_Princesa, llegó la hora de que vuelvas a tu hogar, es allí en dónde me encargaré de mostrarte la verdad.
_Eras tú el que estabas ese día allí. Jamás podría olvidarlo. No olvidaría jamás la voz del sujeto que juró quitarme la vida.
Me llamo Alice o al menos así me conocen los mundanos y mi historia no es cómo la de cualquier otra chica, un misterioso secreto y una terrible promesa me llevarán a desenterrar los secretos escondidos de mi verdadera sangre. Los oscuros deseos, la codicia, la ira y la pasión serán los encargados de llevarme por el camino de mi verdadera identidad.
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Capítulo 9: Un hermoso día gris
Quiero creer que lo que sucedió fue solo un mal sueño, pero al intentar moverme el dolor que siento me recuerda que no fue un maldita sueño y la sangre sobre mi almohada rápidamente me trae a mi realidad. No fui a la escuela, estaba tan cansada y adolorida que nisiquiera llegué a escuchar la alarma y aunque la fuese a escuchar tampoco iría, no hay manera de ocultar lo hinchado que tengo los labios y de alguna u otra manera lo podrían notar y quiero evitarme problemas.
Intento levantarme, pero mis esfuerzos son en vano el dolor me gana por un momento. Decido estirar mi brazo para alcanzar el borde de la cama y así lograr sujetarme de algo fuerte, para así poder ponerme de pie. Cada vez que respiro me duele sobre las costillas, estoy segura de que me quedarán marcas aunque bajo la ropa nadie lo nota. Al menos en eso tengo suerte.
Lentamente, me dirijo al baño y al llegar comienzo a quitarme nuevamente lo que traía puesto. Una ves cambiada salgo del baño y lentamente me dirijo hacía la puerta de mi habitación, abro lo más despacio que pueda la puerta y así salgo al pasillo que une mi habitación con el resto de la casa. No escucho ningún sonido más que el de mi propia respiración y el sonido del tic tac del reloj que resuena por el inmenso silencio que envuelve la casa, por lo que vuelvo a mi habitación y despacio cierro la puerta. Mirándome al espejo puedo darme cuenta de que si no me hubiera cubierto más el rostro tal vez no podría haber terminado peor.
Son las 8:15 a.m sigo encerrada en mi habitación, no siento deseos de salir de ella pero debo hacerlo ya que no puedo ocultarme aquí el resto de mi vida. Tomo mi sudadera, y una bufanda para cubrir mi boca y salgo de allí. Es muy curioso no la veo sentada en su sillón, nisiquiera siento el horrible olor a cigarrillos saliendo de su habitación. Trato de no hacer ruidos y logro así salir de la casa. Camino lentamente y sin apuro alguno contemplando el cielo cubierto por nubes grises y no puedo creer cuánto lo adoro. El pensar en lo bonito del dia logran por momentos hacerme olvidar el mal momento.
Iba caminando por las anchas veredas de mi vecindario y de la nada el viento frio sopla y un escalofríos recorre mi cuerpo, el peso en mi espalda se alivia y un latido en seco provoca que me paralice a mitad de camino. No tengo idea de lo que me sucede, esto jamás me sucedió antes es como si mi cuerpo y mente trabajaran por separados. Un completo silencio se siente a mi alrededor y de manera inmediata también mi interior, elevo la mirada y veo la gente caminar a mi alrededor todos hablando los unos a los otros, pero en mi sólo hay un silencio inexplicable. Y ese perfume, es tan familiar, siento una delicada y casi familiar fragancia cerca de mi, e-es.
_Buenos días, que casualidad encontrarte por aquí
_¿Simón? hola, yo no esperaba encontrarte
_¿Te parece si desayunamos? Claro si es que no tienes otros planes o al menos que ya hayas desayunado. -la voz de Simón me sorprende y trae de nuevo a la realidad, su sonrisa cálida y mirada profunda me hacen sentir una extraña calidez en mi interior.-
_Yo si, ya lo hice yo, em si ya desayuné. -le respondo mientras me aseguro de sostener la bufanda sobre mi boca-.
_Mm está bien, será la próxima entonces.
Debo darme prisa el seguir platicando con él únicamente me arriesga a que descubra lo que sucede conmigo en realidad. Pero no puedo evitar querer estar cerca de él y querer hablarle.
_Oye Simón yo em, debo irme tengo cosas que hacer. Nos vemos y ten una linda mañana.
_Claro Alice nos ve. -No dejo que termine de hablar y rápidamente me alejo de él, no puedo permitirme esto. Pero que sucedió antes, esa paz, ese silencio y ese perfume tan familiar noce que sucedió, pero la voz de Simón me hizo volver. Fue cómo un salvavidas en el tormentoso océano de mi mente.
_¿Buenos días en que puedo ayudarla? -llegué a la farmacia y gracias al cielo está casi vacía así que no estoy tan incómoda y pendiente de si notan o no lo que me pasa-.
_Hola si, em busco algún analgésico algo para el dolor o lo que sea para calmarlo. También quiero un par de gasas y cinta.
Mientras espero a que me cobren, siento un escalofríos recorriendo mi cuerpo nuevamente y un impetuoso viento empuja con fuerza la puerta de vidrio de la farmacia y la mayoría de las cosas caen al suelo. Mi cabello cubre mi rostro, y en cuánto me lo quito de la cara volteo y miro detrás de mi y lo único que veo es una una sombra apartandose rápidamente de la puerta. No entiendo que sucede, ¿que fue eso? ¿Acaso alguien más lo notó o sólo yo? ¿Será que la golpes afectaron mi mente de cierto modo y empiezo a alucinar?. Yo no sé que pensar, yo..
_Señorita sigue usted -interrumpe mis pensamientos el chico que cobraba las cosas-.
_Muchas gracias. -le digo una vez que termino de pagar. En el momento en el que iba saliendo algo en el suelo hace que me detenga, levanto el pie y algo brilla, es muy llamativo y hermoso. Un delicado y elegante anillo tirado en el suelo, lo tomo y observo ya que parece muy costoso, pero no es eso lo que llama mi atención sino el color carmesí de su piedra, es verdaderamente hermoso. Siendo honesta dudo que alguien lo tire al propósito y si se le cayó a alguien seguro lo buscará, pero no podría dejarlo aquí tirado. Así que lo coloco en mi bolsillo y me dirijo a casa.