Ella solo quería su amor pero él no estaba dispuesto a entregarle nada.
Después de la boda se encargaría de que ella se olvidara de un final feliz juntos para siempre.
Una matrimonio lleno de engaños, una mujer con el corazón roto. ¿Podrán resolver sus diferencias? o ¿Terminarán por destruirse el uno al otro?
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¿Lo sabías?
Rayos, la vergüenza que tengo en este momento mientras me levanto del suelo fingiendo que no ha pasado nada bajo la intensa mirada de estos dos hombres, es inexplicable.
—¿Te encuentras bien, Paula?— Diego soltó su rifle y se acercó preocupado a mí.
—S.si, tranquilo, estoy bien. Solo fue un resbalón.
—¿Segura?— El comenzó a retirar una que otra hoja de mi cabello.
—Creo que ya es tiempo de irme. Te veré luego, Diego— Tan pronto como llego, Andrey decide huir. De verdad que debería recibir un premio por su sutileza al no demostrar lo mucho que le desagrado. Subió a su caballo y se marchó de prisa dejándonos a mi y a Diego solos.
—Lamento si interrumpí su...— No sabría como llamar a dos hombres disparándole a la nada en medio de un lago —¿Momento de relajación?
—Si, algo como eso— De un momento a otro Diego me sostuvo de la mano y me guio hasta su caballo.—Vamos, te llevaré de vuelta, está haciendo bastante frío.
—Vine en mi propio caballo— Le dije señalando hacia la otra dirección donde estaba atada Blackwing
—No estoy dispuesto a dejarte cabalgar sola después de la caída que tuviste— Se colocó detrás de mí, puso sus manos en mi cintura y me ayudó a levantarme para subir al caballo. Tan pronto como me acomodé él también subió y nos pusimos en marcha.
Tenía que decir algo para romper el silencio entre nosotros antes de que las cosas se pusieran más incómodas.
—No viniste a la fiesta, ¿puedo saber el porqué?
—Estuve ocupado, le avise con antelación a Andrey que no podría asistir.
De cierto modo me alivia que no haya venido, al menos puedo conservar un poco de mi dignidad ante él.
—Lamento haber escapado el otro día, yo solo...— Él parece ser una buena persona, pero es el mejor amigo de Andrey, nunca se pondría en su contra.
—Lo sé, yo también haría lo mismo en tu lugar.
—¿De verdad no estás enojado?— Yo en su lugar estaría enojada por como lo use para poder irme de este lugar.
—Creo que te estás dando bastante crédito—Dijo soltando una pequeña risa burlona.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Quien sabe, tal vez lograste escapar solo porque yo así lo quise— Él...él me esta diciendo que me dejó escapar. ¿Sabía que yo saldría corriendo en el primer momento en que me diera la espalda?
—Acaso tú...— No, es imposible. ¿Él iba a ayudarme? ¿traicionaría a su mejor amigo solo por darme mi libertad?
—Mira, ahí viene tu pequeña amiga, debe estar preocupada— Recobre el sentido y vi como Anika se acercaba a nosotros corriendo con rapidez.
Nos aproximamos al establo, Diego se bajo del caballo primero para luego ayudarme a mí.
—Su ropa señora, ¿Qué le ocurrió?
—Solo me resbale, Anika. No te preocupes, estoy bien.
—Dejamos atado el caballo de la señora Volkova, manden a alguien a buscarlo.
Diego le dio un par de órdenes a unos trabajadores y luego volvió su vista a mí.
—Supongo que te veré mañana, Paula— Antes de irse me guiñó un ojo. Si no estuviera casada con su mejor amigo juraría que me está coqueteando.
—¿Mañana?
—Andrey me invito a pasar unos días aquí, al menos hasta que termine la navidad, espero no te moleste— Así que se quedará durante las fiestas, tal vez las cosas se pongan más interesantes a partir de ahora.
Una pequeña y malévola idea se me cruzó por la mente al recordar ese guiño, quien dice que yo también no puedo hacer sufrir un poquito a Andrey. Veremos que también le sienta una cucharada de su propia medicina.
