El solamente buscaba un vientre que llevará a su hijo, su futuro heredero.
pero jamás pensó encontar a una mujer que le cambiará la vida.
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Tercera noche con el
Helena: y bueno de tanto pensar que hacer y como, y tratando de cubrir todos los escenarios posible con mi madre se me fue toda la tarde y me gane un terrible dolor de cabeza, una cosa estaba segura que al siguiente día iría a hablar con ella, y le diría quien es esa persona, a lo que estoy muy segura que mi madre de inmediato se opondrá a esa relación, pues en todos los años que mi papá lleva trabajando con el nunca había escuchado algo bueno de ese hombre.
hubiera querido ahorrarle el disgusto pero la verdad ya no se puede seguir ocultando el sol con las manos, llegó a mi habitación y saco una pastilla de mi botiquín, me la tomo y luego me quedo dormida en mi cama, no sé cuánto tiempo ha pasado, solo se que alguien toca mi puerta y debo abrir.
es Alfredo con una nueva caja, y dándome un tiempo de una hora para entrar en la habitación de al frente., le di las gracias, luego me retire coloque la caja en la mesa del espejo la abrí y contenía, solo unos hermosos zapatos de color rojo, y la nota que decía sin ropa interior.
me duche está vez decidí llevar el cabello suelto, me coloque mis zapatos y una pijama de seda roja que me llegaba a los talones ceñida al cuerpo.
cuando estuve lista toque, la puerta de mi vecino está se abrió, entre y ahí estaba el solo con el pantalón de la pijama y sin camisa, waooo que cuerpo de infarto tiene ese hombre, realmente es muy bello, parado junto a la gran ventana de la habitación, me dijo una vez más desnuda lo cual comprendí que solo debía quedarme con los tacones rojos.
está vez sobre su cama colgaban como unas tirantes en las cuales tu podías meter tus piernas y en la parte de arriba te podías sujetar con tus manos, lo que tuve que hacer mientras el se desnudaba y se acostaba en su cama.
el solo bajaba el elástico al sujetar mis piernas, como especies de unas pesas, una vez más de espaldas a él pero está vez en el aire desnuda y con mis piernas completamente abiertas como una gran gimnasta.
sentía al bajar como su virilidad comenzaba a estimular mi feminidad suavemente y todo iba aumentando de intensidad hasta llegar al acto de la unión corporal lo cual lo hizo de un solo golpe pero así mismo lo retiraba a diferencia de las demás noches esta ves todo era más rápido por lo cual redundaba en un placer bastante pero bastante fuerte, la verdad de esa manera su hasta viril acariciaba y entraba a cualquier parte de mi feminidad, no sé cuántos orgasmos me hizo sentir ese hombre en una sola noche pero los dos quedamos bastante exhaustos, después de toda esa faena.
me ayudó a bajar con mucha delicadeza para luego una vez más con su voz fría echarme de su habitación y aquí estoy en mi alcoba, duchandome y cambiándome la pijama para dormir, pues mañana me espera un largo día.