Ella es Noel, una periodista apasionada y amante por su trabajo, sueña algún día llegar a ser la conductora del noticiero estelar, pero al investigar la historia que la llevaría a un ascenso posible, sin saber que esa misma historia la haría vivir en carne propia el sufrimiento, el maltrato, la venta y el tráfico...
¿Tu que tan dispuesta estarías para salvar tu propia vida?.
¿Estarías dispuesta a hacer lo impensable?.
¿Doblegarte o ser doblegada de las maneras más crueles e inimaginables?.
Dime, ¿Tú, que harías?...
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Capítulo 10.
Noel.
Al despertar él ya no estaba en la cama como siempre, me di un baño, me cambie y salí de la habitación, pero mi sorpresa fue que al llegar al comedor estaba él ahi, al verme, sonrió y me hizo señas para que me sentará a su lado.
— hola nena, ¿descansaste? — Asentí sin decirle una palabra más, era extraño que estuviera aún aquí— por tu expresión pienso que no te gusta mi compañía.
— no, no, como crees, solo que es extraño verte aquí Demi, tú siempre te vas— al decirle eso, su rostro se puso serio, bajo su mirada y se concentró solo en comer, dejando de lado nuestra conversación.
Al terminar, me levante y salí del comedor, intente salir al jardín, pero él me lo impidió, ya que tenía que prestarle atención mientras seguía bajo este techo, mi castillo como él decía.
Así que cada día tenía que tener relaciones con él, día, tarde y noche, estaba cansada, asqueada y muy lastimada, porque las últimas noches de las dos largas semanas que estuvo aquí, me llevo a su habitación favorita para él, pero de terror para mí.
En ese lugar experimenté el dolor a su máximo esplendor solo para satisfacerlo a él, al gran Demetrius Ivankov...
Salí a caminar un poco por el inmenso y hermoso jardín, quería pensar y saber que cartas jugaría para poder ser libre.
Al regresar a la mansión, la puerta principal se abrió, y por ella entró Kalisto quien sostenía una gran bolsa de papel en una de sus manos y en la otra una botella de vino.
Me sonrió y se acercó a mi— hola hermosa, imaginé que no estarían las cocineras así que traje la cena, ¿tienes hambre?.
Sonreí y asentí, pero en realidad no sentí hambre por estar sumergida en mis pensamientos, agarré la bolsa de papel y caminé hacia el jardín.
— cenemos afuera, la noche es muy hermosa— asintió ante mi pedido y salió tras de mí.
Limpie con rapidez la mesa de jardín y deje sobre ella la bolsa con la comida, le sonreí y regrese al interior de la casa para ir al trinchero donde estaban las copas.
Agarre dos copas del estante y salí de nuevo al jardín, donde Kalisto tenía ya servido nuestra cena, se levantó y me demostró que podía ser un caballero ayudándome a sentar.
Sirvió el vino y comenzamos a cenar en total silencio, al terminar me quede perdida viendo el horizonte, suspiré, hasta que Kalisto al tomar una de mis manos hizo que saliera de mi trance.
— ¿qué sucede?, Noel sabes que puedes hablarme de todo lo que te aqueje.
— estoy bien, no te preocuoes— él asintió, se levantó y recogió los platos.
— preciosa anda, tenemos que regresar— no dije nada solo me levante y lo seguí hasta el interior de la casa, cuando lo vi que iba a cerrar con llave la puerta.
Me acerqué a él y se lo Impedí tocando con suavidad su mano— Kalisto, por favor no la cierres.
— tengo que hacerlo, son ordenes de Demetrius, entiende Noel.
— por favor, Kalisto el jardín es el único lugar donde me la paso para no aburrirme en esta gran casa— me observó por segundos, me sonrió y termino asintiendo, y por impulso brinque de felicidad, me acerque a él y lo besé en la mejilla cerca de su comisura.
— solo por ahora lo dejaré así, pero mañana la cerraré, y solo saldrás cuando yo venga a traerte la comida.
— gracias, gracias, te quiero Kalisto— al decirle eso, él se sorprendió, ladeo sus labios y me beso la frente.
— sabes que yo también te quiero, pero sabemos que no son los mismos sentimientos, descansa Noel.
Caminó hacia el inicio de la escalera, me acompañó hasta mi habitación y cerró.
Suspiré mientras me sentaba a la orilla de mi cama y comencé a pensar que haría, ya no podía avanzar más el tiempo y yo aun estar cruzada de brazos.
Aún no sabía del porqué ya era escaso el personal que laboraba en la casa, a lo mucho solo eran dos o tres personas y solo trabajan en horario y se iban.
Los únicos que permanecían en gran cantidad eran los guardias y hombres de Demetrius, pasaron las horas y salí de mi habitación, baje con el mínimo de ruido las escaleras, caminé hacia las puertas corredizas y antes de abrir observe el lugar y por obra de Dios estaba todo el jardín libre.
Abrí con cuidado la puerta y salí de la casa, mientras caminaba, recordaba cuando intente escapar la primera vez, era de día, para ser precisa era por la tarde.
Salí por la puerta principal y para mi fortuna estaba en hora de cambio de guardia, corrí con cautela el largo camino empedrado, me metí por donde estaban algunos arbustos qué serían perfectos para camuflarme.
Corrí hasta la enorme barda, la visualicé por algunos minutos hasta que comencé a trepar poco a poco, casi llegaba a la cima cuando sentí un mordisco en mi espalda, hasta que aquel feroz perro me jalo del cabello y caí entre la tierra.
Los tres perros estaban casi sobre mi y ladrándome tan cerca que podía ver aquellos colmillos afilados, me quede inmóvil hasta que las voces de aquellos hombres se escucharon, me levantaron y me llevaron al despacho de Demetrius donde me encerraron por horas.
Hasta que esa puerta se abrió y por esa puerta entro aquel hombre con sus ojos oscuros y su semblante tenebroso.
Quien al verme no dudo en desquitar toda su ira por intentar escaparme, así que cambie de estrategia y todos estos meses le he hecho saber que estoy cómoda y que él me gusta, aunque yo soy la única que que es lo contrario y así es la única manera de aun seguir viva.
Pero ya no quiero estar viviendo así, quiero ser libre, quiero de vuelta mi libertad...
El viento se había soltado, al ver el cielo, las estrellas que había visto estaban cubiertas por densas nubes oscuras, un relámpago iluminó mi camino y solo sería cuestión de segundos para que la lluvia cayera.
Trepe por el muro cuando gotas muy gruesas comenzaron a caer a gran velocidad, haciendo que mi cabello y mi ropa comenzarán a mojarse, hasta que un trueno me hizo gritar de tan fuerte y terrorífico que se había escuchado.
Estaba casi en la cima, solo sería cuestión de pasar la valla que estaba sobre el muro, otro trueno se escuchó y la lluvia comenzó a arresear, subí con dificultad.
Al ver el otro lado, había solo maleza y terrenos vacíos, pero cuando intente sostenerme de aquella inofensiva valla una corriente inmensa recorrió todo mi cuerpo provocando que saliera disparada del muro.
Al caer, el golpe y los volteos me hicieron perder el sentido...