RECUPERAR TU AMOR

Bajo las sombras estaba una mujer muy enojada, se moría de envidia al ver ese amor que Pablo tiene por Angie. Nunca había conocido un hombre tan fiel como él, pero nada la iba a detener con sus planes. Así pasó la tarde para los recién graduados, donde se dio un brindis deseando lo mejor para cada uno y como parejas.

—¡Salud! —habló el padre de Angie— Por la felicidad de nuestros hijos y por su matrimonio que está cerca para ellos, gracias papá —habló Angie tomando su copa de vino e informando que en un mes sería el matrimonio de ellos en la Iglesia.

Todos aplaudieron y los felicitaron con abrazos y los mejores deseos para ellos. Salomé se acercó a ellos abrazándolos y dándoles los mejores deseos para su matrimonio. Todo lo dijo con una sonrisa más falsa que ella, Pablo y Samuel se dieron cuenta de que todo era fingido con esa mujer.

 Mientras tanto, Salomé seguía maquinando en su mente planes para separar a Pablo y Angie. No podía soportar la idea de que alguien más fuera a tener la felicidad que tanto anhelaba. Sin embargo, sabía que debía actuar con cautela y paciencia. Por ahora, debía mantener las apariencias y esperar el momento adecuado para poner en marcha su plan.

La noche continuó con risas y alegría, pero Salomé no podía quitarse de la cabeza la imagen de Pablo y Angie juntos, felices y enamorados. Se juró a sí misma que haría todo lo posible para destruir esa felicidad, cueste lo que cueste.

Mientras tanto, Pablo y Angie disfrutaban de los momentos con sus seres queridos, ajenos a las maquinaciones de Salomé. Estaban felices y emocionados por su futuro juntos, sin imaginar lo que les deparaba. La oscuridad se cernía sobre ellos, pero por ahora, todo era luz y alegría en esa noche de celebración.

Salomé observaba desde la distancia, con un brillo maligno en sus ojos. Planeaba cada movimiento cuidadosamente, asegurándose de que nadie sospechara de sus intenciones. Sabía que debía actuar con astucia y discreción para lograr su objetivo.

Mientras tanto, Pablo y Angie seguían disfrutando de la fiesta, sin imaginar el peligro que se cernía sobre ellos. La traición acechaba en las sombras, esperando el momento indicado para aparecer y desatar el caos en sus vidas.

La noche avanzaba, y Salomé continuaba con su plan maestro, sembrando la discordia y la desconfianza entre la pareja. Sus manipulaciones pronto darían frutos, y ella se aseguraría de que Pablo y Angie nunca volvieran a ser felices juntos.

Después de la fiesta, cada quien se fue a su casa. Los padres de Pablo se despidieron y salieron de allí. Pablo salio con Samuel. Yo sabía que iba a correr en la moto por última vez y eso se lo respetaba, era una promesa y sabía que la cumpliría, así que no insistí en ir. Me quedé con Melissa en el jardín. Ella se sentó a mi lado y me miró con sus dedos jugando entre sí. "¿Me vas a acompañar mañana, Angie?", susurró Melissa.

—Sí, mañana vamos. Yo también necesito saber si el resultado es positivo o negativo. Ahora vámonos al apartamento, no me quiero quedar aquí en esta casa. Siento el ambiente pesado, Melissa.

—Te entiendo, Angie. La mirada de mi tía Salomé me dio mucho miedo, sentí escalofríos. No eres la única, el ambiente quedó pesado con lo que dijo mi madre.

No quería quedarme más tiempo en esa casa, así que le di la mano a Melissa y nos dirigimos hacia el apartamento. Nos despedimos de mis padres , al salir ví a Pablo y Samuel quienes se fueron en la moto, y caminamos en silencio por las calles oscuras de la ciudad.

Al llegar al apartamento, nos sentamos en silencio en el sofá. Melissa rompió el silencio y dijo: "Angie, ¿crees que podemos confiar en mi tía con lo que pasó hoy? ¿Realmente crees que ella se opone a tu matrimonio por cuidarte?".

Me quedé pensando por un momento antes de responder: "No lo sé, Melissa. Solo podemos esperar y confiar en que todo saldrá bien. Mañana saldremos de dudas si estamos embarazadas o no".

Nos abrazamos, sintiendo el peso de la incertidumbre y el miedo que nos invadía. Pero juntas, nos prometimos luchar por el amor de Pablo y Samuel, apoyarnos mutuamente pase lo que pase.

Decidimos que lo mejor era descansar esa noche y enfrentar el día siguiente con valor y determinación. Nos preparamos para dormir, cada una perdida en sus pensamientos sobre lo que el futuro nos deparaba.

En medio de la noche, desperté con un nudo en el estómago. No podía parar de pensar en las palabras de mi madre y en cómo podían afectar nuestro futuro. Me levanté y me acerqué a la ventana, observando la ciudad dormida y sintiéndome abrumada por todo lo que estaba en juego.

No podía creer que mamá hubiera gritado como loca en plena cena que Pablo no merecía mi amor y que no estaba de acuerdo con nuestro matrimonio, que él no era lo que aparentaba. ¿Qué hago si mi corazón lo ama? Yo ya no podría vivir sin Pablo, y además si estoy esperando un hijo suyo y mío —coloco mis manos en mi abdomen—. Si estás ahí, serás el bebé más amado por tus padres, mi pequeño tesoro.

Mientras seguía procesando las duras palabras de mamá, sentí una mezcla de emociones. Por un lado, la tristeza de haber escuchado aquellas palabras tan hirientes y, por otro, la felicidad y emoción de ser madre por primera vez. Pero, sobre todo, la determinación de luchar por mi amor con Pablo y por la familia que estábamos creando juntos.

Decidí no dejarme llevar por el miedo y la incertidumbre que las palabras de mamá habían sembrado en mi corazón. Sabía que Pablo era el amor de mi vida, que éramos el uno para el otro, a pesar de lo que otros pudieran decir. Nuestro amor era real y profundo, y nada ni nadie podía cambiar eso.

Regresé a la cama y me acurruqué junto a Melissa, buscando consuelo en su presencia. Nos prometimos que pase lo que pase, nos mantendremos unidas y lucharemos por nuestro amor ella por Samuel y yo por Pablo y nuestra felicidad.

Con esa promesa en mente, cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño, esperando que la mañana trajera respuestas y una nueva oportunidad para seguir adelante, juntas y más fuertes que nunca...

Continuara...