Emma y Ethan han sido inseparables desde que tienen memoria. Sus padres, amigos íntimos, los han visto crecer juntos, compartiendo risas, juegos y sueños. Sin embargo, al finalizar la secundaria, ambos sienten que la amistad ha evolucionado en algo más profundo, una atracción que ninguno se atreve a confesar por miedo a las posibles reacciones de sus familias.
Durante su segundo año de universidad, Emma, cansada de ocultar sus sentimientos, decide confesarle a Ethan lo que realmente siente. Con el corazón acelerado, se dirige al departamento de Ethan, solo para encontrarlo en compañía de una de las chicas más populares de su clase. Desconcertada y herida, Emma toma una decisión drástica: pide a sus padres que la envíen a estudiar al extranjero, con la esperanza de dejar atrás sus sentimientos no correspondidos.
Años después, Emma regresa y los sentimientos que creía olvidados también lo harán.
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Una manera de escapar
Ethan estaba sentado en su oficina, absorto en sus pensamientos, luego de pensar mucho había tomado la decisión de no llamar a Emma, e incluso dejar las cosas como estaban. Así que, cuando Xavier entró y se dejó caer en una silla frente a él. Notando la expresión sombría de su amigo, Xavier frunció el ceño.
-Ethan, ¿qué te pasa? Has estado distante todo el día- preguntó Xavier, con preocupación.
Ethan suspiró y se pasó una mano por el cabello.
-Es por el regreso de Emma- respondió él, con su voz cargada de emoción contenida.
-¿Eso no debería ser algo bueno?- preguntó Xavier, levantando una ceja.
-No lo sé, Xav. Es que no regresó sola- respondió Ethan, con amargura- Volvió con un tal Alex...
Xavier se inclinó hacia adelante, sus ojos llenos de curiosidad.
-¿Y quién es ese Alex?- preguntó. Su amigo se encogió de hombros, su frustración evidente.
-Dice que un amigo de Inglaterra. Aunque Joshua dijo que parecen muy unidos- comentó Ethan, con un tono de voz que dejaba claro lo que eso significaba para él.
Xavier suspiró y se frotó la barbilla pensativo.
-Mira, Ethan, creo que deberías hablar con ella. Aclarar lo que pasó- sugirió Xavier.
Ethan negó con la cabeza, su expresión se volvió más sombría.
- No, Xav. Creo que para Emma, eso ya es el pasado. No tiene sentido remover viejas heridas- dijo Ethan, con firmeza.
Xavier lo miró con preocupación, sabiendo que su amigo estaba cayendo en un espiral de angustia y decepción.
Esa noche, Ethan y Xavier salieron a uno de sus bares habituales. Xavier esperaba que una salida con amigos ayudara a Ethan a despejar su mente, pero temía que solo empeorara las cosas.
-Ethan, tal vez deberías tomarlo con calma esta noche- dijo Xavier, mientras se sentaban en la barra.
El joven negó con la cabeza, pidiendo una cerveza al camarero.
-Necesito olvidar, aunque sea por un rato- dijo, su voz sonaba derrotada.
Xavier suspiró, sabiendo que no podía convencer a Ethan de lo contrario. A medida que la noche avanzaba, Ethan bebió más y más, intentando ahogar sus pensamientos y emociones en el alcohol.
-Ethan, esto no te va a ayudar- dijo Xavier, tratando de razonar con él.
-No importa, Xav. Nada ayuda- respondió Ethan, su voz era amarga.
Después de varias rondas de bebidas, Ethan se levantó tambaleándose, su visión estaba borrosa, su amigo lo sostuvo, tratando de mantenerlo en pie.
-Vamos, hermano. Es hora de irnos a casa- dijo Xavier, mientras lo guiaba fuera del bar.
Pero Ethan se resistió, su mente nublada por el alcohol.
-No quiero irme a casa. No quiero pensar- dijo Ethan, con su voz era desesperada.
Xavier suspiró, sabiendo que su amigo estaba sufriendo.
-Lo sé, amigo. Pero esto no es la solución- dijo Xavier, mientras lo ayudaba a entrar en el automóvil.
Las noches siguientes fueron una repetición de lo mismo. Ethan salía, Xavier lo acompañaba para hacerle de niñera, mientras él bebía hasta perder la noción del tiempo y se hundía más en su tristeza.
-Amigo, esto no puede seguir así- dijo Xavier, una noche, después de que Ethan se desplomara en el sofá de un club nocturno.
Ethan lo miró con ojos vidriosos, sin responder. Sabía que Xavier tenía razón, pero no podía evitarlo. Cada pensamiento sobre Emma lo atormentaba, y el alcohol era su única escapatoria.
Una noche en particular, Ethan y Xavier estaban en un club abarrotado. La música retumbaba y las luces parpadeaban, creando un ambiente caótico. Ethan estaba sentado en una mesa, con un vaso de whisky en la mano, mirando fijamente al vacío.
-¿Sabes, Xav?- dijo Ethan, su voz era ronca y arrastraba las palabras por causa del alcohol- Nunca pensé que volvería a sentirme así. Después de todos estos años.
Su amigo se sentó a su lado, con expresión seria y preocupada.
-Lo sé, amigo. Pero seguir por este camino no te llevará a ningún lado- respondió Xavier.
Ethan rió amargamente, tomando otro trago.
-¿Y qué camino debería tomar? Ella está con alguien más- le dijo, mientras su voz se oía como un susurro lleno de dolor.
Xavier suspiró, sin saber qué más decir. Sabía que su amigo estaba atrapado en un ciclo destructivo, pero también sabía que solo Ethan podía romperlo.
- No tienes certeza de que sea asi- comentó Xavier- Quizás deberías intentar hablar con ella- sugirió, una vez más.
Ethan negó con la cabeza, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-No puedo. No soportaría verla con otro- dijo, con voz quebrada.
Xavier lo miró con tristeza, deseando poder hacer algo para aliviar su dolor.
-Ethan, solo tú puedes decidir cuándo es suficiente. Pero por favor, no te destruyas en el proceso- le dijo Xavier, deseando con sinceridad que en algún momento sus palabras fueran tomadas en cuenta.
El joven no respondió, simplemente se quedó mirando su vaso, perdido en sus pensamientos.
La espiral continuó por varias semanas, con Ethan sumido en su angustia y Xavier tratando de mantenerlo a flote. A pesar de sus esfuerzos, Ethan parecía decidido a seguir hundiéndose.
Una noche, después de otra salida, Ethan se desplomó en su cama, su mente estaba nublada por el alcohol. Mientras se hundía en un sueño inquieto, las imágenes de Emma y Alex lo atormentaban.
-¿Por qué, Emma? ¿Por qué no puedo olvidarte?- murmuró Ethan, antes de caer en la inconsciencia.
A la mañana siguiente, se despertó con una resaca horrible y una sensación de vacío inexorable en su pecho. Sabía que no podía seguir así, pero no sabía cómo salir del pozo en el que se había metido.
Los días pasaron tranquilos, la decisión de Ethan de no salir a beber era firme. Pero un viernes por la tarde, Xavier escuchó una conversación telefónica mientras entraba a la oficina. La voz de Ethan resonaba en la sala de estar, firme y segura.
-Sí, estaré allí a las diez. Claro, ha pasado mucho tiempo, será genial ver a todos de nuevo.
Xavier se detuvo en seco, escuchando atentamente. No reconoció la voz al otro lado de la línea, pero la conversación claramente giraba en torno a una reunión.
-Sí, sí, entiendo. Nos vemos entonces- dijo Ethan, colgando el teléfono justo cuando Xavier entraba en la sala.
-¿Con quién hablabas?- preguntó Xavier, tratando de sonar casual mientras se sentaba en el sofá.
-Era Jason, un antiguo compañero de la preparatoria. Está organizando una fiesta esta noche y me invitó- respondió Ethan, guardando su teléfono en el bolsillo.
Xavier frunció el ceño, preocupado.
-¿Y vas a ir?
-Sí, no veo por qué no.- dijo Ethan, encogiéndose de hombros- Hace mucho que no veo a esos chicos, podría ser divertido.
-¿Irás solo?- Xavier no pudo evitar preguntar, la preocupación era clara en su voz.
-Sí, iré solo- afirmó Ethan, notando la expresión en el rostro de su amigo- Xavier, estaré bien. No va a pasar nada malo.
Su amigo suspiró, cruzando los brazos.
-Amigo,sabes que solo me preocupo por ti. Las últimas veces que saliste, las cosas no terminaron bien.
-Lo sé, y agradezco tu preocupación. Pero necesito salir, distraerme un poco- dijo Ethan, con una sonrisa tranquilizadora- Prometo que estaré bien. No voy a beber demasiado, solo quiero pasar un buen rato y ver a viejos amigos.
Xavier lo miró fijamente por un momento antes de asentir con una mezcla de resignación y esperanza.
-Está bien, solo... cuídate, ¿vale? No quiero verte pasar por lo mismo otra vez.
Ethan se levantó del sofá y le dio una palmada en el hombro a su amigo.
-Lo haré, te lo prometo.
Esa noche, mientras se preparaba para la fiesta, Ethan no podía dejar de pensar en Emma. Su reencuentro había reavivado emociones que había tratado de enterrar. Decidió que salir y distraerse un poco podría ayudarlo a aclarar su mente.
Llegó a la fiesta a la hora indicada, saludando a viejos amigos y sumergiéndose en la atmósfera de camaradería. La música estaba alta, y la casa de Jason estaba llena de gente riendo y conversando animadamente. Ethan se encontró con varios compañeros de la preparatoria que no había visto en años.
-¡Ethan! ¡Cuánto tiempo!- exclamó Jason, dándole un fuerte abrazo- ¿Cómo has estado, amigo?
-He estado bien, trabajando mucho- respondió Ethan, devolviendo el abrazo- ¿Y tú? ¿Qué has estado haciendo?
-Oh, lo de siempre. Ya sabes, trabajo, familia... ¡pero esta noche es para divertirnos!- dijo Jason, señalando hacia el interior de la casa- Vamos, te presentaré a algunos amigos nuevos.
Ethan se dejó llevar por la energía de la noche, riendo y charlando con varios invitados. Pero a pesar de la distracción, su mente seguía volviendo a Emma. Se preguntaba cómo estaba y si ella pensaba en él tanto como él pensaba en ella.
Mientras tanto, Xavier estaba en casa, preocupado. No podía sacudirse la sensación de inquietud que tenía desde que Ethan había salido. Decidió no quedarse esperando y llamó a su amigo para asegurarse de que todo estuviera bien.
-¿Ethan? ¿Cómo va todo?- preguntó Xavier cuando Ethan respondió al tercer tono.
-Todo bien, Xav. La fiesta está genial- respondió Ethan, tratando de sonar despreocupado- No te preocupes, no estoy bebiendo demasiado.
-Solo quería asegurarme- dijo Xavier, sintiéndose un poco más tranquilo- Diviértete, pero recuerda lo que hablamos.
-Lo haré. Gracias por preocuparte, amigo- respondió Ethan, antes de colgar.
La noche continuó, y aunque Ethan intentó disfrutarla, no pudo evitar sentir que algo faltaba. Mientras miraba a su alrededor, vio a todos sus amigos riendo y disfrutando, y se dio cuenta de que su felicidad no estaba completa.
Que Dios te siga bendiciendo, para disfrutar de los frutos de tu enorme talento. Sinceramente :Felicitaciones y muchas muchas gracias!!!