Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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Una sorpresa muy dolorosa
En su trabajo Simoné estaba muy distraída.
Su jefe inmediato ya lo había notado, pero le estaba dando una oportunidad de ponerse al corriente.
En su escritorio, Simoné no dejaba de observar toda la pila de papeles que tenía por checar.
Dios mío, esto es fastidioso, debería de decirle a mi asistente que lo haga ella.
Después de unos minutos, se decidió al fin.
Zoraida, ¿puedes venir un momento, por favor?
Dime, Simoné.
Estos papeles deben checarse, por favor, separa los que necesiten mi firma con urgencia, los demás los dejaré para mañana.
De acuerdo.
Zoraida se llevó los papeles a su escritorio, y empezó a checarlos, uno por uno.
Simoné pensaba en Iván.
"Es demasiado hombre para mi madre. Yo podría hacerlo feliz, ¿qué tiene ella que no tenga yo?
Zoraida la sacó de sus pensamientos.
Simoné, ya separé los papeles.
Gracias, Zori.
¿Necesitas algo más?
Es todo, gracias; puedes irte a comer. Nos vemos más tarde.
Con permiso.
Simoné no se sentía bien, todo el tiempo estaba pensando en Iván.
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Amor, mañana tendré una junta con los empleados. ¿Te importaría hacer la cena?
Claro que sí, cuando regreses estará todo listo, dijo Iván muy complaciente.
Gracias, te amo tanto. Teresa lo agarró a besos.
Y yo a ti, él correspondió muy apasionado.
Eres magnífica. Vamos al cuarto.
Todavía tengo trabajo por hacer.
Bueno, no pasa nada si lo dejas para mañana, al cabo tú eres la dueña.
Ya lo sé, pero no quiero poner el mal ejemplo entre los empleados.
Deberías decirle a Simoné que te ayude, algún día ella heredará todo, y es justo que sepa cómo manejarla.
Sí, amor, pero no quiero que se sienta presionada.
De acuerdo, pero a ella no le importa que tú te sientas presionada.
Por favor, amor, ¿otra vez con lo mismo?
Perdón, ya no diré nada.
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En la noche, Simoné, Iván y Teresa cenaban a la luz de las velas (qué romántico, dirán; pero la realidad es que tenían luz).
Un transformador tronó y por ende toda la colonia se había quedado sin luz.
Vámonos a dormir porque mañana tendré mucho trabajo y después tendré la junta a las 7 de la tarde. No sé a qué horas me desocuparé.
No debes preocuparte, amor. Ya te dije que yo prepararé la cena, dijo Iván, dándole un beso en la mejilla.
Simoné, ¿quieres que te ayude a lavar los platos?, dijo Teresa al ver que ella se ponía a recoger la mesa.
No te preocupes, madre. Yo puedo hacerlo sola.
Bueno, pues, entonces nosotros nos iremos a dormir. Buenas noches, hija.
Buenas noches, madre, Iván.
Teresa e Iván subieron las escaleras, abrazados y dándose besos, provocando los celos de Simoné.
Una lágrima rodó por la faz de Simoné.
En cuanto terminó de limpiar la cocina y la mesa del comedor se fue directo a su cuarto.
Los gemidos de su madre se oían muy fuertes.
"¿Qué le pasa a esta señora?, ya ni siquiera disimula sus encuentros con Iván".
Al día siguiente, Teresa se levantó muy temprano y se fue al trabajo con Iván.
Ese día, ella no se sentía bien y pidió permiso a su jefe para faltar.
Como Braulio era muy comprensivo, le dio el día.
Simoné sabía que su madre llegaría tarde ese día, así que lo aprovecharía al máximo.
Se quedó en la cama hasta las 12 del mediodía, después se levantó a prepararse el desayuno.
En ese momento llegó Iván con todas las compras para la cena.
Simoné estaba muy tranquila sentada a la mesa de la cocina comiéndose su desayuno, no se quiso sentar en el comedor porque era muy grande y se sentía muy sola ahí.
Así la encontró Iván.
Hola, Simoné, ¿ya estás más tranquila? ¿No fuiste a trabajar?
Me sentía muy mal y pedí el día.
¿Y qué es lo que tienes?
No sé, yo creo que es agotamiento.
Entonces, ve a descansar, y en cuanto regrese tu madre, comemos, ¿Te parece bien?
Si, no te preocupes, además, yo ya comí y no tengo hambre.
Bueno, todavía falta para que llegue tu madre, chanza y te dé hambre.
Entonces, me retiro a mi cuarto, con permiso.
Simoné fue a su cuarto, de su cajón sacó unas pastillas para dormir, las machacó bien con una pequeña piedrita que tenía en su cajón y luego se la vació a la jarra con el agua.
Iván, ¿puedes venir, por favor?
Dime, ¿qué necesitas?
Prueba el agua, se me hace que sabe rara.
Está bien, la probaré, al cabo tengo mucha sed.
Iván se sirvió un vaso y se sentó en la cama a un lado de ella.
No le pareció mal nada de eso, se le hizo lo más normal.
Rato después, Iván se tomó toda el agua que se había servido.
Está buena, si quieres te la cambio.
No te preocupes, si tú dices que está buena te creo.
Luego, Iván se le quedó viendo a Simoné; "es muy hermosa".
Tranquilo, Iván. Acuérdate que eres el prometido de su madre", se dijo para sí.
Bueno, chiquilla, si es todo voy a la cocina a preparar la cena.
Está bien, Iván, en cuanto llegue mi madre me avisas, por favor.
Pero Iván no pudo levantarse porque en ese momento cayó encima de la cama, al instante se quedó profundamente dormido.
El efecto de las pastillas iba a durar algunas horas, el tiempo suficiente para los planes que tenía Simoné.
Como pudo lo acomodó en la cama, le quitó los zapatos, la camisa, el pantalón. Ella admiró ese cuerpo tan bien formado.
"Ahora veo porque mi madre está loca por él"...
Aprovechó que estaba dormido para besarlo y acariciarlo.
Luego, se acomodó en la cama junto a él, estaba semi desnuda.
Sin pensarlo se quedó dormida en los brazos de él.
Ajenos a lo que estaba por suceder dormían tan tranquilos.
Teresa llegaba en esos momentos, había terminado la junta y tenía un hambre monumental.
Se extrañó de que no estuviera la cena lista como le había prometido su novio.
A su vez también se extrañó de no ver ni a Simoné ni a Iván rondando por ahí.
A Teresa de repente le gustaban las sorpresas, de seguro Iván está en el cuarto, le daré una sorpresa.
Empezó a caminar sigilosamente para que no la oyeran.
Cuando entró a su cuarto se quedó extrañada, Iván no estaba ahí.
Tuvo un mal presentimiento e inmediatamente se dirigió al cuarto de su hija.
Sin dudarlo un segundo abrió la puerta de golpe.
Lo que vio la llenó de coraje, odio, cólera, tristeza, celos y una rabia infinita.
que el Charly no sea idiota y la vaya a querer ayudar 😂