En un giro del destino, Susan se reencuentra con Alan, el amor de su juventud que la dejó con el corazón roto. Pero esta vez, Alan regresa con un secreto que podría cambiar todo: una confesión de amor que nunca murió.
A medida que Susan se sumerge en el pasado y enfrenta los errores del presente, se encuentra atrapada en una red de mentiras, secretos y pasiones que amenazan con destruir todo lo que ha construido.
Con la ayuda de su amigo Héctor, Susan debe navegar por un laberinto de emociones y tomar una decisión que podría cambiar el curso de su vida para siempre: perdonar a Alan y darle una segunda oportunidad, o rechazarlo y seguir adelante sin él.
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Una carta de despedida
Capitulo 21.
Querida Susan,
Espero que esta carta te encuentre bien. Me siento un poco incómodo al escribirte, pero creo que es lo mejor. Quiero que sepas que me he casado.
Sí, Susan, me he casado con Helena. Es una mujer increíble, y me hace muy feliz. Me duele decirte esto, porque sé que siempre has sido especial para mí. Pero creo que esto es lo mejor para ambos.
Helena es todo lo que yo siempre quise en una mujer. Es inteligente, hermosa y cariñosa. Me hace reír, me hace sentir vivo. Y yo la amo, Susan. La amo con todo mi corazón.
Espero que puedas entender esto. Espero que puedas ser feliz por mí. Porque eso es lo que siempre he querido para ti, Susan. Quiero que seas feliz.
Me acuerdo de los momentos que pasamos juntos. Me acuerdo de la forma en que me hacías reír, de la forma en que me hacías sentir. Me acuerdo de todo, Susan. Y siempre te llevaré en mi corazón.
Pero ahora, debo seguir adelante. Debo seguir mi corazón, y mi corazón me dice que estoy con la persona correcta.
Espero que puedas perdonarme, Susan. Espero que puedas entender esto. Y espero que puedas ser feliz.
Con cariño,
Alan
La carta estaba escrita en un papel amarillento, con una letra que se veía un poco descuidada. La tinta se había corrido en algunas partes, y había algunas manchas de lágrimas en el papel. La carta parecía haber sido escrita con mucha emoción, y se podía sentir la sinceridad de Alan en cada palabra.
Susan leyó la carta con lágrimas en los ojos. Se sentía como si hubiera sido golpeada en el estómago. No podía creer que Alan se hubiera casado con otra mujer, más bien que se hubiera acabado tan pronto, tanto que ni siquiera respeto su luto, ni siquiera sus bebés estaban por nacer y el ya tenía otra familia, no podía creer que la hubiera dejado por alguien más.
Susan que releia la carta que recibió antes de irse a Francia sintió un nudo en su corazón, no entendía lo que quería Alan, está misma parecía haber sido escrita hace mucho tiempo, pero las palabras de Alan todavía dolían. Susan se sentía como si estuviera reviviendo el dolor de la separación. Se sentía como si hubiera sido engañada de nuevo.
La carta cayó de sus manos, y Susan se desplomó en la cama, llorando desconsoladamente. Se sentía como si su corazón hubiera sido destrozado de nuevo. Se sentía como si no pudiera seguir adelante.
La noche se había vuelto aún más complicada para Susan. Después de leer la carta de Alan y sentirse devastada por la noticia de su matrimonio con Helena, que Alan negaba, ahora se enfrentaba a la posibilidad de quedar embarazada después de su encuentro íntimo con Alan.
Con una mezcla de ansiedad y determinación, Susan se vistió rápidamente y salió de su apartamento en busca de una farmacia que estuviera abierta a altas horas de la noche. La ciudad de Alemania estaba en silencio, pero Susan no se detuvo. Caminó rápidamente por las calles vacías, su corazón latiendo con ansiedad.
Finalmente, encontró una farmacia que estaba abierta las 24 horas. Entró y se dirigió al mostrador, donde un farmacéutico amable la atendió.
—Necesito la pastilla del día después —dijo Susan, tratando de mantener la calma.
El farmacéutico asintió y le preguntó algunas preguntas sobre su situación. Susan respondió lo mejor que pudo, tratando de no pensar en las implicaciones de lo que había pasado.
Finalmente, el farmacéutico le dio la pastilla y le explicó cómo tomarla. Susan se la tomó allí mismo, en la farmacia, y se sintió un poco más aliviada.
Pero sabía que esto no era el final de la historia. Sabía que todavía tenía que enfrentar las consecuencias de su encuentro con Alan, y que todavía tenía que decidir qué hacer con su vida.
Susan caminaba por la calle, tratando de procesar todo lo que había pasado en la farmacia. Se sentía un poco más aliviada después de tomar la pastilla del día después, pero todavía estaba tratando de digerir la noticia de que Alan se había casado con Helena.
De repente, escuchó una voz detrás de ella.
—Susan, espera.
Susan se detuvo y se dio la vuelta. Era Alan, parado en la acera con una mirada de preocupación en su rostro.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Susan, tratando de mantener la calma.
—Te estaba buscando —dijo Alan. —Quería hablar contigo sobre lo que pasó antes.
Susan se cruzó de brazos, tratando de protegerse de la emoción que Alan parecía estar despertando en ella.
—No hay nada que hablar —dijo. —Ya me dijiste todo lo que necesitaba saber.
Alan dio un paso hacia ella, su mirada intensa.
—No, Susan —dijo. —No te dije todo. Hay algo más que debes saber.
Susan se sintió un poco intrigada, a pesar de sí misma. ¿Qué podría ser lo que Alan quería decirle? ¿Algo que podría cambiar todo?