Estoy en lo más alto de mi edificio, viendo a la gente como hormiga ir y venir pensando que tan grande es el mundo y nosotros tan pequeños, soy Ana Leal una reconocida diseñadora de moda, famosa y con el título de bruja de hielo, por ser despiadada y no tocarme el corazón para destruir a nadie, solo que a veces vienen a mi mente recuerdos de mi pasado y la antigua yo quiere volver a salir, es entonces cuando recuerdo que no obtuve nada por ser buena y amable, en ese tiempo solo recibí malos tratos y maldad, por nada del mundo vuelvo a ser así de frágil...
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Capitulo XI Me gusta
Gabriel
Traje a Ana a la casa he decidido que ella no tiene culpa de nada de lo que hizo su padre, realmente Ana me gusta, nunca había sentido nada así por nadie y decidí darme una oportunidad con ella, al final ella ya sufrió suficiente, la presente como la señora de la casa, al hacerlo me quite un gran peso de encima pues pensé que al traerla ella sería una sirvienta más en esta casa, la lleve a nuestra habitación mañana le mostraría la casa sé que está muy cansada y es mejor dejar todo para el otro día, le mostré la habitación y de ahí me fui al baño cuando salí me encontré con ella saliendo del clóset y en sus manos llevaba la pijama que escogí yo pensando en su inocencia, pensando que aún es una niña, levanté la mirada y la vi observando mi cuerpo, lentamente me acerque a ella y está no me rechazo nos miramos por unos segundos a los ojos antes de besarla, pensé que me rechazaría de nuevo, pero tenía que intentarlo, lo que no esperaba fue que ella se dejará besar y además que el beso durará tanto tiempo, al separarnos la mire a los ojos y de pronto ella salió corriendo al baño y cerró con llave una sonrisa se formó en mis labios, por primera vez ella se había dejado llevar y esa parte me gustó mucho, me sequé bien y me puse una pijama no quería asustarla cuando saliera del baño, me acosté en la enorme cama mirando hacia la puerta del baño, al cabo de una media hora ella salió con esa pijama nada sexi, no me miró solo rodeo la cama y se acostó al otro lado. Me acerqué a ella y la abracé por la espalda.
Gabriel: buenas noches, pequeña, descansa.
Ana: buenas noches, también descansa.
Así nos quedamos dormidos, en la madrugada sentí como ella se acurrucaba más a mí, tenía frío y obviamente yo aproveche la oportunidad para abrazarla con más fuerza, ella era mía y no la dejaría ir nunca.
El despertador sonó, que más quisiera yo que quedarme así toda vida con ella, pero el trabajo llama y me toca ir.
Ana: que es ese ruido infernal?
Gabriel: mi alarma, es hora de irme a trabajar.
Ana: eres el jefe puedes llegar más tarde.
Gabriel: el jefe es quien da el ejemplo.
Ana: está bien ya me levanto y te preparo el desayuno.
Gabriel: no es necesario, las empleadas hacen esas cosas. Te gustaría acompáñeme a la oficina, ayer solo fuimos al salón de banquetes, pero hoy quiero mostrarte mi mundo.
Ana abrió los ojos muy sorprendida, en su mirada se veía el asombro.
Ana: estás enfermo o algo así?
Gabriel: claro que no, eres mi prometida y quiero estar contigo todo el tiempo.
Ana: a verdad por las apariencias.
No me dejó explicar simplemente se levantó de la cama y se metió al baño, mientras yo me fui al baño de la habitación de al lado no podía esperar por ella, ya que llegaríamos tarde. Cuando entré a la habitación Ana ya estaba lista, era la primera mujer que no tardaba horas en arreglarse pues ella no necesitaba mucho para verse bien.
Gabriel: estás guapísima, tienes un gusto exquisito en la ropa, estaba pensando y que tal si trabajas en la empresa.
Ana: hablas en serio? Me darás trabajo?
Gabriel: claro que sí, eso te puede ayudar a adquirir experiencia, no crees?
Ana: por supuesto que sí, muchas gracias.
Gabriel: bueno vamos a desayunar que se nos hace tarde.
Bajamos las escaleras y pasamos al comedor el puesto de Ana estaba al lado del mío y cocinaron lo que he visto que a ella le gusta, bueno menos pizza no quiero que se enferme después del estómago, desayunamos como una pareja enamorada de vez en cuando le daba a probar algo de mi plato y ella hacía lo mismo quien nos viera diría que estamos superenamorados.
Antes de irnos le di un pequeño recorrido por la casa, ella jugueteó un poco con la bestia peluda y de ahí nos fuimos a la empresa, llegamos justo a tiempo, justo cuando entraban los empleados a la empresa, esto nunca me había pasado siempre soy quien llega primero.
Entramos y saludamos a los empleados, Ana lo hacía con mucha elegancia y amabilidad nada que ver cómo lo hizo el día anterior, subimos al último piso pues ese era el piso donde estaba mi oficina.
Ana: guao esto está muy alto, da un poco de miedo.
Gabriel: no te preocupes aquí estoy yo para sostener tu mano y si tienes miedo.
Ana: gracias, pero ya me he enfrentado a cosas peores y aquí sigo, bueno a lo que vinimos cuál será mi función aquí?.
Gabriel: estarás en el departamento de diseño de moda, ahí tenemos al mejor personal del país, así que aprenderás de los mejores.
Ana: que emoción, al fin voy a hacer algo que yo quiero.
Gabriel: Auch eso me dolió.
Ana: tan payaso, mejor quiero ir de una vez y presentarme.
Gabriel: antes quiero algo de ti.
Ana: (resignada) dime qué quieres.
Gabriel: quiero que te diviertas y seas feliz.
Ana me miró con cara de asombro, me dio risa verla, su sonrisa se hizo aún más ancha y el odio de su mirada se hizo menos notorio, por mi parte llame a mi secretaria para que ajustará todo para que ella no se sintiera agobiada, mi mujer debía estar tranquila y yo me encargaría de eso.