegra
-esa mujer no es nada tuyo, entiende eso de una vez -
- okey ya entendí, pero no veo nada de malo en que apoyes a su fundación -
-ven aquí -
De mala gana su esposa fue, le estaba colmando la paciencia –siéntate y ve la pantalla vez algo mal ahí -
-bueno de hecho veo que hay muchas irregularidades, pero sigo sin entender el problema y ¿por qué estamos teniendo esta conversación? Yo no entiendo nada si no me explicas-
Alexander respiro hondo antes de hablar, cada que ella le ponía esos ojos de cachorrito regañado, se le hacía difícil gritarle, se inclinó para quedar a su altura
-escúchame bien cariño, Amalia a estado usando la fundación para desviar fondos, es algo que descubrí hace tiempo, por eso le estado quitando presupuesto cada que puedo, pronto voy a cerrarla inventando alguna excusa, pero para eso debo crear una nueva y ahí es donde entras tu -
-¿yo?, no entiendo -
-no puedo decirte eso ahora, solo quiero saber ¿cuento contigo? -
Isabela no dijo nada solo asintió con la cabeza Alexander sonrió, quería estar enojado con ella, pero cada día le era más difícil ignorarla
-bien tengo volver a la empresa si Amalia te pregunta a qué vine solo dile que por un documento, y respecto a la fundación dile que te dije que lo pensaría ¿entiendes? -
De nuevo ella solo asintió con la cabeza, se veía tan linda que no resistió el impulso de besarla, tomándola por sorpresa, pero se obligo a separarse pues, tenía una junta más tarde
-revisa otra vez esos documentos, cuando salgas cierra bien la puerta, te veo más tarde- y salió cerrando la puerta.
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En cuanto se quedó sola Isabela se levantó fue al sofá que había ahí tomó una almohada se tapó la boca y grito, que le pasa a ese hombre acaso es bipolar, primero le grita y luego de la nada la besa, y su suegra, que en realidad no es su suegra, desviando fondos y su cuñado, acostándose con su empleada ¿Qué le pasa a esta familia? ¿Acaso están todos locos aquí?
Cada día que pasaba en esa casa descubría algo nuevo.