Alexander Williams, es obligado a casarse con Valentina, la chica Curvy, para así el obtener el puesto de jefe en las constructora familiar.
Valentina no sabía quién era su prometido hasta el día de la boda, para ella fue el hombre más guapo, varonil, que ha visto en su vida, y fue amor a primera vista.
Para Alexander, fue lo peor del mundo, la miro con desprecio, incluso la tocó solamente en su noche de bodas, y eso porque estaba ebrio.
Valentina descubre la infidelidad de su esposo, y eso le causo un profundo dolor porque apesar de su indiferencia ella lo ama. Sabe que su esposo le pedirá el divorcio y aunque su corazón roto, está preparada para poner las cartas sobre la mesa, porque Alexander no se puede divorciar, al menos que ella lo quiera, fue algo estipulado en el contrato que el cabecilla les hizo firmar.
Valentina, le impone reglas a Alexander para así firmarle el divorcio ¿qué reglas serán?
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Tu eres mía y de nadie más
Ese maldito susurro demandante la hace tener pensamientos impuros, su pecho sube y baja con frecuencia, mientras que Alexander la contempla, admirando sus labios en cómo están entreabiertos, y dejándose llevar por su impulso, la gira quedando frente a frente, donde el pecho de Valentina queda presionado por su esposo y así se puede ojear sus grandes melones.
Ella fija su mirada en esos ojos que siempre ha amado y la envuelven de una manera que ella no quisiera, pero en este momento le es imposible no perderse en esa mirada tan profunda y demandante.
Ambos están sin palabras, ¿Por qué? Quizás el estar tan cerca y el cambio drástico de Valentina está llamando cierta atención desconocida en Alexander.
Pero cuando Valentina percibe el acercamiento de Alexander, gira su rostro y este no la puede besar.
—no tienes ningún derecho a darme órdenes, de que no le hable al señor Gutenberg
—¿Te gusta?— la pregunta directa de Alexander hace que Valentina tome el valor necesario y lo mire directamente a los ojos, estando en esa cercanía de escasos centímetros donde ambos pueden sentir su respiración
Valentina esboza una sonrisa tan sensual, que provoca inquietud en Alexander.
—que te digo...— hace un gesto ella de qué está pensando —es guapo, educado e inteligente, pienso que es muy interesante, así que si, si me gusta ¿Contento?
—¿Estas bromeando cierto?— frunce el entrecejo Alexander
—¿Tú crees?— sonríe ella y este de lo furioso que está, la besa sin precio aviso, su beso es tan demandante, que los labios de Valentina empiezan a doler, además que su estúpido descaro al ingresar su lengua
Valentina no cierra los ojos por nada del mundo, ella lo agarra lo aleja bruscamente, pero él como todo hombre con su maldito ego, la agarra y la vuelve a besar.
Luego deja de besarla, y la agarra de las manos, poniéndolas encima de su cabeza, para tenerla presa a él.
Pero ella lo reta con la mirada, y este aún más, es un desafío, una batalla, un infierno donde se están quemando lentamente.
—¡Suéltame!— exclamó enojada y luego escupe hacia el suelo dejándolo sorprendido —¡Que asco que me hayas besado!
—¡Mientes! Te gusto y no lo niegues Valentina, y te diré de una buena vez, que yo Alexander Williams, soy mejor hombre que ese maldito de Gutenberg, y quieras o no, eres mi esposa, si tanto te gusta ese hijo de puta, firma el maldito divorcio y dejamos está mierda así, y si no, así como tú me exiges, yo también, porque no quieres que me burle de ti, entonces tampoco lo hagas
—¡Maldito infeliz! Te atreves a decirme todo eso cuando tuviste a tu amante tan sólo horas atrás, y la besabas como si no hubiera un mañana, pues te advierto Alexander, que si tú no haces lo que te dije durante estos tres meses, te pudres
Alexander sonríe de manera forzada, para ocultar su disgusto.
—yo si pienso seguir tu estupido juego, pero no voy a permitir que estés con otro hombre mientras estemos casados
—¡Pues te jodes! Porque si tú buscas a Lore, la besas y te la coges, entonces yo también salgo a disfrutar, porque pretendientes es lo que me sobran por montón, pero, por estúpida de estar aferrada a un esposo fantasma, me estanque y no he vivido mi vida, así que lo mismo que te medes, te lo daré, ¡Ahora suéltame!— gruño ella, pero Alexander ejerce un poco más su agarre
Y luego la mira con malicia —ningún hombre, te haría sentir esto— hablo muy atractivo acercando su rostro al de Valentina, pero ella lo gira hacia la derecha para que esté no la besé, pero él, le quiere hacer entender que es el único que le podrá tocar.
Alexander pasa su lengua lentamente por el cuello de Valentina, y eso fue mortal para ella, suficiente para que sus pantys mojaran, pero se hace la tonta, y solo hace un disgusto de asco.
Intenta voltear su rostro, para que él no siga, pero Alexander hace un leve chupón sin dejar la marca, y para el colmo sube lentamente a la oreja de Valentina pasando su lengua y ella muerde su labio inferior aprovechando que este no la está viendo, porque lo siente demasiado rico, y más cuando esté se acerca bien, y ella puede sentir su gran bulto, ese que ella quiere que la agarre y la destroce.
Alexander le suelta las manos, para ponerlas en el trasero de Valentina y dar un leve apretón, y le gustó a él, porque es delicioso agarrarlo, pero ella lo empuja y le propina una fuerte bofetada.
—¡Es cuando yo quiera! ¡Idiota!— se acomoda ella el vestido y se apresuró a salir rápidamente del baño, su rostro está sonrojado y su respiración agitada
Por salir rápidamente sin querer, choca con alguien, haciendo tambalear a Valentina, pero unos fuertes brazos la agarraron y ella fija su mirada en él.
Es Felipe Gutenberg, el cual se percató de la demora de su jefe, y solo venía a llamarle para no hacer esperar a los nuevos clientes.
—¿Estás bien?— preguntó él disfrutando de su cercanía
—lo siento...— Valentina intentó retomar su compostura y justamente sale Alexander muy eufórico por la bofetada tan fuerte que Valentina le propinó
Al ver como Felipe la tiene entre sus brazos, al verlos así muy juntitos, el diablo se desató en él.
Alexander aplaude con sarcasmos.
—¡Pero qué bonito, hacen está linda pareja!— hablo sarcástico
—señor, disculpe...— la ayuda Felipe y Valentina retoma su compostura totalmente
—no pierdes el tiempo ¿No Valentina? Así quieres las cosas, perfecto— Alexander, sintió esas ganas de golpear a Felipe, pero no quiere formar un escándalo, por lo que marcha nuevamente a la mesa donde lo esperan
—Lo siento señor Gutenberg, lo mejor será regresar para que puedan... Terminar el negocio
—no quería ocasionar problemas, pero descuide, usted no se preocupe, ya que él es el que está en deuda con usted, no tienes porque sentir culpa, porque no has hecho nada malo
—lo mejor...es que nos vayamos a la mesa— sugiere Valentina y Felipe suspira para luego seguirle el paso a la mujer
Al llegar a la mesa, Alexander está bebiendo whisky seguidamente.
—señor Williams, en su ausencia ellos firmaron, están satisfechos con las propuestas, pero desean verlo firmar a usted— le plática Felipe, a Alexander
Lo malo es que Alexander está que mata y come del muerto, él agarra el bolígrafo y firma rápidamente, luego se coloca de pié, y se bebió el trago de whisky a fondo.
Estrecha su mano con los nuevos clientes, y luego agarra a Valentina de la mano sacándola del restaurante dejando a todos intrigados.
—¿Qué te pasa?— pregunta ella entre dientes
—me pasa que tú eres mía y de nadie más— las palabras demandantes de Alexander hacen que ella sonría en su interior
—¡Estas loco!— Valentina lo mira con enojo
—tú me estás volviendo loco
—señor— se acerca Felipe
—¿Qué quieres Gutenberg— lo fulmina Alexander
—solo le quiero decir que voy para la empresa, para empezar con este proyecto
—señor Gutenberg, quiero que por favor me incluya, deseo también aprender su área, me parece muy interesante— pidió Valentina con una gran sonrisa que hace estallar a Alexander
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hola mis queridas lectoras, incio el mes de regalos en novelton, dejen sus regalos por esta linda historia, si abarcamos los tres primeros lugares en el ranking, hago maratón el fin de semana, recuerden que los días domingos, se inician el conteo de votos, y sigan así, comentando y dejado el me gustó en cada capítulo, un abrazo.
Me gusta mucho..Gracias por escribir tan bien.