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“La Reina Del Mar Y La Guerra”

“La Reina Del Mar Y La Guerra”

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Capitán de Barco/Flota / Maldición / Completas
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Nani

En Halicarnaso, una ciudad de muros antiguos y mares embravecidos, Artemisia I gobierna con fuerza, astucia y secretos que solo ella conoce. Hija del mar y la guerra, su legado no se hereda: se defiende con hierro, sombra y espejo.

Junto a sus aliadas, Selene e Irina, Artemisia enfrenta traiciones internas, enemigos que acechan desde las sombras y misterios que el mar guarda celosamente. Cada batalla, cada estrategia y cada decisión consolidan su poder y el de la ciudad, demostrando que el verdadero liderazgo combina fuerza, inteligencia y vigilancia.

“Artemisia: Hierro, Sombra y Espejo” es una epopeya de historia y fantasía que narra la lucha de una reina por proteger su legado, convertir a su ciudad en leyenda y demostrar que el destino se forja con valor y astucia.

NovelToon tiene autorización de Nani para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11: El Llamado del Mar Muerto

Capítulo 11: El Llamado del Mar Muerto

I. El Presagio de las Olas

El mar llevaba días hablándole en susurros. No era metáfora: Artemisia, que había crecido escuchando las voces de los oráculos y los augurios en el oleaje, sabía distinguir el rugido común del mar de aquel otro sonido, grave y profundo, que parecía pronunciar su nombre.

Dormía poco. En sueños, veía una costa desierta, con torres rotas cubiertas de algas, y un espejo gigante semienterrado en arena negra. Cada vez que se acercaba, su reflejo cambiaba: una anciana con los ojos vacíos, una serpiente coronada, una figura coronada de coral.

Cuando el tercer sueño se repitió, Artemisia no lo dudó más.

—El mar me reclama —anunció al consejo.

Ni Irina ni Selene cuestionaron su decisión, aunque ambas la miraron con temor. Artemisia partió con una flota pequeña, dejando a Halicarnaso en guardia. El viaje duró tres días y tres noches, con tormentas repentinas y estrellas que parecían desaparecer al anochecer.

En la madrugada del cuarto día, la isla surgió en el horizonte: oscura, rodeada de arrecifes, cubierta de ruinas. Los marinos murmuraban que era un lugar prohibido, donde hasta las gaviotas se negaban a posarse.

Artemisia descendió sola en una barca, armada con su espada y llevando el Espejo de Oricalco envuelto en telas.

II. La Isla Olvidada

El aire olía a hierro oxidado y algas podridas. Columnas caídas emergían de la arena como huesos, y estatuas erosionadas de reyes antiguos miraban al mar con rostros desfigurados.

A medida que avanzaba, Artemisia notaba un peso en el pecho, como si cada paso la hundiera más en un sueño. El viento traía voces: no eran los marineros de su flota, ni las olas. Eran susurros viejos, secos, que decían su nombre una y otra vez.

Llegó a un templo hundido. Sus muros estaban grabados con escenas de coronaciones, batallas y sacrificios. Pero todos terminaban igual: un rey o reina mirándose en un espejo, y detrás, una sombra devorando su reflejo.

En el centro de la sala había un altar de coral petrificado. Sobre él, descansaba un espejo enorme, roto en mil fragmentos. Artemisia se acercó, y el Espejo de Oricalco que llevaba vibró, como respondiendo a un llamado.

III. Los Reyes Devorados

De pronto, las grietas del espejo roto comenzaron a brillar. Una neblina salió de ellas, y de la bruma emergieron figuras: reyes con coronas oxidadas, reinas con mantos desgarrados, todos con rostros huecos, como estatuas vivientes.

Uno de ellos habló, su voz como viento en una tumba:

—Nosotros fuimos los primeros. Creímos que podíamos burlar al tiempo. Sellamos juramentos, ofrecimos sangre, alzamos imperios… y todos terminamos devorados por nuestro propio reflejo.

Otra figura, femenina, con una corona de perlas quebradas, se inclinó hacia Artemisia.

—El espejo no miente. Siempre muestra la caída. ¿Por qué crees que tú serás diferente?

Artemisia sostuvo su mirada.

—Porque mi juramento no se inclina ante dioses ni espectros. Yo no pido eternidad: la tomo.

El eco de sus palabras retumbó en las ruinas. Las figuras rieron, pero no con burla, sino con algo más cercano a la compasión.

—Entonces, reina del mar, tu destino será doble. O consumes tu reflejo, o tu reflejo te consumirá.

IV. La Visión del Reflejo

El espejo roto volvió a arder, y Artemisia vio un nuevo reflejo. Esta vez, no era anciana ni coronada de serpientes. Se vio a sí misma en un trono vacío, con un manto que se deshacía en agua. A su lado, una mujer guerrera de ojos claros le tendía la mano.

Artemisia dio un paso hacia la imagen, sintiendo una punzada en el corazón. Era una visión del futuro. Y aunque no sabía su nombre, supo que aquella mujer sería importante.

Entonces, el reflejo cambió: vio a Selene muriendo en sus brazos, a Irina envejecida y sola, a su linaje peleando bajo banderas ensangrentadas. Y en el centro de todo, su propio rostro multiplicado en mil espejos, todos quebrándose al mismo tiempo.

El espejo estalló en un grito de cristal. Artemisia cayó de rodillas, pero no apartó la vista.

—No temo a la caída —dijo con voz ronca—. Si mi reflejo me devora, que lo haga sabiendo que yo lo elegí.

Las figuras espectrales se desvanecieron en silencio.

V. El Regreso

Cuando salió del templo, la flota la esperaba. Sus marineros la miraron con asombro: sus ojos brillaban con un resplandor extraño, como si hubiera visto lo que ningún mortal debía ver.

Irina fue la primera en hablar:

—¿Qué viste, majestad?

Artemisia guardó silencio un instante. Luego envolvió el Espejo de Oricalco, que ahora latía como un corazón.

—Vi que nuestro juramento no pertenece a los dioses ni a los hombres. Es un eco que se repetirá en cada generación. Vi que venceremos… pero nunca sin pagar un precio.

Selene bajó la cabeza, murmurando:

—El mar siempre cobra su deuda.

La reina alzó la mirada hacia el horizonte.

—Entonces que cobre lo que quiera. Yo no vine para arrodillarme. Vine para dejar un nombre que ni siquiera la muerte pueda borrar.

El mar rugió en respuesta, y Artemisia supo que el llamado apenas había comenzado.

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Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Vianey Hernandez Ortiz
Excelente Novela 💯💯💯
Liliana Rivero
excelente historia felicitaciones escritora éxito en todas las demás que escribas gracias por compartirla con nosotras bendiciones 👏🥰/Rose/
Liliana Rivero
excelente capitulo me gustó mucho sigue así
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