Soy Gabriela y está es mi Historia:
"El nudo en mi garganta se hace cada vez más fuerte. Dejar a mi familia es una herida que nunca sanará por completo, pero la esperanza de un futuro mejor me impulsa hacia adelante. El Nuevo Mundo me ofrece un lienzo en blanco, una oportunidad para reinventarme. Sin embargo, el miedo a lo desconocido me acecha. ¿Podré adaptarme a una nueva cultura, construir una nueva vida? Y ¿qué lugar habrá en mi corazón para el amor cuando Edward, con su mundo de éxito y poder, se cruce en mi camino?"
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Capitulo XI El Beso
Edward está conduciendo a Gabriela hacia su trabajo. Es temprano, su turno comienza a las 9 de la mañana. Edward decide aprovechar el tiempo para hablar con ella.
Edward: Podemos hablar un rato antes de llevarte a la cafetería.
Gabriela voltea con los ojos desorbitados, claramente nerviosa.
Gabriela: No creo que sea buena idea, señor Edward.
Edward: ¿Por qué, Gabriela? No tienes por qué tenerme miedo. Lo que pasó anoche no debió pasar.
Edward nota que Gabriela está temblorosa y trata de calmarla.
Edward: No tienes que estar nerviosa, Gabriela.
Gabriela baja la cabeza, sin decir nada. Edward decide seguir hablando, tratando de entenderla mejor.
Edward: ¿Eres así de temerosa con todas las personas?
Edward estaciona el auto en un parque cercano a la cafetería. Se baja y le abre la puerta a Gabriela. Ella duda, pero al final se sienta en una banca junto a él.
Edward: Gabriela, no quiero que me tengas miedo. No soy un hombre que va coqueteando con todas las mujeres. Que no esté comprometido no me hace un mal hombre o un mujeriego. Las relaciones que he tenido no han prosperado por diversas circunstancias. Pero ahora quiero hablar de trabajo. Me comentó Beatriz que trabajas doble turno para poder reunir dinero y mudarte a un lugar permanente. ¿Aceptarías mi propuesta de empleo?
Gabriela: (Dudando) Se vería mal…
Edward: Te pondría en un área donde no tendrías nada que ver conmigo, si no quieres tratarme.
Gabriela: No es eso, señor Edward.
Edward: Dime Edward.
Gabriela: (Tartamudeando) Edward, no quiero habladurías. Quiero un sitio donde pueda tener paz laboral y desarrollarme en mi carrera.
Edward: Gabriela, tendrías esta oportunidad para crecer y desarrollar tu carrera, algo que no has podido hacer. La paga es buena, podrías alquilarte un apartamento tipo estudio para ti. ¿Aceptarías? No tendrías nada que ver conmigo si no quieres.
Gabriela: No tengo problema con usted, pero lo que pasó anoche fue extraño.
Edward: A veces me da la impresión de que querías que te besara también. (Suspira) Hablemos con la verdad.
Gabriela: No puedo negar que eres un hombre imponente, nunca había visto uno igual. Me pones nerviosa. Eres atractivo y tu mundo puede embelesar a cualquier mujer. Pero sé lo que pasa después de una aventura: la realidad choca.
Edward: ¿Has tenido desilusiones?
Gabriela No, pero mi madre sí. Ella siempre se ilusionaba con el amor de los hombres, se enamoraba y luego venía la desilusión. Se iban y la realidad siempre la golpeaba. Dos personas pueden sentir mucha atracción, pero sus mundo son diferentes. No creo en esos amores o atracciones. No quiero desviarme de mi meta.
Edward: No te voy a negar que ahora estoy dedicado a mi trabajo. No sé si algún día quiera casarme, por ahora no. Te entiendo y trataré de no acercarme a ti. No creo que seamos tan distintos, pero no te puedo prometer más porque no sé qué siento. No te conozco y tú no me conoces. Decirte que busco una esposa o una relación duradera no es mi plan actual. No quiero molestar tu proyecto de vida, pero no voy a negar que desde que te vi, causaste un sentimiento perturbador en mí. Te he soñado y pensado, y a veces no sales de mi mente.
Gabriela queda pensativa.
Gabriela: Eso es un atraccion. Y eso pasa.
Edward: ¿Sientes atracción por mi?
Gabriela alza la mirada. Por un momento, están tan cerca que ambos se olvidan de lo que acaban de decir. Edward vuelve a tocar la mejilla de Gabriela y ella no se retira. Cierra un poco los ojos, disfrutando del tacto. Edward se acerca y empieza a besarla. Se olvidan del mundo en un beso dulce de reconocimiento. Ella siente que flota en sus brazos. El beso dura más de lo que ambos hubiesen creído, pero en ese momento, ninguno de los dos piensa en nada más hasta que Gabriela se zafa.
Edward trata de sostener a Gabriela un segundo más en sus brazos.
Edward: Gabriela, abre los ojos.
Ella abre los ojos y se cruza con la mirada de Edward. En ese momento, no necesitan palabras. Edward se inclina para besarla de nuevo, pero Gabriela se separa.
Gabriela: Esto no puede seguir pasando. Voy a tener que irme de la casa de tu madre y no puedo aceptar la propuesta.
Edward: Si te prometo que no me acercaré a ti, acepta la propuesta y no te vayas de la casa de mi madre. No iré mientras mi madre no regrese, te lo prometo.
Gabriela no sabe si sentirse complacida o dolida. Sus sentimientos la están traicionando. Sabe que su atracción por Edward es fuerte, pero también tiene miedo de repetir los errores de su madre.
Ella piensa por un momento y finalmente responde.
Gabriela: Aceptaré el trabajo, pero que no tenga que trabajar directamente contigo.
Edward: Está bien, Gabriela. Vamos a dar tiempo a que esto se nos pase a los dos.
Edward la dirige de vuelta al auto y la lleva a la cafetería. Edward le pide su número telefónico para estar comunicado por el trabajo, a ella no le queda de otra que darle el numero.
Gabriela llega a su trabajo, confundida y con miedo de enamorarse, algo que siempre quiso evitar.